Constitución 1940

Diario de Sesiones de la Convención Constituyente – Sesión 22 (extraordinaria)

Diario de Sesiones de la Convención Constituyente - Vigésimo Segunda Sesión - 23 de abril de 1940 (extraordinaria)
Nota:
El texto presentado a continuación, es el resultado de un proceso automatizado de “Reconocimiento Óptico de Caracteres”, por lo que algunos errores ortográficos pueden estar presentes en mismo.

DIARIO DE SESIONES
de la
Convención Constituyente

Vigésimo Segunda Sesión – 23 de abril de 1940
(extraordinaria)


(CONTINUACION DEL DIA 22)

Presidente: Sr. Ramón Grau San Martín

Secretarios: Sr. César Casas Rodríguez

Sr. Emilio Ochoa Ochoa

SUMARIO

A las 4 y 35 p. m. la Presidencia, reanudó la sesión Los señores Delegados Mañach y Ochos ex- plicaron sus votos- A petición del señor Delegado Cobrera Hernández, se pasó lirta, respon aron diendo a la misma cuarenta y cinco señores Delegados, comprobado el quorum, continuó la sesión. La Presidencia después de un debate sometió a votación nominal la enmienda al ar- ticulo quinto del señor Delegado Capablanca, siendo rechazada por veinte y seis y seis votos en con- contra y diez y siete a favor. Puesta a votación la enmienda del señor Delegado Alvarez de la Vega, al artículo quinto, fué rechazada la misma en votación ordinaria. Puesto a discusión el artículo quinto del Dictamen fué aprobado, en votación ordinaria-Lectura del artículo sexto del Dictamen y de dos enmiendas de los señores Delegados Mafñach y Alvares de la Vega.- Puesta a discusión la enmienda del señor Delegado Mañach, que suprime el articulo y efectua- da la votación nominal fué aprobada por veinte y nueve votos a favor y diez y ocho en con- tra, quedando por lo tanto tanto suprimido el articule. Lectura del artículo séptimo del Dictamen, ani como una enmienda del señor Mañach, puesta discusión fué aprobado el primer párra a fo de la enmienda, siendo aprobados el segundo y tercer párrafo del artículo del Dictamen, siendo aprobado el párrafo segundo de la enmienda, que suprime el párrafo final del artículo séptimo del Dictamen. En votación ordinaria y sin debate fué aprobado el Art. octave del Dic- tamen. Lectura del Art. noveno del Dictamen, el cual sin debate y en votación ordinaria fué apro- bada. El señor Delegado Icharo propuso un receso hasta las tres p. m. del siguiente día, el cual fué aprobado en votacich prdinaria-La Presidencia en virtud del acuerdo anterior, sus- pendió la sesión a las ocho y cincuenta p. m.

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PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Se reanuda la sesión.

(Eran las cuatro y treinta y cinco p. m.).

Está en el uso de la palabra el señor Alvarez, pa- ra explicar su voto.

ALVARES (AURELIO): Renuncio a la explica-

PendENTE (GRAU SAN MARTIN): Tiene la palara señor Ichaso, para explicar su voto,

а. Ксило (Passco) Renuncia a la explica jón de voto.

S PRESIDENTE (GRAU BAN MARTIN): Tiene la palabra el señor Mañach para explicar su voto.

MASACH (JOmax): Señor Presidente y señores Delegados: Sencillamente para explicar el voto ne gativo que este Delegado dió en lo que se referia al problema suscitado sobre los límites de Matanzas y Santa Clara. Ese voto negativo no prejuagaba en lo absolute el contenido de la enmienda, sino que se referia a la forma, entendiendo este Delegado que es materia legislativa y por consiguiente incumbe al Congreso resolverla.
PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Tiene la palabra el señor Ochca, para explicar su voto.
Оснол (Емию): Señor Presidente y señores Delegados: Si he votado que no, es porque entien- do que esta cuestión es materia a tratar por el Con- gress en una legislación posterior.
PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Se va a dar lectura a una enmienda.

(El Oficial de Actus lee):

Sr. Presidente de la Asamblea Constituyente.

El Convencional que suscribe propone a la Asam blea Constituyente la siguiente.

ENMIENDA.

El Artículo 5 del Dietamen que se discute dará redactado en la siguiente forma:

«Artículo 5. El territorio de la República se divide en las seis Provincias que existen ac tualmente y éstas en términos municipales, pu- diendo incorporarse a otras dividirse pa- ra formar nuevas provincias, mediante acuerdo de las municipalidades y aprobación del Can. do sgreso.»

Salón de Sesiones de la Asamblea Constituyente, a los veintiún días del mes de abril de mil novecien-ción tos eunrenta. Dr. Carb Prio Socarrés.

CABRERA (JUAN): Tengo dudas sobre el qus- rum.

St. PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Se’ va a pa var lista.

(Et Oficial de Actas pasa lista).

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIs): (Falta al gún señor Delegado por responder al pase de listat

(Silencio.)

Han respondido al pase de lista 46 señores Dele- gados.

Respondieron al pase de lista los señores: Aloma, Alvarez de la Vega, Andreu, Bravo Acosta, Bravo Correoso, Cabrera Hernández, Capablanca, Casaпо- us, Casas, Cordero, Corona, Cortina, Coyula, Cuer to Navarro, Dellundé, Dikigo, Duarte, Esteva, Fue- yo, Galano, Garcia Agüero, Garcia Rodrigues, Quás Inclán, Hernández de la Barca, Ichaso, Jay, Lau rent, López Negrón, Mañach, Marinelle Martinez Sáenz, Mesa, Meso, Mujal, Núñez Mesa, Ochoa, Ori- zonde, Prieto, Prio, Roca, Rodriguez Cartas, Sán chez, Silva, Villach, y Grau.

Hay quórum

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Se va a dar lectura a varias enmiendas presentadas.

(El Oficial de Actas lee):

A LA CONVENCION CONSTITUYENTE

El Delegado firmante propone oportunamente a sa Asambica, en relación con el articulo VI dei Dictamen de la Sección de Organización Nacional, Ciudadanía y extranjería, lo siguiente:

«Como el articulo VI del Dietamen compren- de preceptos atinentes unicamente a in organı zación interior del territorio nacional, que cual- lesquiera fueren sus modificaciones o prescrip- ciones, en el propio articulo previstas por los dietaminantes, no imprimirian carácter externo alguno a la personalidad Juridico-Politica del Estado Cubano, asi ecmo por no constituir tam- poco materia permanente, proponemos que ese articulo sea llevado a un título especial en el que específicamente cuadraría mejor su inclu- sión y que podría dencminarse asi»:

«De las Divisiones Territoriales del Estado, sus Regimenes de Gobierno y Alministración, sus Punciones y Relaciones con los Organismos Dirigen quetes del Estado.

La Comisión Coordinadora mantiene como artícu to a de su dictamen el párrafo primero del que pro puso como VI la Sección de Organización Nacional, Ciudadanía Extranjeria, suprimiéndole los dos pá rrafos finales que lo complementaban, para llevar- los, según expresa en la página 111 de en menciona Dietamen, a la Sección de Provincias y Munici pios. Al hacer esto no sólo desarticula la unidad de las bases atinentes a la integración territorial del Estado sino que incurre además, en la contradic de atribuir primero limites permanentes a las Provincias, para preveer después, la posibilidad de su variación. Veámoslo si no:

El artículo 5 de referencia dice: «El territorio de la República se divide en Provincias y éstas en Términos Municipales. Las actuales provin- cias se denominaráu: Pinar del Rio, La Haba na, Matanzas, eto, etc., con sus actuales limites».

En la página mencionada la Comisión Coordina dora expresa le siguiente:

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«En el que ahora es artículo 5 de la Comisión Coordinadora fueron suprimidos dos párrafos que se dejaron para considerarios cuando se llegara a la Sección de Provincias y Municipios.

Estos párrafos dicen:»

«Las Provincias podrán incorporarse unas a otras, o dividirse para formar nuevas Provincias, o modificar sus limites mediante acuerdo de los res- pectivos Organismos Provinciales» ete., etc.

Atendiendo a lo anteriormente expuesto, tenemos el honor de reproducir nuestra expresada proposi ción, solicitando de la Asamblea que acuerde llevar el artículo 5 del Dictamen de la Comisión Coordi nadora, con el número que le corresponda, al Titulo o Sección en que se defina la división territorial, adicionado con los dos párrafos que complementaban además el artículo VI del Dietamen de la Sección de Organización Nacional, Ciudadania y Extranje- ria, con el titulo y la redacción siguiente:

título

«DE LAS DIVISIONES TERRITORIALES DEL ESTADO, SUS REGIMENES DE GOBIERNO Y ADMINISTRACION, SUS FUNCIONES Y RE- LACIONES CON LOS ORGANISMOS DIRIGEN. TES DEL ESTADO.»

«Articulo…..El territorio de la República se divide en Provincias y éstas en Términos Muni cipales.

«Las Provincias podrán incorporarse unas a otras, o dividirse para formar nuevas provincias, modi- ficar sus limites mediante acuerdo de los respecti vos Organismos Provinciales y aprobación del Con greso.

También podrán incorporarse unca Municipios a otros, o dividirse para constituir municipios dis tintos o alterar sus limites en la forma que establezo can esta Constitución y la Ley.»

Salón de Sesiones de la Convención Constituyente, en la Habana, a los diez y ocho días del mes de abril de mil novecientos cuarenta. Aurelio A. Alvarez,

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Se va a dar lecturas otra enmienda presentada.

(El Oficial de Actas lee):

Enmienda al Art,

El territorio de la República se divide en provin cias y éstas en Términos Municipales.

Ramiro Capablanca.

PRESIDENTE (GRA SAN MARTIN): Se pon discusión la esmena del señor Capablanca.
BRAVO ACOSTA (ANTONIO): Pido la palabra.
PAESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Tiene la palabra el señor Bravo Acosta.
BRAVO ACOSTA (ANTONIO): En primer lugar, seflor Presidente, para rogar que se de lectura a la

enmienda que se va a discutir… Como se han lel do varias, hay que saber sobre cual se va a tratar.

PRESIDENTE (GRADO SAN Maurin): Se va a dar lectura a la esmena del señor Capablanca.

(El Oficial de Actas la lee nuevamente).

BRAVO ACORTA (ANTONIO) Pido la palabra….
PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Tiene la palabra el señor Bravo Acosta.

St. BRAVO ACOSTA (ANTONIO): Para un ruego al señor Capablanca…

Quiero en este ruego, distinguido compañero, que no pueda parecer, muy lejos de eso, que es algo que pudiera ser, en la técnica técnica parlamentaria, uha enseñanza o una indicación…

Este primer párrafo está contenido en el Dieta men…

Creo que lo que se propone S. 8. es suprimir ei segundo párrafo y asi podriamos llegar, de una ma- nera más concreta, a mantener el primer párrafo 3 suprimir el segundo, ai lo acuerda la Convención, encaminando su enmienda en ese sentido, ya que eu cuanto al primer párrafo todas las enmiendas están

contextes. SR CAPABLANCA (RAMBO): Pido la palabra.

84, PASIDENTE (GRADO SAN MARTIN): Tiene la palabra en señor Capablanca.

CAPABLANCA (RAMINO): La enmienda mia es sustitutiva del articuro; de modo que, como dice muy bien el companero Sr. Bravo Acosta, compren de sólo ese primer párrafo.

Como hay varins enmiendas presentadas y adverti en el dia anterior que se debatin el problema de la denominación de las Provincias, de la posible unión de las mismas o de su división para constituir dos más, ete, yo presenté esta enmienda, porque en otros articulos, correspondientes al régimen provin al, se desenvueve esta materia.

Por ejemplo: acabo de oir la lectura de una en- mienda según la cual las Provincias podrán unirse dividine, alterar sus limites, etc… Pero esto es tá comprendido en un articulo del Régimen Provin cial, y, como esta materia la vamos a encontrar al estudiar dicho régimen, es por lo que propongo en la enmienda que en esta parte únicamente se diga que el territorio de la República ze divide en Pro- vincias y éstas en términos municipales,

Es ese el fundamento de la enmienda que someto a la consideración de la Asamblea y ruego a los compañeros le impartan su aprobación.

BRAVO ACOSTA (ANTONIO): señor Presidente y señores Delegados: no es mi propósito discutir sobre esto, sino procurar adelantar el trabajo… Si to das las enmiendas coinciden en mantener este primer párrafo, y la Presidencia lo estima oportuno, pode mos dividir la disensión de este articulo en sus doa párrafos: disentir primero el primer párrafo, con el que creo que estamos conformes todos, y, en cuanto al segundo, que el señor Capablanca formule una

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onmienda suprimiéndolo, que sería la más radical en este caso,

De otro modo podrían producirse enmiendas adi cionales al aprobarse la del señor Capablanes.

CAPABLANCA (RAMIRO): Acepto la indicación del señor Bravo Acosta pide la supresión del se gundo extremo, lo que haré por eserito.
PURSIDENTE (GUAL SAN MARTIN): Hay otra enmienda que modifica también el primer párrafo, es in del señor Prio Socarrás.

Su. PHÍO SOCARRÁS (Camca): Vo la retiro y me uno a la enmienda del señor Capablanca.

PARSIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Por retira da la enmienda del señor Prío.

Vamos a discutir la supresión del segundo párrafo

ALVAREZ (AURELIO) Presidente Seliar: Pido la palabra.

S&. PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Tiene la palabra el señor Aurelio Alvarez,

Sn ALVARKI (Aum): Señor Presidente y seño res Delegados: De modo breve… Parecía indicado que las enmiendas se hubieran clasificado…. El que habla tiene formulada una que pide la supre sión del precepto, llevándolo a la Sección del Tita lo que trata de in división territorial. SR. PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Se va a dar lectura al primer párrafo del artículo So. del Dicta men y a la enmienda.

(El Oficial de Actas lee el primer pårrafo del ar ticulo 5o, del Dictamen),

ALVAREZ (Auutaę: Con la venia de la Pre sidencia.

St. PRESIDENTE (GRAU SAN MARTfs): Tiene la pa labra el señor Alvares,

ALVARES (AURELIO) Voy a leer el preámbulo de la enmienda, argumentado en forma breve.

«El Delegado firmante propuso oportunamente… (Continúa leyendo,)»

Aqui ha venido el error de suponer enmienda estaba mantenida al articulo primero del Dictamen de la Comisión Coordinadora.

esta

Esto es lo que dice la Comisión Coordinadora (lee)

Pero forme la propia Comisión Coordinadora en an in a esta Asamblea, al no haber podido rendir su tarea dice (lee). contradicción que surge al

Hemon anotado ya la acordar la división territorial que mantiene las pro- vincias con sus actuales limites, aunque Coordinadora la Comisión le haya dado elasticidad a la redacción del precepto, puesto que impedirá que las provin cias puedan dividirse para crear otras nuevas. Por ello la enmienda que pide llevar ese precepto al ti- que tulo correspondiente, discutiéndolo cuando se trate de la división territorial en provincias y munici

piadoso

CAPABLANCA (Rastro): Pido la palabra.
PRESIDENTE (GRADO SAN MARTÍN): Tiene la palabra el señor Capablanca.

SR, CAPABLANCA (RAMINO): Como el compañero Alvarez no me ha concedido la interrupción que ha bía solicitado mientras exponia los razonamientos a favor de su enmienda, quiero aclarar que mi enmien- da no dice lo que el acaba de manifestar ni consta tal ecntradicción, porque mi enmienda única y ex elusivamente se limita a consignar que el territo rio de la República se divide en Provincias y éstas

Términos Municipales.

en Es después, cuando se discuta el Titalo corres- pondiente al régimen provincial, cuando podria ra tablecerse que las provincias pueden uninse, sepa rarse, ete., sin que por esto exista contradicción al- gana, eon lo que expresa el articule que se discute.

Yo dije en mi enmienda, a la que se acaba de dar lectura, y seria eonveniente volver a leer, que el te rritorio de la República se divide en provincias, y óstas en Términos Municipales,

Esto es lo que dice, exclusivamente.

Sano. PENTE (GRADO SAN MARTIN): la ennlenda del señor Capablanca se va a leer nuevamente,

(El oficial de actas la les nuevamente.)

PRESIDENTE (GRADO SAN MARTIN): A disen sión la esmena del señor Capablanca.
BRAVO ACONTA (ANTONIO) Quiero Nawar la atención sobre lo siguiente: que la Convención sepa, ol en que ha de aprobarse la enmienda del señor Capablanca, queda suprimido el segundo párrafo, si porque si es asi la interpretación que va a dar la Presidencia, yo voy a solicitar entonces, la palabra en ecutra de la enmienda.

SA, PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Se entiende que queda suprimide.

Calle. BRAVO ACOSTA (ANTONIO) Pido la 1-hija.

Sa. ParaDENTE (GBAU SAN MARTIN): Tiene la palabra el señor Bravo Acosta.

Sa. BRAVO ACOSTA (ANTONIO) señor Presidente y señores Delegados: La Sección, a que correspondió el estudio de este asunto, estimé y estima que el adecuado es este lugar; hacer un señalamiento de las provincias que actualmente constituyen la Re- pública. No va ese precepto encaminado a prohibir, en manera alguna, el que puedan en el mañana, agruparse o dividirse las respectivas Provincias, pues desde el 20 de Mayo, cuando empiece a regir la Constitución, es necesario señalar cuantas son las provincias en que está dividido el territorio.

Como muy bien sefialaba sobre este particular el señor Marinello, en el día de ayer, de que era in- dispensable colocarlo en este lugar, cuando se habla en la Sección correspondiente al territorio de la Re- pública. Debe señalarse, y señalarse no sólo que está dividida en Provincias, sine señalarse también cuân- tas son las Provincias actuales.

Se podría alegar, como había una enmienda que. fué retirada, de que en algunas Constituciones no

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Después procederá, al tratar del Régimen Provin- señocial y Municipal, describir la división territorial; pero el territorio, en lo que tiene de básico para la unidad nacional y a los efectos de la Constitución, ya está deserite…

se señala las Provincias de que se constituye un te rritorio, y yo puedo leerles, señor Presidente y res Delegados, que en la Constitución de Chile, en la del Perú, y en otras naciones, como en la Argen tina y en la de México, que se toma como un ejem plo de Constitución por muchos aficionados a las nuevas Constituciones, que todas tienen clasificadas cuáles son las Provincias en que se divide rio y en algunas casi se señala el territorio con una elasificación distinta de cual es la Provincia o el

Estado del país. Si se aprueba la enmienda del señor Capablanca y entiende la Presidencia que ha de quedar suprimi- da la denominación de las provincias actuales, yo estimo, manteniendo el dictamen de la Comisión con euya Presidencia me honraros, que es necesarieze ñalar esto, en la forma en que está en el Dictamen y por tanto solicito de la Convención que rechace la enmienda del señor Capablanca, y que sea el Dicta men el que en definitiva se apruebe.

CAPABLANCA (RAMIRO): señor Presidente: para un turno de medio minuto.

S PRESIDENTE (GRADO SAN MARTIN): Tiene la pan palabra el señor Capablanca.

CAPABLANCA (RAMMO): señor Presidente y ae- ñores Delegados: Para decir a los compañeros sim- plemente, en respuesta al tarno consumido por el señor Bravo Acosta, que todo lo que él propone pue de hacerse, si si 1 la Asamblea lo estima así, en la parte correspondiente al Régimen Provincial. En modo alguno mi enmienda impide que se cambie la deno minación de las Provincias; si la Asamblea asi lo estima, puede hacerse en su oportunidad.

St. ALVAREA (Avastao): Pido la palabra en con- tra.

St. PRESIDENTE (GRAU SAN Marris): Tiene la palabra el señor Alvarez,

ALVARES (AURELIO): Para solicitar de la Asamblea que se discuta la enmienda que ha formu lado el que habla, por ser la más radical, ya que pi de la supresión del precepta.
РиканеNTE (GRAU SAN MARTIN), En la en mienda del señor Alvarez se propone algo que está en el mismo Dictamen, en el Dictamen de la Comi- sión Coordinadora; es decir, que el territorio de la República se divida en Provincias y Términos Mu- nicipales.
ALVARER (AURELIO): Pero no en este lugar, se fior Presidente.

Ruege excusa a la residencia, porque no está en mi ánimo molestar a la Asamblea, pero debo hacer una aclaración.

En contra del criterio respetabilísimo del señor Bravo Acosta, estimando sin jaetancia que manten- go el criteris más acertado, ya que el Dietamen al fijar el territorio dice: (lee).

Sigue el otro precepte: (les).

Y aqui viene lo referente al territorio (lee).

Cuando se trate de dividir el territorio en Provincias y Municipios, se hará la división territorial

El que habla solicita en su Enmienda otro lugar para el precepto que se discute, prometiendo no mo lestar más a la Asamblea sobre el asunto. Sa. PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): En cuanto

a lo que propone el señor Alvarez, la Presidencia de- be manifestar que en estos momentos está a discu sión la ctra Enmienda. Desde luego podría fusionar- se en Enmienda con la otra, si fos firmantes de la que se debate lo autorizan. Pero, ahora, se está es tudiando la otra Enmienda, ,

Dentro de breves momentos será discutida la En- mienda del señor Alvares y entonces comprobaremos si se rechaza o se admite su tesis.

ALVAREZ (AURкло): Acato la resolución de la Presidencia. Quise solamente dar un aperte, y después, aceptar el criterio de la Asamblea,

Sa. ALOMA (FRANCIBOO): señor Presidente: Pido la palabra.

PRESIDENTE (GRAL SAN MARTIN): Tiene la palabra el señor Alomá.
ALOMA (FRANCISCO): Yo rogaria al señor Ca pablanca, que me aclarase, porque al principio el dijo que la enmienda, en manera alguna, tendis a suprimir el precepto.

Yo quiero saber si la Enmienda del señor Capa blanca una Enmienda sustitutiva o una Enmien- da que se va a agregar al precepto,

CAPABLANCA (КАМIНО): señor Presidente: Pi- do la palabra para aclararle al señor Alomá.
PRESIDENTE (GHAU SAN MARTIN): Tiene la palabra el señor Capablanca.
CAPABLANCA (RAMIRO) Como decía el com pañero señor Aurelio Alvarez, hace unos momentos, se habla en el Dictamen del territorio de la Repú blica, y no me parece que está demás, en este lugar, que se diga después, no importa que se haya inter calado algún articulo mal situado, porque después la Comisión de Estilo puede colocarle en su lugar correspondiente. que dicho territorio se divide en Provincias y éstas en Términos Municipales,
PRESIDENTE (GRADO SAN MARTÍN): Se pon a votación la Enmienda del señor Capablanca.

Se. Basvo ACOSTA (ANTONIO) Votación nominal señor Presidente,

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): A solicitud de un señor Convencional, se va a votar nominal- mente. Lca señores Convencionales que estén de acuerdo se servirán votar que si; los que no estén de senerdo votarán que no.

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(Se efectúa la votación)

PLESTYNTE (GRAU SAN MARIN): Falta al- gün señor De’egade por votar!

(Silencio).

Han votado señores Delegados: 26 que no y 17 que si

Votaron en ecntra los señores: Aloma, Álvarez de la Vega, Andreu, Bravo Acosta, Bravo Corres Cabrera Hernández, Cordero, Corona, Cortina, Coyula, Dellunde, Duarte, Pueyo, Agüero, García Rodríguez, Gudús Galano Inclán, García Negrón, Marinello, Núñez Mesa, Prieto, Roca, Rodríguez Letras, Sánchez Silva y Zaydin,

Votaron a favor los señores: Capablanca, Casas, Cuereo Navarro, Chibás, Dikigo, Esteva, Hernán dez de la Barca, Mañack, Martinez Sáenz, Mesa, Mujal, Ochoa, Parrado, Prio, Rodriguez Rodriguez, Villoch y Gran

Queda rechazada la enmienda,

Se va a dar lectura a la enmienda del señor As relio Alvarez.

(El Oficial de Actas la lee nuevamente).

Sa. PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Se pone a discusión la Enmienda.

BRAVO ACOSTA (ANTONIO): Pido la palabra en contra.

SIL. CAPABLANCA (RAMIRO) Pido la palabra en contra.

MUJAL (EUsamo): Pide la palabra por favor.
PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Tiene la palabra el señor Bravo Acosta en contra.
BRAVO AOONTA (ANTONIO): Señor Presidente y señores Convencionales. Por las mismas razones expuestas anteriormente, y, rmente, y, además, porque la En nda del señor Aurelio Alvarez mienda se refiere a lo que puede ser agrupación o división de las Provincias y este extremo si entiende el Convencional que habla que puede ir a la Sección correspondiente de las Provincias, porque hay que distinguir entre una cuestión que debe ir colocada en este precepto y otra que debe ir colocada en la Sección correspondiente. La Sección que tuvo a su cargo el estudio de este problema, entendió que aquí en este lugar de la Constitución debe hacerse la nomenclatura de cómo se divide el territorio cubano.
ALVAREE (AURELIO): No es sino por el mejor erden de la discusión en los debates.

La enmienda no pide que se incluya en el lu- gar del artienlo quinto del dictamen esto que se propone.

BRAVO ACOSTA (ANTONIO): ¿Qué se ha pro puesto por lo tantot
ALVAREZ (Avano): Estaba proponiendo su remisión a la Sección del Titulo correspon diente a la división territorial,
BRAVO ACOSTA (ANTONIO): Yo ruego a la Pre sidencia que me qué es lo que se propone en la enmien-

da, porque la Presidencia acaba de ordenar la lectura como sustitutiva del número correspondiente al die tamen. Si es sustitutiva de éste hay que discutirla ahora, y por ello, pido la palabra en contra. Si lo que el señor Aurelio Alvarez propone es que se tras- de a stro lugar, la enmienda del señor Alvarez, con perdón de él, no está redactada en forma que pueda ser tratada en el sentido que él indica, y tiene que proponer una enmienda en el sentido de que se sus penda la discusión de este asunto en este lugar y que se lleve a discutir cuando se trate de la Sección de las Provincias y de los Municipios. Pero si se da enenta de que es una enmienda sustitutiva de este precepto, hemos de discutirla en este momento, y si resulta rechazada, no puede después llevarse a nin- gún otro lugar.

ALWARES (AURELIO): De todas maneras, gra cias, señor Delegado Bravo Acosta, si hubiera podi de ilustrarme sobre la forma en que hubiera podido redactar mi eumienda, pero es lo cierto que está ro dactada correctamente. Voy a leerla nuevamente.

No son sino consideraciones que se sugieren como eumienda sustitutiva formulada al artículo quinto

El articulo de referencia dice:

«El territorio de la República… (lee).

Ahora el que habla, atendiendo a lo anteriormen te expuesto, tiene el honor de reproducir su propo sición, solicitando de la Asambles que acuerde llevar el articulo quinte del dictamen de la Comisión Coor dinadora, con el número que le corresponda, a la Sección en que se defina la división territorial… (lee).

Estimo que la enmienda está redactada correcta- mente.

BRAVO ACORTA (ANTONIO) Desde luego, por tres ocasiones mi distinguido compañero el señor Aurelio Alvarez, ha hablado con respecto a su en mienda. Es la primera vez que le oigo la lectura de lo que en definitiva él propone y este particular no es lo qu lo que se ha leído por orden de la Presidencia, sino se ha sometido a discusión una enmienda sus titutiva del articulo quinto.

Yo ruego a la Presidencia, con todo el respeto que tengo para ella que determine qué es lo que se va a discutir. Si es el traslado como dice el señor Au relio Alvarez, de este precepto, para disentirlo en la oportunidad que corresponda, o es la sustitución del artículo quinto del dictamen, para entonces yo poder hacer uso de la palabra en la forma que sea

conveniente. SA, PRESMENTE (GRAU SAN MARTÍN): Primero: que se traslade al Capítulo del Régimen Provincial Municipal, y otra modificativa que se acaba de leer. Tiene dos partes la enmienda.

CAPABLANCA (RAMIRO): Pido que se lea nue vamente, sefñor Presidente, porque tengo entendido que la enmienda dice algo más.
PRESIDENTE (GRADO SAN MARTÍN): Se va a

leer nuevamente. (El oficial de actas la les nuevamente.)

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BRAVO ACONTA (ANTONIO): Continño en el uso de la palabra, señor Presidente. Yo entiendo que les particulares a que se refiere la enmienda del se ñor Alvarez, ni siquiera pueden ser discutidos en esta oportunidad. No obstante ello, yo voy a aceptar

que se discuta. Los problemas que plantea el señor Aurelio Alva res, es como cuestión previa al acuerdo de la Con vención de que este asunto se resuelva ahora, y des pués se lleve a otro Capítulo. Dada la organización hecha por las distintas See

ciones, corresponde en aquella oportunidad tratar el problema de la agrupación e división de las Pro- Sigo entendiendo que aqui en osta parte de la Constitución, como cuestión técnica, tiene que deela rarse que es lo que integra o como se divide el te rritorio de la República, y como se denominan. Sigo manteniendo el dictamen presentado por la Sección correspondiente y ruego a los señores Delegades que rechacen la enmienda del señor Aurelio Alvarez y que se apruebe, en definitiva, el dictamen presen- tado por la Sección.

ganaras

CAPABLANCA (RAMINO): Pido la palabra.
PRESIDENTE (GRAD SAN MARTIN): Tiene la palabra el señor Capablanca.
CAPABLANCA (RAMINO): Señor Presidente y señores Delegados: El artículo quinto del dictamen dice textualmente «el territorio de la República se divide en Provincias, y éstas en Términos Munici pales. Las actuales Provincias son: Pinar del Rio, Habana, Matanzas, las Villas, Camagüey y Oriente, actuales limites.» Derrotada mi enmienda que tendía a que sola

con sus mente se expresara en este lugar que el territorw de la República se divide en Provincias y éstas en Términos Municipales, admito que el articulo quede redactado como viene en el Dictamen de la Comisión Coordinadora, pero que no se le agregue la parte que se refiere a la división de las Provincias, porque eso ya es materia específica del régimen provincial, donde no se habla del territorio ario de la República, si- no de las Provincias. Aquí se está hablando del te rritorio Nacional y bien está que se divida en Pro- vincias, y éstas en Términos Municipales, y hasta que se determine el nombre de las Provincias con sus actuales limites. El artículo del dietamen, y apro- veeho la oportunidad para expresar mi opinión so bre este particular, no es contradictorio con el ar tículo del régimen provincial que habla de la alte ración de limites, aunque aquí se habla del nombre de las actuales Provincias y de sus limites actuales, «lo cual no quiere decir que en el futuro no pueda haber una Provincia más, ni impide tampoco que en el futuro esos límites se modifiquen.

Derrotada mi enmienda, repito, acepto el artien. le del dictamen tal como está y solicito se rechase la enmienda del señor Alvarez, porque esta enmienda entra en lo que es exclusivo de fiere al Régimen Provincial. la Sección que se re

MUJAL (EUSEO): Pido la palabra.
ALVARER (AusuLao): La había solicitado antes.
MUJAL (EUSEBIO): Tengo entendido, señor Prosidente, que el señor Alvarez había pedido la labra ecu anterioridad a mi. Yo le cedo la prima cia en el turno, aunque no el turno.
PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Tiene la palabra el sefior Alvarea.
ALVAREZ (AURELIO): señor Presidente y se ñores Delegados: Võome compelido a una reiterada explicación de mi infortunada enmienda, al no ha ber podido darme a entender, apenado de que en el record de la Convención aparezca que ninguno de los señores Delegados la hubiera comprendido.

Estoy pidiendo expresamente que no se discuta el precepto de mi enmienda, por considerar que des pre pués de haberse definido el territorio nacional en lo fundamental, no debemos establecer una nueva definición territorial, sino cuando definamos las Pro- vincias y Municipios, en la Sección que corresponda. Estoy solicitando esto solamente en el deseo de que se resuelva acertadamente por la Convención, sin aspirar en definitiva a que se apruebe o desaprue- be lo propuesto, sino a realizar mi deber y a que conste en el Diario de Sesiones mi atención a las lo bores de la Constituyente, de la manera que en tiendo debo aporte y nada más. Rechácese la enmienda aceptese aunque desde luego me seria más satisfactorio que fuera aprobada, el hecho es que ni el doctor Bravo Acosta ni el doctor Capablanen han captado su verdadero sentido, lo que ella pro- pone. Solicita, que no se establezca en este lugar la división territorial, sino que tal se haga después en el lugar que dela hacerse era definición.

PARSIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Tiene in palabra el señor Mujal.

SK MUJAL (Rusamo), Señor Presidente y seño res Convencionales: Yo caso que ésta es una cuestión rápida y breve.

Simplemente estoy en contra de que se fije el ac- tual limite a las Provincias, por lo enal estoy total- mente en dosacuerdo con el Dictamen. Voté con la enmienda del señor Capablanca, y al ser derrotada, me parece práctica la presentada por el señor Aure lio Alvarez, porque remite a la ley el asunto. En eambio, de aprobarse arse el el Dietamen, habrán de admi tirse los actuales limites, sin posibilidades de varian tos; y remitiéndonos a la aprobación de la enmien- da del señor Alvarez, que remite a su lugar adecua- do la cuestión territorial de divisiones provinciales y municipales, y asi euando se discuta esto, se fijarán por medio de la ley los límites que deben tener las actuales Provincias.

En este problema, y no quiero honrar con ello la ausencia de algunos compañeros Convencionales, sobre todo, la del señor Ferrara, que ha presentado a la mesa, a través del señor Cortina, el criterio de que en estas cosas no se debe establecer un criterio fijo, entiendo que los actuales límites si serian una camisa de fuerza en este convenio a que nosctros queremos llegar, por eso estoy de acuerdo con lo que propone el señor Alvarez, para que se inserte en el lugar avertade la enmienda que él ha propuesto.

— 8 —

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): A. votación la enmienda del señor Alvarez,

Los que estén de acuerdo con ella se servirán le- vantar el brazo.

(La minoria de los señores Delegados asi lo hace)

Desechada la enmienda.

PRESENTE (GRAU SAN MARTIN): Se pone a discusión el punto cinco.

Sa. GUAS INCLÂN (KAFARI): Señor Presidente y señores Delegados: Para hacer una observación en reverencia ai texto de este Articulo Quinto que dire asi: (Lee).

Dentro de texte gramatical de este precepto hay la expresión de un simple conocimiento geográfico, nada más. El texto dice: que las actuales Provincias sou las que enumera, con sus limites actuales. ¿Qué razón hay para expresar un simple conocimiento geográfico en un Texio Constitucionalt No hay nin guna limitación de futuro, no hay ninguna concep ción férrea sobre el número de las Provincias y so bre el limite de ellas, sino simple determinación de los actuales, las que alli se denominan en la forma que reza el precepto.

Por estas consideraciones, por estimar que este simple conocimiento geográfico no tiene que ser un precep.o constitusional, me opongo al mismo.

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): A votación el Articulo Quinto,

Los que estén ecnformes con el Articulo Quinto, s Ciudadanía servirán levantar la mano,

Te minoria de los señores Delegados así lo kace). tado otras

amos el articulo Quinto.

bea a dar lectura al Arileulo sexto.

(El Oficial de Actas lee):

LOC-La Capital de la República es la ndad de la Hatana.

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Se va a dar le tura a una enmienda supresiva, del señor Mañach

(Sl Oficial de Actas lee):

ENMIENDA

Se suprime el precepto marcado con el número 6 on e. Diciamen de la Comisión Cocrdinadora,

    1. La fijación de la Capital de la República no tiene, a juicio del Delegado firmante, relieve consti tucional, por lo cual procede suprimiria.

Salón de Seliones de la Convención Constituyente, a los 22 dins del mes de abril de 1940. (F)Jorge Mañach Robato, Delegado,

PRESUENTE (GRAU SAN MARTIN): Se va a dar lectura a una enmienda del señor Aurelio Alvarez.

(El Oficial de Actas lee): MODIFICATIVA

A LA CONVENCION CONSTITUYENTE

El Delegado firmante viene a reproducir la en mienda adicional que formulo oportunamente al ar tículo VII de la Sección de Organización Nacional, Ciudadanía y Extranjería y que ahora solicita sen aprobada en relación con el articulo 6 del Dictamen de la Comisión Coordinadora atendiendo a que la Constitución debe vigorizar las tradiciones naciona- les, consagrando por medio de hechos singulares que exalten sa recordación los sucesos históricos excepcio nales que registra nuestro calendario patriótico, co- me son el once de enero y el diez de abril, conmemo- rativos del incendio de Bayamo y de la primera Asamblea Constituyente Cubana de la República

en armas, dejándolo redactado en la siguiente forma: «Artienlo…..La Capital de la República es a Ciudad de la Habana, pero los días once de ene- ro y dies de abril de cada año, que serán festivos, el asiento del Gobierno se tradadará a las cindades de Bayamo y Guaimaro respectivamente.»

te Salón de Sesiones de la Convención Constituyen- , en la Habana a los diez y ocho días del mes de abril de mil novecientos cuarenta Aurelio A. Al Varca.

(El Oficial de Actas lee):

A LA CONVENCION CONSTITUVENTE

El Delegado firmante tuvo el honor de proponer a la Asamblea la aprobación de un articulo adicional al Dictamen de la Sección de Organización Nacional, y Extranjería, seguidamente del que des- cribía el Escudo Nacional, recomendando la adop ción de un lema republicano, al igual que lo han adop naciones y saciones y para honrar el que utilizaran nuestros gloriosos libertadores.

Preponer ahora que dicho artienio adicional pre- coda al 8 del Dictamen de la Comisión Coordinado ra, con la siguiente redacción:

«Articulo…… El lema de la República será «PATRIA Y LIBERTAD», único que podrá ser ut.lizado en los documentos y escritos oficiaies».

Salón de Sesiones de la Convención Constituyen- te, en la Habana, a los diez yoche dias del mes de abril de mil novecientos cuarenta Aurelio A. Al varez.

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Por ser la enmienda del señor Mañach la que más se aparta, se pone a discusión.

(Silencio.)

Se pone a votación. Los que estén de acuerdo se servirán levantar la mano.

MARINELLO (JUAN): Señor Presidente, qué es lo que se va a votar.
ParSIDENTE (GRAU SAN MARTIN): La enmien. da del señor Mañach, que propone la supresión del Articulo.
PRIO SOCARRÁS (CARLOS): Pido votación no minal.

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PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Se va a pro- ceder a la votación nominal. Los que estén de seuer- do con la entienda votarán que sí; los contrarios vo tarán que no

(Se efectúa la votación.)

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Han votado 47 señoros De’egades. 29 que si y 18 que no.

Votaron a favor los señores: Andreu, Cabrer Hernández, Capablanca, Casas, Cordero, Coyula, Chibás, Dellundé, Dikigo, Esteva, Fueyo, Garela Agüero, Guás Inclán, Hernández de la Barca, Ma nach, Marinello, Martinez Sáenz, Mera, Mujal; Ochoa, Oricondo, Parrado, Roca, Rodrigues Cartas; Rodriguez Rodriguez, Sánchez, Silva, Villeck y Vianent.

Votaron en contra los siguientes señores: Alemd, Alvarez de la Vega, Bravo Acanda, Bravo Correова, Санвога, Corona, Cortina, Cuervo Navarro, Duerte, Galeno, García Rodríguez, Ichaso, López Negrón, Núñez Me sa, Prieto, Prío Zaydia y Gran .

Queda aprobada la enmienda.

PATRIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Tiene la palabra el señor Guás Inclán, para explicar su voto.

SR, GUÁS INCLÂN (RAFAEL): señor Presidente y señores Delegados:

Dos palabras tan sólo para explicar mi pensamien, to. Desde luego que en aquellos que han votado fn- vorablemente esta enmienda, no ha habido el ánimo de discutir que la Habana es la capital de la Repë blica. La Habana es la capital de la República y lo mucho tiempo por derecho propia, por razón que lo es París de Francia, y Was- Estados Unidos. favorablemente la enmienda, por

cerá durante la misma higton de los Hemos votado que creemos que esta expresión simplemente geo- gráfica, no debe ser un precepto constitucional, sea la , por el mismo argumento que nos oponíamos a aprobación del articulo anterior; además, porque precepto Constitucional de la determinación en un es la capital de la República, tiene la Habana que l implicaciones legales, que en algún momento pudie ran ser embarazosas. En el caso de una gravisima epidemia, el caso de una invasión del territorio. en el caso de una guerra en que hubiese la necesidad de cambiar la de la República, nos parenteriamos con precepto constitucional fé

rreo que obligaba a que residiera en la Habana. Bien es verdad que cuando llegan circunstancias de esa naturalera, la Constitución se olvida, porque la vida manda, pero es preferible que en todas las ocasiones la Constitución marche de acuerdo con la

vida.

Sa. PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Tiene la pa labra el señor Prío Socarrás, para explicar su voto.

PRío SOCARRAS (CARLOR): señor Presidente y señores Delegados,

Lamento que sobre tode, los articu’os que se re fieren a esta expresión geográfica, el quinto y el séptimo, hayan sido aprobados de la manera que

lo han sido. No me parece constitucional, ni técnico ni jurídico el que aparezcan las denominaciones de las provincias. Está bien en los estados federales que aparezcan los estados que componen la federación o confederación, pero en esto de las provincias, me pa rece reducir nuestro criterio fundamental de lo que estamos haciendo, yendo a una lección de geogrfia de cómo está actualmente dividide,

Como en otra parte del Dictamen se dice que po drá dividirse y subdividirse, habrá que modificar la Constitución enando llegue la oportunidad de divi dir las provincias, habría que poner, por ejemplo: Pinar del Rio número dos. Yo entiendo que estan denominaciones no deben estar en la Constitución. Además, esto de las seis provincias no da la sensa eión del tamaño de nuestra naciona’idad, ni de nues tro pueblo, ni del número de habitantes.

Generalmente, los demás países están más subdi- vididos territorialmente, y quien lea desde otro país, sin ecnocer geografia ni estar adentrado en estas cuestiones extranjeras, este precepto constitucional, se hará una idea pequeña de nuestro país, y además, no hay congruencia en una Constitución de 318 ar ticulos, y esta división territorial de 6 provincias.

Por otra parte, para ser congruente, no debía vo tar a favor de la capital, aunque estimo también que la capital de la República de Cuba es tan conocida o más que Cuba.

En otros continentes, en el asiático, por ejemplo, conocen más la Habuna, porque syen mencionar el tabaco habano, que a Cuba, y traería una confusión cuando les hablaran de Cuba.

      1. PRESIDENTE (GRADO SAN MARTIN): Se va a dar lectura al Articulo 7.

(Et oficial de actas lee):

ARTICULO 7-La bandera de la República es rectangular, de doble largo que ancho y se com pone de einco franjas horizontales de un mismo an- che, tres azules y dos blancas, dispuestas alternada- mente. Junto al asta presenta un triángulo equilá tere rojo, que ostenta en su centro una estrella blan ea de cinco puntas, orientada una de éstas hacia arrilm Uno de los lados del triángulo es verti- cal, toma toda la altura de la bandera y forma al borde fijo de esta. La estrella está inseripta. en una circunferencia imaginaria, cuyo diámetro es igual al tercio de la latitud de la bandera. El color

es azul turqui.

En los edificios, fortalezas y dependencias públi cas y en los actos oficiales, se izará únicamente la bandera nacional: y las extranjeras, en los casos y en la forma permitidos por el Protocolo y por los usos internacionales, los tratados y las leyes.

Por excepción podrá enorbolarse en la ciudad de Bayamo, declarada monumento nacional, la bande- ra de Carlos Manuel de Céspedes.

El himno nacional es el de Bayamo compuesto por Pedro Figueredo, y será el único que se ejecute en todas las dependencias del Gobierno, cuarteles y ac tos oficiales. Los himnos extranjeros podrán ejecu

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tarse en los casos expresados anteriormente en re- lación con las banderas extranjeras.

El escudo de la República tiene la forma de una adarga ojival, partida hasta los dos tercios de su altura, por donde la divide una linea horisontal. El campo superior asi formado representa un mar, a los lados derecho e izquierdo del cual, que correspon den respectivamente al Norte y al Sur, asoman, fren- te el uno del otro, dos cabos o puntas terrestres. En- tre éstas, cerrando el estrecho que forman, se ex- tiende de izquierda a que derecha, suspendida en el aire, una llave de oro, con su palanca hacia abajo, Al fondo, el disco solar emerge sobre el horizonte hasta el cuarto de su diámetro vertical y esparce sus rayos por todo el cielo del paisaje. El cuartel o es pacio inferior de la derecha es shandrado con einco listas de color azul turquí y blancas, azul la más alta e inclinadas todas a de izquierda a derecha, y el tereer espacio o cuartel figura un valle, en el medio del cual se alza una palmera palmera y detrás de ésta dos montañas, ecmpletando el blasón ligero eelajo. Sir vele de soporte un has de varas cuyo extremo infe- rior asema por debajo del vértice de la ovija y el superior por la parte contral del jefe del escudo, sorten’endo como corona del mismo un gorro friric, vuelto hacia la derecha y decorado con una estrella de plata de cinco puntas. Una rama de encina y otra de ‘aurel, enyos extremos superiores se inclinan ha- cia dentro sobre el jefe por los lados derecho e iz quierdo, respectivamente, orian el escudo. Por tipo da

SA, PRESMENTE (GRAU SAN MARTÍN): Se va a dar lectura a ocho enmiendas modificativos del Ar- tieulo que acaba de leerse,

(El Oficial de Actas lee).

El De’erade que anseribe, inconforme en la re Anmelón Jarda en el D’e’amen de la Comisión Coor Amadere al artien’e marendo en el mismo con el 7 пronene one dicho precepto diga:

Articu’o 7 la Bandera de ‘a República ет we se izó en la Fortalera del Morro de la Mama el 20 de Mavo de 1902 al trans gnaderes rúblicos al rueblo de Cuba terende nacional es ad ore como ‘a’ edá esta le ile ror ‘a Tev. El himes norionale et de Paveme compesto por Pedro Firneredo. La Pe’s no renoveré ni enarrará con ea rácter nasional, o’ra band-ra himno esendo que aquellos a que este artículo se refiere.

Malach

Sr. MACTE (Jonon): Pide la palabra

Se Pompe (GOA SAN MARTIN): Tiene la palabra el señor Mañach.

Maven (Jong) See Proidente De’egno Sin duda nor un error en la lectura se ha emitido parte de la enmienda. La enmienda pro- pone que el primer párrafo de este extenso artículo del dietamen vea sustituido por el párrafo que aca ba de leer el locutor: que se respeten los dos párra- foe centrales del die’amen y que se suprima el pá rrafo final.

Si el señor Presidente me permite aprovechar la oportunidad para explicar lo que considero ser mé ritos de la enmienda, voy a hacerlo.

PROSHENTE (GRAU SAN MARTÍN): Puede ha cerio.
MASACH (Josat): Problamente si el locutor hubiera leido todo este articulo, hubiera tardado dies o quince minutos.

Es un articulo que tiene cerca de seiscientas pa labras. Se está acusando a la Convención de estar elaborando un Texto Constitucional excesivamente largo. Yo creo que así es.

Me parece que el propósito de este articulo en señalar los emblemas y el Himno de la República en forma tal, que esa referencia sen inequívoca, de ma nera que no se preste a sustituciones de ningún gó nero. Pero mientras más lacónica, más concisa, sea esa descripción, más propia es de un texto Consti tucional.

consiguiente, en vez de una descripción de heráldico va pormenorizando todos uno de los detalles de la bandera y del himno, cosa que es propia para una descripción de tipo le gal, no Constitucional, la enmienda propone un pá sumamente sintético.

rrafo Por otra parte, en cuanto a la bandera, la en mienda incidentalmente consagra un gran aconteci miento histórico: el momento en que se izó por pri mera vez, en la Fortaleza del Morro de la Habana, la bandera de la República. Nadie podrá tener nin- gún género de dudas acerca de cual es la bandera que se izó en la Fortaleza del Morro al trasmitirsele al pueblo de Cuba los poderes públicos.

De manera que la referencia es segura e inequi-

En lo que se refiere al escudo, basta con decir que el escudo será tal como está establecido por la Ley.

Y en cuanto al himno, se le caracteri a suficiente mente con decir, que es himno compuesto por Pe dro Figueredo. Por lo demás, se respetan del dictamen los párrafos centrales, que pueden leer los señores legados, y sobre los cuales huelga todo comentario mia.

del

De-

por parte 86. PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Algún se for Delegado pide la palabra on contra de la en mienda?

Sa. NOS MESA (DELIO): Pido que se lea la en- mienda otra vez.

St. Pulo SOCARRAS (CARLOS): Y al mismo tiempo, los dos párrafos del Dietamen para que se vea com p’eta la redacción.

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Se va a dar lectura a la enmienda del señor Mañnch.

(El Oficial de Actas lee nuevamente la enmien- da del señor Mañаск).

QUÁS INCLÁN (RAFAEL): Pido la palabra.
PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Tieno la palabra el señor Guás Inclán.

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La enmienda del señor Mañach es la que más se enmien-aparta del articulo.

GUAS INCLÂN (RAPAEL): Señor Presidente señores Delegados: Como la votación de esta da, en el caso de que fuera favorable, excluiría el tratamiento de las otras enmiendas presentadas en relación con este problema, yo suplico la lectura de todas las enmiendas que han sido presentadas a este precepto, de modo que cada Delegado pueda for mar un juicio completo de las distintas iniciativas que haya a este respecto.
PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Se va a dar lectura a otra de las enmiendas.

(El Oficial de Actas lee).

ENMIENDA AL ARTICULO 7

La bandera de la República es la de Narciso Ló pez,

Dra. Alicia Hernández,

SRA HERNÁNDER (ALICIA): Pido la palabras para hacer una aclaración.

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN) palabra la Sra. Alicia Hernández Tiene la

SHA. HERNANDES (ALICIA) El lector omitió decir que la enmienda presentada por mi, es solamente al primer párrafo del articu’s 7.

(El Oficial de Actas lee.)

St. ALVAREZ (AURELIO): Pido la palabra.

El Delegado que suscribe presenta a la consideración en ción de la Asamblea la siguiente enmienda al ar tieulo 7.

ARTICULO 7. La bandera de la Repúblien, das, para enyas peculiaridades se expresan a continuación, es la que trajo a estas playas el mayor General Narciso que se López, concebida por Miguel Teurbe To’on y realies ésta zada por la benemérita Emilia Casanova.

Salón de Sesiones de la Asamblea Constituyente, a veinte y tres de abril de mil novecientos cuarenta. Primitivo Rodriguez.

ALVAREZ (Atario): Retiro la enmienda que tengo presentada en relación con este asunto.
PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN) Queda re tirada la enmienda del señor Alvarez.

(El Oficial de Actas lees)

A LA CONVENCION CONSTITUYENTE

El Delegado que suscribe propone, en con el Dietamen de siguiente. la relación Comisión Coordinadora, la

ENMIENDA

La última oración del primer pirrafo del articu lo 7 dira:

«El color azul es turqui.»

Satón de Sesiones de la Convención Constituyen-sión te, a Jos 22 días del mes de abril de 1940. Doetuc Jorge Mañach Robate, Delegado,

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Ya se ha dado lectura a todas las enmiendas.
PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Tiene la palabra el señor Alvarez.
ALVARES (AURELIO): Con la venia de la Pre- sidencia: para hacer un ruego al doctor Mañach, es- peranzado de que lo atienda. Han coincidido nume rosos Delegados en reconocer que la bandera de Narciso López es la Bandera Cubans, no porque se inó en el Morro, sino porque nos la dimos y supo de todos nuestros sacrificios, culminados en el he cho histórico que la enorboló el 20 de mayo al cons tituirse la República.
MASACH (Jonan) Acepto la enmienda del se ñor Alvarez, y de paso, Sr. Presidente, quería decir, que tengo una brevísima enmienda presenta da que dice: «el color es azul turqui», precisando, para salvar un error del dictamen, que el color azul que figura en la handera, es el azal turqui. Y ela- ro está que esta enmienda sólo la mantendría en caso de que no prosperase la primera.

Sa. ROCA (BLAS): Pido la palabra.

PRESIDENTE (GRAC SAN MARTín): Tiene la pa labra el señor Bias Roea.

St. ROCA (BLAS): Tengo entendido que en la See- que se discutió este problema, los señores Portuondo y otros Delegados, presentaron un Voto Particular que elevaron a la Comisión de Enmien-

Como que fuera traído al pleno de la Asamblea. no lo he sido entre las diversas enmiendas han leído, quisiera que se me informara si la oportunidad para discutirlo, porque está Intimamente relacionado con este problema.

St. PRIDENTE (GRAC SAN MARTIN): Se va a dar lectura a ese Voto Particular.

(El Oficial de Actas lee).

VOTO PRIVADO

Los Delegados que suscriben, miembros de la Sec eión de Organización Nacional, Ciudadanía y Ex- tranjería de la Convención Constituyente, en rela ción con el articulo 8 del Titulo I sob Isobre Soberanía Nacional, muestran su inconformidad con la forma en que aparece en el dietamen por entender, que se involueran conceptas ecnstitucionales con preceptos que resultan meramente reglamentarios, y por lo tanto, que no deben aparecer en la Constitución de República.

la Describir en la Constitución la Bandera, el Es cudo de la República, y el Himno Nacional, es ad misible, pero determinar en las oportunidades y lu gares públicos en que deba necesariamente izarse la bandera nacional o ejecutarse el Himno, con exclu de cualquiera otra insignia o música, parece evidente, que no es propio de una Constitución que debe contener preceptos de carácter general, que han de regir durante urante muchos años, y que en ninguna oportunidad deben reflejar opiniones politicas par- tidaristas, del momento.

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Mantenemos que el citado artículo 8 debe quedar redactado en la siguiente forma:

ARTICULO 8-La bandera de la República es rectangular, de doble largo que ancho, y se compone de cinco franjas horizontales de un mismo ancho, tres azules y dos blancas, dispuestas alternativamen te. Junto al asta presenta un triángulo equilátero rojo, en cuyo centro aparece una estrella blanca de eines puntas, una orientada hacia arriba. Uno tercio de la

de los triángulos es vertical, ocupa toda la altura de la bandera y forma el horde fije de ésta, La estrella está inscripta en una circunferencia imaginaria, cuyo diámetro es igual al latitud de la bandera.

El co’or azul es turqul.

El Himno Nacional es el de Bayamo, compuesto por Pedro Figueredo. El esendo de la República tiene la forma de una adarga ojival, partida hasta los dos tercios de su altura, por Cende lo divide una linea horisontal. El campo superior asi formado, re- presenta un mar, a los lados derecho e izquierdo del cual, que corresponden respectivamente al Norte y al Sur, asoman, frente uno de otro, dos cabos o put tas terrestres. Entre éstas cerrando el estrecho que forman, se extiende de izquierda derecha, sus pendida en el aire, una llave de oro, con su palan- ca hacia abajo. Al fondo, el diseo solar emerge sobre el horizonte hasta el cuarto de au diámetro vertical y esparee sus rayos por todo el cielo del paisaje. El cuartel o espacio inferior de la derecha es bandeado con cinco listas de color azul turqui y blancas, azul la más alta e inclinadas todas de izquierda a dore- cha, y el tercer espacio cuartel figura un valle, en el medio del cual se alza una palmera y detrás de ésta dos montañas, completando el blasón lige

ros celajos Sirvele de soporte un haz de varas cuyo extremo inferior asoma por debajo del vértice de la ojiva y el superior por la parte central del jefe del escu- do, sosteniendo como corona del mismo un gurro frigio, vuelto hacia la derecha y con una estrella pentagonal de plata en su parte inferior. Una rama de encina y otra de laurel, cuyas puntas se inclinan hacia dentro sobre el jefe, por los lados derechos e inquierdo, respectivamente, orlan el esendo,

Salón de Sesiones de la Sección de Organización Nacional, Ciudadanía y Relaciones Exteriores de la Convención Constituyente, a los nueve días del mes de marzo de 1940,

(Fdo.) Dra. Emily Núñez Portuondo; Fernando del Villar. Dr. A.S. John Marinelle, es el peruano Sánchez Mastrapa. Antonio Martínez Fraga.

St. PARODENTE (GRAU SAN MARTIN): Leido to Particular como enmienda al articulo, podríamos tratar la enmienda del señor Mañach, que es am pliamente modificativa y sustitutiva, primero,

SRA, HERNÁNDEZ (Aracts): Señor Presidente: Ye estimo que la enmienda presentada por mi a la me sa es la más radical…

ROCA (BLAS): Señor Presidente pido la pa labra.
PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Tiene la palabra el señor Blas Roca.
Rocs (Blas): Para una proposición inciden- tal, señor Presidente y señores Delegados, sobre la forma de discutir este problema…

Aqui tenemos dos asuntos, el primero que trata de la descripción del esendo, de la bandera y del himno nacional, y un segundo que es el relativo a la re- glamentación de cuando se toca el himno, donde se iza la bandera, ete. Parece que todos estamos de acuerdo en modificar una descripción tan extensa como la hecha en el Dictamen. El Voto Particular del señor Núñez Fortuondo propone la supresión de este párrafo totalmente y en ese sentido modifica más que ninguna otra enmienda el Dictamen; pero yo quiero insistir en la conveniencia de disentir los dos problemas separados,

PRESENTS (GRAU SAN MARTÍN): Se va a leer la enmienda de la Sra. Hernández.

(Et oficiat de actas la lee nucramente):

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Entiende la Asamblea que es la más radiosi la enmienda pre sentada por la Sra. Hernández?

SEÑOR BRAVO ACOSTA (ANTONIO): Señor Presidente: Le pido la palabra.

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Tiene la palabra el señor Bravo Acosta.
BRAVO ACOSTA (ANTONIO): La Sra. Hernández propone que sea reconocida como bandera nacional la que trajo Narciso López, a nuestras playas, y el señor Mafiach propuso que fuera, y hace la deserip ción, que fuera la bandera que se enarboló en el Mo rro de la Habana el 20 de Mayo de 1902, que, en definitiva, es la misma de Narciso López… El Sr. Mañach aceptó la indicación del señor Aurelio Al- varez, en el sentido de que se consignara, además, que era la de Narciso López.
MARACH (Jonck): Combinando los dos con- ceptos: la de Narciso López, que se izó en el Morro el 20 de Mayo de 1902.

St. BRAVO AOΟΝΤΑ (ΑΝΤΟΝΙΟ): Podríamos enton ees ir a la discusión por párrafos no como quiere el señor Blas Roca, una enestión primero y otra des. pués, sino por párrafos… Como Presidente de la Sección estaba obligado a defender la totalidad del Dictamen, porque le di mi asentimiento, pero ereo que es viable que se refundan las distintas enmien- das a fin de consignar lo que todos queremos con respecto al primer párrafo que la bandera nacio nal sea la que trajo a nuestras playas Narciso Ló el Vo- pez, y en ese sentido pudieran pudi armonizarse las en- miendas de varios señores Convencionales con la del señor Mañach, puesto que él agrega que fué la que se enarboló en el Morro de la Habana el 20 de Mayo de 1902, y en concreto que se discuta por pá rrafos, a fin de poder Begar más rápidamente a la resolución de este problema.

COYULA (MIGUEL) Señor Presidente: Pido la palabra.

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PRESIDENTE (GRAD SAN MARTÍS): Tiene la palabra el señor Coyula.

SR, COYULA (MIGUEL): Para hacer un ruego a la Sra. Hernández…

El señor Mañach ha manifestado que él acepta gustoso armonizar el concepto que contiene la en mienda de la Sra. Hernández con el concepto que contiene la por él presentada, es decir, que se con signe de manera que sea expresión sintética de su que la bandera de Narciso López, es pensamiento: qu la que se elevó en el Morro Mayo de 1902. de la Habana el 20 de

Como esto responde a la inspiración de nuestra distinguida compañera, yo me permite rogarle que, en vista de que es, al fin y al cabo, el triunfo de su iniciativa, y porque sería lo más práctico par ganar tiempo y simplificar el debate, que ella reti rase su enmienda, en vista de que está recogida por la del señor Mañach.

SHA. HERNÁNDER DE LA BARCA (ALICIA): Quiero contestar al señor Coyula que no tengo inconvenien- te y, por tanto, la retiro.

CHIRAS (EDUARDO) Señor Presidente: Pido su palabra.

SA, PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Tiene la palabra el señor Chivás,

Sn. CHIBAS (EDUARDO): En el mismo caso de la enmienda de la Sra. Hernándes está la presentada por el señor Primitivo Rodriguez, que ha sido in eluída, también, en la nueva enmienda del Sr. Ma fiach, que viene a ser una refundición de las en miendas del señor Alvarez, de la Sra. Hernández y del compañero señor Primitivo Rodriguez, enmien da que comprende las tres, en euyo caso estimo que podrían estos compañeros retirar votar con la del Sr. Mañach. STEN enmiendas y

St. RODRIOPEZ (Passirivo): Pido la palabra…

PRESIDENTES (GRAU SAN MARTтік): El señor Primitivo Rodríguez tiene la pa labra.

Sn. Ropaiouka (PRIMITIVO): No me parece mal, se ñor Presidente y señores Delegados, la sage del señor Chibás; pero yo le suplicaria nach agregase que la bandera de que agres que al la República. enyas peculiaridades se expresan, fué la que se tra jo a estas playas por el Mayor General Narciso Le pez, fué la concebida por Teurbe Tolón y realizada por la benemérita Emilia Casanova, y voy a expli carme, brevemente, si me lo permite la Asamblea…

Honrar honra-Narciso López, que no tiene en tre nosotros el monumento que evadra a su genero sidad y a su infortunio, que tenga al menos en la Constitución de la República la consagración que pi de su decidido amor a nuestras libertades. Miguel Teurbe Tolón, mataneero de conspiraciones y de le tras, cuyo conocimiento del simbolismo de añejos misterios, le llevó a concebir la estrella solitaria dentro del triángulo rojo, con la excelsa grandeza del significado que ello tuvo dentro del culto egipcio a Osiris. Y Emilia Casanova, ejemplar esposa de Ci- rilo Villaverde, y excepcional mujer que mereed a

su cultura y relaciones, trató carteándose con Hugo y Garila di, de expandir entre personas de singular valia, el derecho de Cuba a ser independiente, son cirennstancias que los hacen inolvidables y dignos de esta evocazión, que sin embargo tiene su justificación más alta, en el hecho universalmente reconocido de haber sido ella, Emilia Casanova, la confeccionadora de la bandera patria, que trajo como palio de liber tad a nuestra tierra el intrépido y aludido general venezolano Narciso López.

Son razones las apuntadas más que suficientes para que en nuestro texto constitucional, de la misma manera que se honra la memoria de Perucho Figue redo, el inspirador de nuestro himno y se honra la memoria de Carlos Manuel de Céspedes, también de be honrarse la memoria de Miguel Teurbe Tolón y la de la benemérita Casanova, con lo cual yo creo que quedará zanjada esta cuestión.

MARACH (Jonor): Pido la palabra.
PARSIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Tiene la pa labra el señor Mañach.

SA, MARACH (JORGE): Tengo la mayor veneración por las figuras patricias a que se ha referido el se for Primitivo Rodriguez; pero, realmente, mi preo- enpación mayor es la de la es la de is sobriedad en el texto constitucional, y francamente no eres que debamos convertir a la Constitución en una especie de pan- teón de figuras ilustres, de manera que la referen eia más simple sería la ideal.

Sostengo la enmienda en la forma en que fué pre- sentada.

Cadena. Roonia (Ραιιιτινό): Λexcepto como herramienta del camarada Mañach. Creo que sería verdaderamente justo atender a mis sugerencias, pero desisto de insistir en ellas para no abusar de la cansada atención de esta Asamblea.

PRESIDENTE (GRA SAN MARTÍN): a discusión la enmienda del señor Mafiach, por párrafos.

(El oficial de Actas da lectura al primer párrafo.)

PRESIDENTE (GRAU SAC Manris): Se pone a discusión.

(Silencio)

A votación.

Se aprueba.f

(Señales ofirmativas):

Aprobado.

PAESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Se le va a dar lectura al segundo párrafo.

(El Oficial de Actas lee: «El escudo nacional»).

SR, MARACH (Jonas): Pido la palabra.

PAESIMESTE (GRAMI SAN MARTIN): Tiene la pa- labra el señor Mañach.
MARZO (Jonon): Pido la palabra de constancia de tarro en el Diario de Sesiones, de un detalle que nunca deja de ser curioso. El escudo nacional, tal como está desierto, tal como está establecido

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por la Ley, está descrito en un Decreto de don To más Estrada Palma. Curiosamente se deslizó en ese Decreto un error casi cómico, que fué objeto de una denuncia, por asi llamaria, del Ingeniero Planas, de la Sociedad Geográfica de Cuba.

De acuerdo con la descripción en el Decreto, el rol del escudo, que se supone que sea naciente, como corresponde a una República que surge, no es un of naciente, sino un sol poniente, de suerte que el simbolismo sería el de una República en su caso Eso debe ser corregido, y quisiera que quedara cons tancia en el Diario de Seziones, de que al deseribir el escudo, como en la enmienda se establece, se san- eione por la ley futura el error contenido en aquel Decreto de don Tomás Estrada Palma, que deberá ser rectificado.

BRAVO ACOSTA (ANTONIO): Pido la palabra.
PAESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): palabra el señor Bravo Acosta. Tiene la

SR, BRAVO ACOSTA (ANTONIO): El señor Mañach, al presentar su enmienda, mantiene y sostiene los på rrafos segundo y tercero, y entonces hay que modi- ficar el párrafo cuarto, que habla del escudo,

Ruego a la Presidencia, si lo estima bien, que ponga a discusión los párrafos segundo y tercero, a fin de que recaiga votación sobre ellos, y enton cos entrar en el párrafo cuarto, que es al que se refiere el compañero Mañach. Ya acordamos que se discutiría por párralos; vamos a discuite el se gundo y el tercero y después entrar en el otro.

MARACH (Jonos): Para objetar el procedi miento del señor Bravo Acosta. Me parece ilógico. Delemos ir a los párrafos de la enmienda y no des dietamen,

SEÑOR BRAVO ACOSTA (ANTONIO) No detengo la venida.

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Que se con- tinúe disentiendo la enmienda.

(Et Oficial de actas dice: El escudo nacional…)

PRESIDENTE (GRADO SAN MARTIN): Se aprueba

(Señales afirmativas).

Aprobado.

(El Oficial de Actas Ire: La República no recono cerá né consagrará con carácter nacional otra ban dera…)

SAPPHIDENTE (GRAD SAN MARTIN): A votación Se apruebat

(Señales afirmativas).

Aprobado.

Ei Oficial de Actas Ire: Qué se suprima el rrafo final del precepto del Dictamen…)

CHIBAS (EDUARDO): Se mantiene en el párrafo segundo y tercero del Dictamen.)
MARACH (JEORGE): Pido la palabra para un cuestión de orden.
PRESIDENTE (GRAL SAN MARTIN): Tiene la palabra el señor Mañach.

Su MASACH (Jonan): Me parece que lo lógico se ría pasar a considerar el segundo párrafo del Dic tamen.

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN) Está de acuerdo la Asamblea en que se suprima el último párrafo de la enmienda!

(Señales afirmatiras).

Aprobado.

Se va a dar lectura al 20. y 30. párrafo,

(El oficial de actas lee: En los edificios, fortalezas y dependencias públicas y en los actos oficiales…)

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Se pone a discusión.
BUSTO (FERNANDO): Pido la palabra.
PARSIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Tiene la palabra el señor Busto.
BURTO (FERNANDO): Para pedir, señores De- legados, que fijen su atención sobre esto. Segura mente que pasa desapercibido de los señores Dele- gudos, Cuando se habla que en los edificios públi cos y en las fortalezas no se use más que la ban dera nacional, no advierten que hay una fortaleza en Cuba que necesariamente tiene que usar otra ban dera, que es el Morro, donde están todas las bande ras que anuncian llegadas de barcox, mal tiempo y también de sanidad y otra serie de banderas de uso internacional.

St. Camnás (EDUARDO): ¿Me permite una inte rrupción?

SA, BUSTO ( FERNANDO): Con mucho gusto,

Sr. Cumás (ESCADO): La enmienda ha aclarado perfectamente enando se dice: Se izará únicamente la bandera nacional, ete. Se pueden comprender los casos en la forma permitidos por el protocolo y por usos internacionales, los tratados, las leyes, ete

los SR. BUSTO (FERNANDO): Hablo de banderas ex- tranjeras; ésas no son extranjeras sino de uso nacional.

Su. Prio SOCARRÁS (CARLOS): Son gallardetes.

BUSTO (FERNANDO): No son gallardetes, son banderas. Ne son extranjeras. Llamo la atención sobre este hecho para que deje su regulación en este caso concreto, porque estoy pensando que alguien puede ver al través de mis pacabras que yo que la defendi en otras ocasiones y que seguiré de

trato

pero

fendiendo. Me refiero solamente a algo que escapa al jui pácio sereno.

Me refiero solamente al Morro de la Habana, y al de Santiago de Cuba.

SA CHAS (EDUARDO): Creo que esto se podría solucionar perfectamente dándole una interpretación adecuada al caso que señala S. 8. En un caso sen-

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cillisimo; debe interpretarse por esta Convención que no se refiere al caso de una bandera, sino al de un gallardete.

BUSTO (FERNANDO): O añadir aqui: se iza- rá la bandera nacional y extranjeras o signos in ternacionales…

SU, GUÁS INCLÁN (RAPAEL): Sr. Presidente: Soli cito que por la Presidencia se ordene la lectura de aquella parte de la Enmienda del señor Mañach, ya aprobada, que que declara como única bandera na- cional la de Nareiso López, porque realmente, a mi juicio, esta declaración ya resuelve el problema.

Quisiera volver a oir nuevamente esa parte de la Enmienda ya aprobada.

SRA. HERNÁNDEE DE LA BARCA (ALA): Señor Presidente: Pido la palabra, para una cuestión de orden.

PRESIDENTE (GHAU SAN MARTÍS): Tiene la palabra la señora Hernándes de la Barca. Se sola

SRA, HERÁNDEZ DE LA BARCA (ALICIA): mente para rogar a la Presidencia que me informe si en este debate se va a seguir el ordn ya estable cido, consistente en dos turnos a favor y dos en con- tra, o ai, por el contrario, se va a hacer una excep ción.

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): La Presi dencia desea manifestar que en este caso, tratán- dose de la bandera de la República, se hace una li gera excepción, permitiéndose a la Asamblea que evada en algo el cumplimiento del Reglamento, al objeto de que todos puedan tener la alternativa de manifestarse según su parecer. Sin embargo, la Asamblea, si lo desea, puede manifestarse en contra de este criterio de la Presidencia, o seguir del modo en que vamos, si lo estima conveniente.
QUÁS INCLÂN (RAPAKL): Señor Presidente Yo deseo manifestar que no había solicitado turno en relación con este problema sino que he pedido simplemente, por via ilustrativa, la lectura de la parte de la Enmienda ya aprobada, que a mi jui eio, esclarece este problema.
PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Al no en contrarse en la mesa, de momento, la Enmienda a que se refiere el señor Quás, la Presidencia ruega al señor Mañach, antor de la misma, que, caso de con servar copia de ella, se sirva darle lectura al par

tieular.

MAÑACH (JOBGn): Con mucho gusto. El på rrafo dice asi:

(El señor Mañach lo lee):

QUÂN INCLÂN (RAPARL): Exactamente: Esti. maba este Delegado que esa declaración es más efi. eaz y más trascendente que la de esta parte del Die- tamen que estamos discutiendo.
ROCA (BLAS): En este párrafo, quería aclarar! que está a discusión el Voto Particular que presen-el tara como Enmienda aquí el señor Emilio Núñez Portuondo y otros, que suprime en parte el párrafo que estamos discutiendo.

Por consiguiente, yo pido la palabra en un turno a favor de la Enmienda del señor Emilio Núñez Por- tuondo.

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Se va a dar lectura al tercer párrafo del Dictamen,
ICHASO (FRANCISCO): Se entiende aprobado el párrafo segundo!
PRESIDENTE (GRADO SAN MARTIN): No.
ICHASO (FRANCISCO): Pido que se lea el segundo párrafo y se ponga inmediatamente a discusión.
PRESIANTE (GRAU SAN MARTis): Va a dår sele lectura.

(El oficial de actas lo lee):

EL PRESIDENTE (GRADADO SAN MARTÍN): Se pone a discusión el segundo párrafo,
ROCA (BLAB): señor Presidente: Yo pido la palabra a favor de la Enmienda que suprime ese párrafo, pues me parece que la Enmienda tiene pri macia, y más radical porque trata de suprimir to talmente este párrafo, y parece lo más adecundo que se discuta en este momento.
ICHABO (Fasxcsco): Señor Presidente: Pido la palabra para una cuestión de orden.
PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Tiene la palabra el señor Icharo,
ICHARO (FRANCISCO): A la Presidencia toca resolver las cuestiones de orden. Ya se planteó con anterioridad esa cuestión y la Presidencia resolvió que se iba a discutir primero la Enmienda del se fior Mañach. Sin embargo, puede conciliarse este criterio con el del señor Roca, disentiéndose el pri mer párrafo de la enmienda del señor Mañach, al- ternativamente con la Enmienda del señor Roca, Si el señor Roca se opone a dieho párrafo, evidente. mente está defendiendo su Voto Particular. De este modo, ahorraremos tiempo.

SA, PARIDENTE (GRAU SAN MARTIN), Tiene la palabra el señor Blas Roca.

sefiores De

ROCA (BLAS) legados: Señor Presidente y Yo no pido más que la aplicación del Re se cumpla lo que hemos acordado. Acordamos discutir por párrafos, tomamos como base para la discusión, el realizarlo por párrafos.

glamento y que Hemos su llegado al segundo párrafo del dietamen. En proposición el señor Mañach pedia que no se dis entiera en ese momento el párrafo de su enmienda. y que se discutiera el segundo párrafo del dietamen. Sobre este segundo párrafo hay una enmiennda suprime.

que lo Es per tanto, la enmienda más radical y debe discutirse con antelación.

POESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Entonces. señor Blas Roca, quiere hablar en pro o en con- tra del segundo párrafo del Dictament

St. ROCA (BLAS): En contra.

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ICHABO (FRANCISCO) Pido la palabra a favor.

Sa. Cumás (EDUARDO) Pide la palabra favor

SU, PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): palabra el señor Roca. Tieno la

St. Roca (Bas): Señor Presidente y señores De

legados: Voy a usar de la palabra brevemente, por que a través de la disensión de todos estos primeros articulos, nos hemos abstenido de intervenir para no alargar la discusión con probiemas que cons de ramos no fundamentales. Hemos preferido ir votan do simplemente levantando nuestras manos, sobre lo que creemos más auecuado a tos fines que persigus la Constitución y a la mejor redacción de la misma, antes que estar continuamente hablando sobre pro- blemas que no van al fondo del asunto fundamenta que debe ser traido a discusión, a la verdadera dis cusión de la Asamblea Constituyente.

Sin embargo, tomo la palabra en este asunto pero lo he de hacer con toda la brevedad que el mejor trabajo de la Asamblea requiere.

La enmienda aprobada del señor Mafiach en el sentido de que haya como únira bandera nacional, la establecida en la Constitución, y en las leyes, e amplamente comprensiva del carácter de lo que se qu ere hacer apareser indirectamente en este se gundo párrafo.

Pero ahia falta además, traer este de segundo på rrafo, para suprimir la oportunidad de que en los cuarteles y en las estaciones de policias, y otros edi- ficios públicos, se alce la bandera llamada del Cua tro de Septiembre; y hazia fa’ta también otro på rra o para prohibir que un himno compuesto en meto moria de este día Cuatro de Septiembre se toque en los enarteles,

Y, precisamente, voy al fondo del problema: No on a esta porque sea reglementarios e ne porque en muchos problema que a, arentemente ten gan ese carácter, me levan aré a defenderlos. Mo opongs a ese precepts simp’emente por que prohibe izar les y la ban’era del 4 de septiembre en los Cuarte en otras dependencias Públicas. No veo el po constitución tiene que prohibir esto, del Cuatro de Septembre! La Septiembre es la bandera de

qué la Qué es la bandera ¿ Bandera del Cuatro de la revolución cubana, la bandera que se alzó con la reivindicaciones del pueblo cubano, cuando una par te importantiscima de los soldados, opuesta al régi men de opresión que en el ejército había, o opuesta a un régimen que durante años y afños lo tiran’nó, en un ambiente en que todo el pueblo de Cuba estabe ree’amando sus reivindicaciones, encabezó el senti miento de todos los soldados que se consideraron parte del pueblo de Cuba. y levantaron sus reivindique enciones, hac’endo la madrugada hitõries del Cua

tro de Septiembre. Aquel día el renacimiento de la nacionalidad, el fiach espíritu de la liberación de Cuba, tuvo lugar y yo creo que esa fecha histórica no es una vergüenza paqué ra Cuba ni para los cubanos; no es una vergüenza guien para el pueblo de Cuba, sino que es un timbre de

orgullo. Nosotros debemos defender la bandera del 4 de septiembre, porque simboliza con sus colores aquella madrugada; simboliza el hecho, único en la historia, de que sargentos, cabos y soldados, fueran elevados de golpe y porrazo, de un día para otro y en masa a la categoria de capitanes, tenientes coro neles y de oficiales de toda indole der dentro del ejér cito. Ese hecho histórico que señala el momento en que tiene lugar la más grande compenetración en tre el pueblo y el ejército, no veo por qué hay que deprimirlo por un párrafo de la Constitución, es tableciendo que la bandera que lo simboliza o el himno que lo interpreta tengan que ser suprimidos de tales o más cuales dependencias. Creo que, por el contrario, los Convencionales que están por el progreso y el avance de nuestro país debían de ver en esto el simbolizmo de la transformación conti nua, debian de ver en esa reverencia, la posibilidad de los avances sucesivos, la posibilidad de que no avan nuevos retrocesos porque el cuatro de Sep tiembre no se mantuve siempre en progresión hacia adelante, sino que ha tenido también una época de retroceso, justo es reconocerlo. El espiritu que ani mó ese movimiento se ka ido debilitando poco a po co por la división de las fuerzas que lo animaron y por la interferencia de los capitanes de la economia, ya que aunque por ese movimiento los sargentos del Ejército fueron a ocupar grados supericres, no fue ron sin embargo los sargentos de la economia a oen par también los puestos de capitanes directores de

ella, de la economia nacional. Como los capitanes de la economía mantuvieron sus privilegios y no fueron derrotados, han ido po niendo en juego sus influencias para ir desvirtuan de poco a poco el espíritu del 4 de Septiembre, cuan en ese cuatro ee y un progreso, de Septiembre representa un avan

St. PRESDENTE (GRAU SAN MARTIN): Tiene la palabra el señor Zaydin.

Sa Comas (EDUARDO): Ye había pedido la pala bra también.

Sa. ZAVDIN (RAMON): Primero la pidió el señor Ichaco y por lo tanto debe hacer uso de ella primero.

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN) Tiene la palabra el señor Ichaso,
ICHASO (FRsscisco): Parece señor Presiden- te y señores Delegados, que hemos tocado un punto neurálgico, para decirlo con la expresión en bo za. Pero pecaríamos de clusivos, se nos podría acu sar de falta de decisión para abordar los problemas cubanos, si no nos enfrentásemos con éste, revesti cos de la mayor serenidad, pero con el afán de re revolverlo constitucionalmente, es decir, de una y vez y para siempre. Qué penaríamos del cirujano ante la laga ablerta, siguiese de largo y se abs- tuviese de aplicar el adecuado cauterio? A primera vista parece obvio que después del primer párrafo, harto elocuente, de la enmienda del compañero Ma- , traizamos a la Constitución este segundo pá rrafo tan concreto, tan reglamentario casi, pero ¿por lo traemost Con el ánimo de zaherir a al- ? ¿Con el propósito de lastimar alguna sensi- bi’idad! No. Tenemos el mayor respeto para todas

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las banderas, para todos los escudos, para todos los emblemas, aunque ellos simbolicen movimientos po liticos, tendencias o ideas adversas a las nuestras Basta que representen estados de conciencia o de emoción, mantenidos de buena fe, para que merezcan la consideración y el respeto de todos.

Pero, señores, la bandera ¿qué representa, qué es en realidad! El el simbolo de la nacionalidad, el atributo por excelencia de la soberanía. Y es que la nacionalidad y la soberanía pueden dividirse? Cuando intentamos equiparar en rango una bande- ra, por mucho que esta bandera represente para una parte del pueblo, con la bandera nacional, que nos representa a todos, estamos adoptando una táctica semejante a la de esos movimientos totalitarica de Eu- ropa, que lo primero que hacen es bajar de los más tiles la bandera nacional, la bandera consagrada por la tradición y por la historia, para sustituirla, co- mo en el caso de la Alemania nazi, por la bandera que tiene la swástica siniestra en el centro. No im porta que la suspicacia pueda salirnos al paso. La suspicacia puede pensar lo que quiera. Nosotros lo único que nos proponemos es que las banderas que representen movimientos locales o circunscritos, las banderas que puedan tener una existencia elimera en la historia de la nación, se puedan usar, pero lo en aquellos lugares donde responden a un senti mierto unánime de sector o grupo, donde no puedan suscitar polémica. La única bandera que no levanta polémica de ninguna clase, la única recono eida y venerada por todos los cubanos, es la bande dera que los Libertadores pasearon en la manigua. y por eso queremos que sea la única que se enarbo le en las fortalezas y en todos los edificios de la República. En cuanto a las demás banderas, nuestro Partido, muy celoso de los lemas y Jos simbolos, tie ne su bandera y tiene su himno, y a nosotros no se nos ocurriría, sin embargo, tratar de equinarar esa bandera y ese himno a la bandera y al himno na cional. Aún en el caso de que nuestro movimien to politico triunfase, no seríamos capaces de tal cosa.

No tratamos, pues, de desdeñar ni de impedir el uso de otras banderas respetables. Que usen las su los regimientos, las instituciones públicas pri vadas, los partidos políticos. Lo único que queremos es que esas banderas no puedan ser equiparadas en rango y en dignidad a la bandera que nosotros te nemos el deber de levantar por encima de todas, de poner en el punto más alto de nuestros mástiles, por que por algo y para algo fué agujereada por las balas enemigas y tiñó su triángulo con la sangre de nuestros mártires.

(Aplantas.)

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Tiene la palabra el sefior Chibás.
CHIBÁS (EDUARDO): Al levantarme esta tarde

para defender la enseña nacional de ninguna ma nera pretendo que mis palabras puedan intepretarse como una discriminación contra cualquier sector de la vida ciudadana. No! Cuando yo defiendo aqui como símbolo exclusivo de la nacionalidad, la ban- dera de Cuba, estoy defendiendo la bandera de los cubanos todos, de los cubanos sin excepción, porque

en una República unitaria, en una República jo ven, en una República que acaba d de nacer con nue tro sigle, nosotros, Convencionales, tenemos la obli gación moral de velar por el mantenimiento de la unidad nacional, de la unidad étnica, de la unidad fundamental en todos los aspectos de la vida ciuda dana, y como expresión máxima de esa unidad na cional, está la bandera de Cuba.

No puede haber…

ALGMA (FRANCISCO): Me permite el Sr. Chi- bs, una ligera interrupción, con la venia de la Pre sidencia!
CuBis (EDCARDO) Con mucho gusto.

Sa. PauseNTE GRAU SAN MARTIN): Tiene la pa’abra el señor Alomá.

Su. ALOMA (Fascisco): En el precepto aprobado está totalmente definido lo que decía el señor Icha so y lo que estaba manifestando también el distin- guido compañero. Por consiguiente, erco que esta mos aqui andando sobre terreno movedizo, porque ya el precepto aprobade dive todo lo que está ex plicando S. S.

Creo que no se ha pretendido aqui, ni por un mo mento, no defender la bandera nacional. Por con siguiente, rogaria a la Presidencia se diera lectura al texto ya aprobado de la enmienda del señor Ma- ñach, que resuelve esta cuestión fundamentalmente.

MASACH (JONGE): Para una aclaración, con In venia de la Preádencia. El párrafo final del pri mer apartado aprobado, dice «Que la Repúbli ca…» (continúa leyendo)

El párrafo no prescribe en ningún momento que no se pueda exhibir en público ninguna otra ban dera en igual rango o a igual nivel de paridad qu la handera cubana. Eso no está dicho, y no fuê la intención del Convencional que habla, al redactar el mismo, el que eso se considerara implicito,

Sa, PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN) Continúa en el uso de la palabra el señor Chibás,

Su. CHIBAS RIvaв (Еволиво): Si fuera como di ce el Convencional, señor Alomá, yo no sé entonces porque algún Delegado se levanta en el seno de es ta Convención para combatir el párrafo segundo, que no hace más que precisar de una manera ter minante el párrafo primero de la enmienda presen tada por el señor Mañach. Estoy de acuerdo con esa apreciación. Creo que es necesario establecer esa delimitación de una manera categórica, y por eso es que estoy defendiendo el párrafo segundo, como he de defender también el párrafo tercero. Entien do que no debe, en una República democrática, una joven República democrática como nosotros, en que el espiritu nacional no está perfectamente formado todavía, establecerse una dualidad de enseñas. No. Para nosotros, para la inmensa mayoría de los eu- banos, una enseña nacional es suficiente. No se ne- cesitan dos ensefias nacionales. Eso está bueno y se estila, en los países totalitarios, en donde existe dua- lidad de banderas: la bandera oficial de Alemania y la bandera de la swástica del movimiento naciona

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lista; en Italia, donde existe la bandera del Reino Italiano y existe la bandera faseista; pero aquí en Cuba, donde no existe un régimen totalitaric, don- de estamos en un régimen democrático, entiendo que no deben existir dualidad de ensefias de ninguna clase, y esa bandera cabana, al defenderla nosotros, no es que la consideremos una bandera nuestra opuesta a otra bandera cualquiera de ninguna ma nera. Nosotros estamos defendiendo esa bandera, porque es la bandera de los enbanos todos, y tengo la seguridad que dentro de las propias filas ilas del Ejer cito Cubano, de la oficialidad y de los soldados de nuestro Ejército, hay tanto empeño como el que pue da tener un Convencional enulquiera de la cposición en defender la bandera nacional. Para ellos ellos esa la bandera que vale, para ellos esa es la bandera por la cual estoy seguro estarían dispuestos a arriesgar su vida y arriesgar su bienestar en defensa de la misma. No se trata de oponer una bandera a la otra. No. Se trata, sencillamente, de defender la bandera de todos. La bandera mia, la bandera de Coronel Batista, la bandera del Coronet Pedraza, la bandera de los cubanos todos, sin excepción. Y ereo que también debía ser la bandera de los cubanos comunistas, aunque no me atrevería a llegar a ase gurar tantísimo como eso…

Ahora, yo si quiero aclarar algo que se ha dicho aqul, y que no puede pa ar desapercibido de nin guna manera. Yo he oido con cierta sorpresa, con extraordinario asombro, al secretario general del Partido Con Comunista, ista, Blas Roca, levantarse para de fender la bandera del cuatro de Septiembre, tal co- mo si quisiera anteponerla a la bandera nacional, que izaran Macco y Martí y los héroes que fueharon en nuestras guerras de independencia; anteponere eontraponer a esa bandera, que es la bandera de to dos, la bandera del cuatro de septiembre.

Tenzo la seguridad de que ningún Miembro del Ejer ito ccaria a tanto. Ese no puede ser el espiritu del E éreito cubano. Yo estoy firmemente conven- cido de eso. Pero no es por eso por lo que más me ha extrañado esa defensa de cuatro de septiembre rea’irada por el señor Blas Roca, donde se ha de mostrado más papista que el Papa, sino en que sea precisamente Blas Roca, que ses preciamente el Secretar’o General del Partido Comunista, el que en esta tarde venga aqui a entonar un canto de lon al cuatro de septembre. No, no tiene derecho a eso el señor Blas Hoca, derecho moral… eso po demos hacerlo nosotros, algunos de los Delegados que se sienten en estos banens estos banens de aquí. Nosotros si podemos hab’ar del Cuatro de Septiembre, porque cuando era riego y peligro esa pa’abra revolucio naris norotros estábamos el eva’ro de Septiembre: aquella mañana revolucionaria per excelencia en muestra historia, y estábamos desde anuel’s madru rada de la Revo ución que surgiera el cuatre de Sentiembre, y se amplara el 10 de septiembre, een os armas en la mano, defen-liéndola también el dos de Octubre y el echo de Noviembre, podemos ha biar nosotros del cuatro de Septiembre, pero es in- rólito esta los al cuatro de Septiembre a la calidad revolucionaria del movimiento sentembrista, en bo- ea de un hombre, del Secretario General de un par- tido que durante el periodo álgido del Septembris

mo, cuando ai vibraha la Revolución en forma pura, ataraba sin cuartel y lo llamahan movimiento rese eionario, movimiento imperialista, contra la naciona lidad, contrario a la democracia, Ah! los que decian tal del enatro de Septiembre, los que los que llenaban las paredes de la Habana con aquellos letreros: Pedi mos el derrocamiento de ese Gobierno de asesinos; de Grau San Martin, de Antonio Guiteras y Fulgen cio Batista», no tienen autoridad para venir aqui a entener una loa al Cuatro de Septiembre, Not Por que si cuando el movimiento del Cuatro de Septiem- bre era todo lo revol revolucionario que explica el Sr. Blas Roca, por qué no estaba el en ese momento a su la do, sino en frente del septembrismo?

No sé puede actuar con esa inconsecuencia en la vida pública, de ninguna manera,

BRAVO ACORTA (ANTONIO) Ne permite una interrupción!

Sn. Cumis Rivasя (Евозаро): № se la puedo per mitir ahora.

        1. BRAYO ДООRTA (ANTONIO): Muchas gracias.

 

        1. CHIRAS RIVAS (EDUARDO): Perdóneme el com- pañero, pero se la voy a permitir cuando termine de desarrollar mi idea.

Sa. BRAVO ACOSTA (ANTONIO): En cambio, yo siempre le permitiré al compañero interrumpirme cuantas veces lo solicite.

          1. CHIBÁS RIVAS (EDCARDO): Es que decía el se fior Blas Roca…

Cadena. BRAVO ACOKTA (Антохо): Para restablecer el orden, señor presidente.

St. Cumis Rivas (EDUARDO) Por eso no queria permitirle la interrupción, porque sabía lo que ve-

EL PRESIDENTE (GRAC SAN MARTIN): Tiene al pa’abra Sr. Bravo Acовта.

St. BRAVO ACORTA (ANTONto): Para rogar a la Frwidenc’a que llame la atención a los señores De- legados, en término general, a fin de que procuren, en servicio de la Convención y de Cuba, no traer en los problemas de discusión de la Constitución, enes tiones politicas partidaristas. Es un ruego a la Pre- sidencia.

En. Cumis RIVAN (EDUARDO): Me parece muy bien, por eso es que estoy defendiendo a la bandera cubana,

Sa. BRAVO ACORTA (ANTONIo): Y en ese me tiene a eu lado.

Sa CHIBAS KIVAS (EDUARDO): No fai quien planteó un problema político partidista, sino por el contrario, ésos son los que estiman que es una dis- criminación contra ellos, que es una ofensa perso drigida contra ellos el defender la bandera de Cuba. Esos son los que quieren llevar el partidis mo a esta discusión.

Decía el sefior Bias Roca, que el movimiento del 4 de Septiembre, se había ido debilitando, que su espiritu revolucionario se había ido consumiendo anh

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gracias a la intervención poster or de los capitanes ce industria, ne on sus palabras textuales, es tán muy ez.ca de las textuales pronanciadas por e eñor Roca.

Estoy de acuerdo con el concepto expresado por Blas Hoca, el movimiento del 4 de Septiembre ha ido dosvirtuándose en otro sentido completamente ajeno al movimiento inicial, pero ocurre que en el momento álgido de la revolución septembrista, zyqui estábamos nosotros respaldando se movi miento revolucionario, y sólo ahora, cuando por la confesión del señor Roca, ese movimiento ha sido desvirtuado y se ha apartado de sa fuente revolu- cionaria inicial, ahora, cuando ha cambiado en otra cosa ese movimiento, nosotros estamos frente a l, y es entonces cuando está dominado ya por los capita nos de industria y las grandes fuerzas imperialistas, según el mismo confiesa, que hay partidos que antes nos combatieron cuando estaba ahi Guiteras, y los grandes revolucionarios se abrazan al Septembrismo

Fijense en el contraste extraordinario entre la po- sición del señor Roca y la de nosotros aqui,

Pero hay un punte que no podemos permitir que pase desapercibido, y es el relacionado con la ban- dera del 4 de Septiembre. Como Blas Roca no es taba en ese movimiento, ni su partido tampoco, des conoce algunas cuestiones elementales, desconoce, por ejemplo, que esa bandera del 4 de Septiembre a que él se refiere y con tanto calor defiende, sólo surgió cuando ya comenzaba a derivar hacin cam pos distintos el movimiento inicial del 4 de Septiem bre, porque esa bandera surgió durante el Gobierno del Coronel Mendieta, que no era era precisamente el movimiento revolucionario inicial.

No es la bandera del Septembrismo grande y re- volucionaria la bandera ésa, sino de una etapa pos terior cuando ya se estaba debilitando dentro del movimiento el espíritu revolucionario, que confiesa Blas Roca, cuando surge la bandera del 4 de Sep tiembre.

En realidad, el movimiento del 4 de septiembre no ha tenido más que una sola bandera; nosotros, los que hicimos aquel movimiento y nos pusimos a su frente, arrastrando todas las más grandes res ponsabilidades de la historia nacional, los que afron tamos en el orden intelectual y también en el ordes de sacrificio y de las armas como el primero, el movimiento del 4 de septiembre, en los cuatro meses que estuvimos a an frente, no conocimos más que una bandera, que era entonces la única del movi miento septembrista, la misma que enarbolara Ma- bles. ees en los campos de Cuba Libre, la de Narciso pez, la que se izara en el Morro el 20 de Mayo de

Esa era entonces, y fué durante todos esos meses álgidos del verdadero movimiento septembrista, la única bandera que fiotaba en las fortaleras milita res y en los edificios; no se conocía otra bandera, eso fué otra creación posterior.

Ahora aqui yo defiendo la bandera del 4 de Sep- tiembre y y la del 20 de Mayo, Mayo, y y la del 10 de Oc- tubre y la del 24 de Febrero, la bandera única de todo el proceso revolucionario de Cuba, desde el desembarco de Narciso López, desde esta tarde en la Convención Constituyente, la bandera grande, la bandera que comprende a todas las otras banderas.

Que haya gallardetes está bien, como hay galiar detes utiversitarios y de sociedades de sport, perfec tamente bien; todo mi respecto y consideración más devotos tienen esos emblemas particulares, pero por encima de esos emblemas particulares, por encima del ejército o de la marina o de la bandera de la Universidad de la Habana, está la bandera nacional, y ésa es la única que debe flotar en las fortalezas militares, en los edificios públicos y en las dependen cias oficiales, y yo quiero que eso se establezca así, de una manera precisa y de manera clara, contun dente, en un precepto constitucional, porque nos otros, Delegados del pueblo de Cuba en su totalidad estamos olgados a crear simbolos que unan, que alienten a la unidad nacional, la unidad espi ritual de nuestro pueblo, y nunca dejar escapes por donde pueda infiltrarse la división y el resque brajamiento de la unidad nacional

Por eso, atendiendo a eso, sin que esto implique desdoro para ninguna enseña del Ejército ni de la Universidad ni de los intitutos o de cualquiera otra. institución cubana, por respetable que sea, muy rea petable es la institución del Ejército, que tiene to- da mi devoción y todo mi respeto, por encima de todo eso, por encima de atas enseñas privadas, está la unidad nacional, está la necesidad de unir a los cubanos todos, por encima de las diferencias parti- daristas y politicas; es por eso que pido hoy a la Convención Constituyente, se acuerde por unani midad establecer de manera clara, de manera pre- eisa, para que no haya lugar a divisiones intestinas o divisisiones intelectuales de nuestro pueblo, que establezca que en las fortalezas militares, que son centros del corazón de la República, y en los edifi- tios públicos, que aon edificios del Estado, solamen te pueda flotar la misma bandera que paseara en sus manos Maceo, de la Punta de Maisi al Cabo de San Antonio, que solamente pueda flotar la bande- ra nacional, la bandera de la República de Cuba,

(Aplausos.)

PRESIDENTE (GRAD SAN MARTIN): Tiene la palabra el señor Coyula.
COYULA (Matt): Señor Presidente y seño rvs Delegados: Si no hubiese tenido otras razones para solicitar el uso de la palabra, justificaria mi determinación el espectáculo que ofrece esta Asam

Los que somos partidarios de mantener el párra- fo Segundo del Dictamen de la Comisión Coordina dora en el Artículo que nos ocupa, queremos preci- samente impedir que en otros campos de las activi dades cubanas se presenten debates como éste, dis- ensiones parecidas a la discusión en que han inter venido los señores Blas Roca y Eduardo Chibás.

Les que somos partidarios de este párrafo del Die- tamen, queremos que haya en Cuba, única y ex clusivamente, como simbolo de soberania, una ban- dera que pueda ser, que tenga que ser, la bandera 1902.

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de todos los cubanos, Para darle au verdadero nom bre, la llamaria bandera del amor.

Somos partidarios de mantener el párrafo en las condiciones que lo defendemos, porque estima mos que ello interesa a la armonía eiudadana, a la unidad colectiva, al sentido homogénes de la patria Tal enseña es resúmen de tode lo que simboliza una bandera santificada por el herolamo, que represen ta, además, sacrificios que ocupan en la Historia de América easi un siglo glo y que colocan al pueblo eu- bano al lado de aquellos pueblos hermanos que den presentarse a la consideración del Continente y a la consideración del mundo civilizado con los ma yores relieves de dignidad.

En 1850 y 1851, sabemos todos que el General Narciso López, levantó en campos de nuestra tierra la bandera que preside los trabajos de esta Asam- blea. Sabemos también que en 1868, después de ne ripecias inolvidables encaminadas a la dignificación cubana, esta bandera fué aimbolo de bravura las manos de cubanos que supieron luchar gallarda mente, algunos hasta la hora triste y gloriosa de su muerte. en

Esta bandera, después, en la llamada Guerra Chi- quita, fué la inspiradora de aquellos que se llama- ron Calixto García, Emilio Núñez, Francisco Ca- rrillo y otros que no necesito mencionar, porque basta reconocer la cultura colectiva de esta reunión y In personalicima sonalicima de cada uno de los Delegados que la integran, para saber que conocen perfectamente los antecedentes de nuestra Historia.

Tal bandera, Sres. Delegados, que fué después en 1802 la colocada por Martí en el Corazón de las emi graciones para levantar el sentimiento de una nue va rebeldía y hacer posible un esfuerzo nuevo que resultaría victorioso para la independencia de nues tro suelo, es la que enarbolada Febrero de 1895, en Baire e Ibarra, viene a la Habana, ideo lógicamente, como en un cofre, en el corazón de los revolucionarios más puros, y como un símbolo de unificación patriótica en la mano de aquel pa tricio que había presidido la República en armas, Bartolomé Masé quien con ella toca a las puertas de José María Gálvez, de Rafael Fernández de Cas tro, de Eliseo Giberga, de Rafael Montoro, de José Antolin del Cueto y de todos los grandes de la Evolución en Cuba, y les pide, en nombre de la patria, concurran y actuén prácticamente en la consolidación de la patria, organizada como Es

tado. Es la bandera que sirvió al propio Bartolomé Masó, asistido de dos inolvidables criollos -Mayía Rodríguez y Eusebio Hernándes parą responder a las palabras históricas de Montoro cuando con grandeza indiscutible pronunció aquella frase: «A situaciones nuevas, hombres nueves», contestándole -repito el ilustre Masó con las palabras genero- sas del Manifiesto de Monte Cristi: «la República cordial con todos y para el bien de todos,»

La que yo he llamado bandera del amor, fué glo rificada en los campos de Europa en 1917 y 1918. cuando nuestra República, err la modestia de su expresión geográfica y en la simbólica grandera del

su esfuerzo magnífico, se sumó al intento de liber tar a todos los pueblos del mundo. Nuestra bande- ra ya se había unido en San Juan y Caney a la ban- dera de Washington y Lincoln, para perpetuar en la Historia de América y en el sentimiento y el res peto universales, la hidalguía la gloria, al pro- pio tiempo que la bravura, de las huestes que man- daba el famoso Calixto García. Esta bandera, que yo pienso influye sobre el sentimiento de Chibás y de Blas Roca; porque al fin y al cabo, puede ser que el sentido filosófico de la idea comunista sepa- puere al señor Roca y sus compañeros del que habla, pero seguramente los acerca el apego a la tierra donde han nacido.

Sea, pues, este precepto, aceptado por la Con- vención, y aceptaándolo haremos honor a tantas tumbas ignoradas, sobre las cuales estaba espiritual- mente la bandera de la patria cuando caían los libertadores de 1868 y de 1895. Honrando a esta enseña, honramos lo que simboliza cuando acompa fia en su retirada a la otra vida a esos pobres gue rreros de la Patria (de los cuales quedan pocos) y que van rindiendo su tributo a la muerte.

Asi, Sres. Convencionales, en nombre de la Pa tria que es de todos aunque estemos divididos por ideas políticas-ncordemos que en los edificios y fortalezas de Ia República, ondee come simbolo supremo de soberanía la histórica bandera de Narciso López.

MUJAL (EUstaro): Para una cuestión de or- den…

Yo be oido con muchísimo interés las palabras aquí pronunciadas por el compañero señor Icharo, el compañero señor Chibás, el Comandante Coyula, asi como también el discurso del señor Blas Roca; pero nosotros tenemos que ganar tiempo y he no- tado que la Presidencia que se ha llevado de ese criterio generoso que siempre tiene y ha permi tido que se consuman tres turnos a favor y eso me hace suponer que se habrán de consumir tres turnos en contra: habrá alusiones personales, jes claro! el señor Blas Roca habrá de contestarias y el debate se va a proloncar. De esta manera secure que no vamos a terminar, en dos días sólo hemos aproba- do seis o siete articulos de la Carta Fundamental.

Por lo tanto, estimo que la Presidencia debía ser un poco más severa y esto lo digo con todo el res- peto que me merece, cosa de que se cumpla el Re- glamento y que sólo se concedan los turnos regla mentarios, dos a favor y des en contra, nada más y que sea lo más hreve posible en esta misma cuestión de las alusiones personales, porque ya en pasadas sesiones tenemos la experiencia de lo que son las alusiones personales… un discurso político que al fin y al cabo traerá alusiones personales de este lado y serán contestadas del otro: p si esto sigue nor este camino, desde ahora, pido la palabra tam- bién para ainsiones personales que entiendo que se me han hecho.

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Tiene la pa- labra en contra el señor García Agüero,

SR, GARCÍA AGUERO (SALVADOR): Señor Presiden- te y señores Delegados. Yo me temo que a estas

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horas mi palabra fría y lenta desentone un poco en la Asamblea, sobre todo después que hemos escucha- do el atildamiento retórico del señor Ichaso y los te- rremotos verbales del señor Chibás.

Sin embargo, confieso que ambas cosas han nido, ai no tuviesen otra, una utilidad indudable, la de darnos el placer de escuchar la exaltación in- dudable, la de darnos el placer de escuchar la exal tación evocadora y sentimental de nuestras glorias patrias en la palabra del Comandante Miguel Coyu

Yo no quiero insistir en otro discurso, porque después de este del señor Coyula, casi todos queda rian pálidos y porque, además, entiendo, como el señer Mujal, que estamos desperdiciando un buen tiempo necesario,

Sin embargo, casi confieso que sería may extra ño, (aunque le extrañase a muchos) verme a mi, que ayer combati la invocación al favor de Dios, pararme en esta Asamblea, esta tarde, tal vez pa ra invocar el favor de Dios, con tal de que seamos un poco cuerdos

Prácticamente, nos hemos salido de lo fundamen- tal en el debate; se estaba disentiendo un articulo, o la parte especial de un artículo contenida en su párrafo segundo, que alude a si se puede o no le vantar otras banderas, que no sean la bandera na- cirnal, en los edificios públicos, fortalezas, ete…

El compañero Blas Roca tomó la palabra bra para ex poser an criterio en contra del artículo mencionado: y los discursos sucesivos, pronunciados en contra de au eriterio, han tratado, estrictamente, de presentar al compañero Blas Roca y al Partido a que él repre senta, y del cual formamos parte seis Delegados en esta Asamblea, azrediendo el simbolo intocable de la bandera nacional.

Francamente, me parece muv håbil desde un pun to de vista político ese planeamiento: pero desde un punto de vista fundamentalmente práctico, me pa perfectamente nocivo para lou int intereses popu

reco lares. Por otra parte, yo declaro, con la autoridad de quien milita en el Partido en cuvo nombre hablo. que nada es más falso, total y absolutamente falso,

que la pretensión que intenta atribuirnos semejan te hostilidad a las esencias de la Patria. ¡Nada de esol… Et compañero Blas Roca no ha pretendido, ni que se suprima la bandera na cional, ni que se olvide, ni que se izuale en rango ni se equipare a ella en nada a las demás banderás po- cualquier organización.

ables de No existe un sólo país del mundo en que exista además de la bandera nacional otra bandera de irual rango, y acaso serán muy pocos los países de la tie- rra en los cuales las otras se intente equipararlas a la bandera nacional: porque no se salva impune mente, quien pretende destruir las esencias naciona les de un pueblo y quien vaya en contra de las as piraciones de su conciencia… y porque no es få eil, ni mucho menos, ni por decreto, ni por una sim pre propaganda, destruir la labor de afños o siglos,

los sentimientos que se van acumulando en una uni- dad nazional… Eso es absurdo,

Cuba tendrá toda la vida su bandera; la tendrá en tanto esa bandera represente el acerbo de todos los esfuerzos, los dolores, las tristezas, las alegrias, todo lo que significa la concrosión de su nacionali dad: la tendrá siempre y la respetarán, indudable- mente, todos los Partidos que existan en esta Na- ción, desde el Comunista, a quien tanto se preten de representar como agrosor, destructor, etc., de las esencias y espiritus nacionales, hasta el último de los Partidos más conservadores: todos respeta- rán, indudablemente, jas esencias fundamentales de Patria…

el-

la Porque sólo sobre ella y sólo a base de ella, po- drian existir después los Partidos que pretendan, en última instancia, hacer, los unos frente a los otros, la felicidad del pueblo por la vía del sistema que estimen más adecuado.

El Partido Comunista no tiene ningún interés en negar nada de lo que atañe fundamentalmente a lo que es el intimo sentimiento nacional, y tiene, al, mucho interés en que se sostenta y se respete, especialmente por todos los que hab’ando en su nom bre la han vilipendiado y escarnecido muchas ve ces la bandera nacional.

Sin embargo, si hemos de venir a esta Asamblea a estarnos entreteniendo en juegos de dimes y dire tes politicos, en ataques y contra-ataques que no pueden tener utilidad para un pueblo que nos man do aquí a otra cosa, y no a granjearnos de un mo do más o menos demagógico la simpatia popular, por un discurso francamente político, estaremos traicionando la fundamental misión que aquí tene mos

Yo quiero referirme estrictamente a lo que se tra ta en este articulo: nero quiero señalar que encuen- tro cierta contradicción entre las palabras del señor Ichaso, que defiende la permanencia del párrafo se- cundo, y el párrafo mismo.

El Doctor Tehaso dice, con un criterio a mi juicio muy cuerdo, ane bien podían existir dentro del país todas las banderas posibles, las banderas de los regi mientos, las banderas de los partidos políticos, de tales o cuales instituciones que quisiesen simbolizar en un pedazo de tela con cuatro colores combina dos, las cosas que sean esenciales en su entidad; pe ro queria el señor Ichaso que no se tratase de equi narar en rango a la banera nacional, ninguna otra que pudiera surgir después, con motivo tal o cual deentecimiento politics o de otra indole de Muy bien y si es eso lo que nropone el señor Ichaso y lo que sostienen los que defienden el párrafo segundo, es tamos de acuerdo el compañero Roca y los seis Dele rados del Partido Comunista y a mi juicio toda In población nacional: pero es otra ensa lo que expresa este párrafo sirunde que no dice sino lo contrario, de lo que acaba de afirmar el el Sr. Ichaso, porque niegs el derecho y la posibilidad de que en los edificios, fortalezas, dependencias, pueda izarse más bandera que la bandera nacional. Entonces, en qué que

no damos

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ICHASO (FRANCISCO): Me permite una in terrupción to. SIL GARCÍA AGUERO (SALVADOR): Con mucho gusSE. PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Tiene la pa labra el señor Ichase.
ICHABO (FRANCISCOo): Yo sostuve que se po dian izar otras banderas, que pudiéramos llamar banderas locales; pero que deben ser izadas en aque los lugares en que sea adequado itarlas, por ejem plo: ias de los regimientos, en sus respectivos cuar teles Pero no hay ninguna razón para que en to dos los edificios públicos de la Nación, scan o no regimientos, se use otra bandera como la que se está usando actualmente, que es la nacional y justamen te al lado y en el mismo range que la narional.
GARCÍA AGUERO (SALVADOR): Quisiera pre guntarle al señor Ichaso, sin que pretenda enta blar diálogo, si un cuartel es un edificio socialt
ICHARO (FRANCIS): 81, señor,

Sa. GARCÍA AGUERO (SALVADOR): Me basta. Me parece muy bien, vuelve a repetir lo que afir ma el señor lehaso; pero si eso es lo que se preten de, entonces nosotros no tenemos otra cosa que sa tener, sino precisamente eso que dice el señor Icha- so, que es, repito, la posibilidad de que existan han deras de tal o cual indole, la del Partido A BC, la del 4 de Septiembre, la bandera del Partido Comu nista, la de cualquiera institución de que se trate y que se utilicen estas banderas en la forma en que sea preciso y dispongan las leyes.

CADENA. ICHABO (FRANCISCO): Por ejemplo: Tú.

cree que es oportuno que un Secretario de Despa eho, por el hecho de pertenecer a un Partido poli- tico, enarbole en su departamento junto a la bandera cubana la de su partido politico?

            1. GARCIA AGUERO (SALVADOR): La pregunta se

ria obvia si no fuese intencionada. Claro está que to resulta nada adecuado, que el señor Secretario de Despacho X enarbole oficialmente alli, en el edi ficio público donde está instalada la Secretaría la Landera de su Partido, pero nadie pretende seme jante cosa, y eso prácticamente resulta prevista en la formulación anterior correspondiente a la enmien da ya aprobada del sefior Mañach, en la cual se en tiende, o se afirma, que la bandera oficial e nacio nal es solamente la bandera que usó Narciso López «al llegar a estas playas», como decía señor Pri mitivo Rodriguez, y que más tarde se enarboló en el Morro a la inauguración de la República. Claro está que si esto se afirma, las demás cosas son ob jeto de reglamentación y e y corresponden, no a la Cons titución, ciertamente, sino al Reglamento, que estas creas fija. Se entiende de antemano que la bande- ra del A B C. ni la del Partido Comunista deben zarse, desde luego, en un edificio oficial que no tie se nada que ver con estos Partidos; pero esto no impide que la redacción de este párrafo segundo ses perfectamente inadecuada, si lo que se pretende sas tener es lo que afirma el señor Ichaso, en lo cual no tenemos ninguna discrepanein.

Sa. ICHASO (FRANCISCO): Yo le garantizo al com pañero que in bandera del Partido Comunista po drá seguir usándose en los actos del Partido Comu- nista, como la dei Partido Liberal o la de nuestre Partido: elle no excluye absolutamente el uso de eier tas banderas que son muy respetables; pero se tra ta de que en los edificios públicos no se tenga que enarbolar, como ceurre hoy, la bandera cubana con otra.

GARCÍA AGUERO (SALVADOR): Comprendo bien lo que dice y comprendo bien lo que quiere decir el señor lehaso; pero lo que quiero aclarar es, señores, que este párrafo no se ajusta a lo que él dice; lo que dice es cosa distinta y que va mucho más allá de lo que el Sr. Ichaso pretende, porque el párrafo afirma que «en los edificios, fortalezas y dependen cias públicas y en los actos oficiales, se izará unien- mente la bandera nacional y las extranjeras ete.» (lee). Lo demás no have al caso, este párrafo nie- galo niega explicitamente, la posibilidad, por ejemplo, de que en un acto celebrado en un cuartel, en una fortalera o en otro lugar semejante, se ice, además de la banders nacional, la bandera de los re- gimientos tales o cuales, o la bandera del cuatro de Septiembre, si es que queremos seguir girando en torno a la piedra del escándalo; posibilidad que, en cambio, admite, en su argumentación el señor Icha so al decir que efectivamente pueden en un cuartel izarse la bandera del regimiento, u otra, caracte rística de esa organización. Lo que pretendemos y entendemos es, sencillamente, que esto no diga lo que dice; y como además suprimiendo esto, y afir mándose en la enmienda aprobada del señor Ma- fiach que la bandera nacional no es más que ésa nacionalidad), que preside como la ha Convención de presidir Constituyente, todos los actos eno de que esta da automáticamente encomendado a la regulación que establece que sólo la bandera nacional puede izarse en determinados lugares, queda a esa regla mentación, repito, la posibilidad de impedir qua ninguna otra bandera ni la de nuestro Partido, ni la de otro, ni la de cual o tal organización militar, vaya a izarse donde no debe ondear más que la na cional.

Por esta razón, repetimos, aqui entendemos que con la formulación ya aprobada en la enmienda del señor Mañach y con la supresión de estos dos arti culos o párrafos del artículo siete, se resuelve el problema, nos aborramos unos cuantos discursos más, y nos quitamos de encima estos dimes y diretes políticos que están dando al traste con la posibilidad de que este pueblo, que quiere una patria y titución, vea cómo en nombre de esa patria tan so bada, utilizando como bandería política estas cues tiones, se le escamotes la posibilidad de tener la Constitución adecuada.

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Tiene la pa labra el señor Blas Rocs.
ROCA (BLAS): Voy a ser por segunda vez breve al contentar alusiones personales, a pesar de que fueron extensamente hechas. Voy a ser breve, porque insisto en que aquí lo fundamental es ga nar tiempo para votar la Constitución, puesto que en lo que nos queda de ejercicio de este mandato

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conferido por tres meses, tenemos que votar a ranin de 16 artículos diarios, y y la muestra la estamos vien do con los dias de trabajo que hemos tenido.

Antes que nada, quiero contestar a la alusión que me hacía fraternalmente el Comandante Coyula, y quiero agradecerle antes que nada, sus palabras; pero vean cómo sus palabras envuelven, al mismo tiempo, la misma idea, la misma falsa idea, que ha tratado de extenderse en este Hemicielo, de que nos etros estábamos con nuestra palabra ultrajando la bandera nacional, la del triángulo rojo y de la es trella solitaria. Han salido aqui tres gradores a favor del mantenimiento de este Articulo, a decir que lo hacían para defender la bandera nacional, 3. ¿quién ha atacado a la bandera nacional? ¿quién ha dicho aquí media palabra contra ellat

Sabemos exactamente la fuente de todas estas co- sas. Cuando se asesinó a Mella en México, la noti cia se extendió en Cuba diciendo que había ultra tado a la bandera nacional; y Mella fué el Lider fundador del Partido Comunista de Cuba, 7. esta calumnia repetida continuamente durante mucho tiempo, es la que de nuevo se quiere levantar, o se ha pretendido levar levantar en este Hemiciclo, yes nue vamente el subterfugio que se quiere utilizar para atacar por referencias, lo que no se quería atacar di rectamente, lo que quiere presentarse como que no es un ataque a determinadas instituciones, un ata que al derecho de determinadas banderas, sino una bandera nacional. , la de Narciso López, la izada defensa a la el La banedra cubana dia 20 de mayo de 1902, esa bandera, tiene en su constitución la sangre de los que pelearon por la independencia de Cuba, tiene la sangre de nues tros antepasades, tiene la sangre y los los dolores de la más larga epopeya por la liberación del pueblo, pero no la sangre sólo de las clases altas de la so ciedad cubana, de los amos de esclavos del 68; tie. ne, principalmente, la de los campesinos explotados, tiene la sangre de los obireros maltratados, tiene la sangre, no en forma de gotas rojas, depositadas en los campos de batalla, sino en forma de gotas de sudor, exprimidas de las frentes de los obreros de Tampa y Cayo Hueso, de los tabaqueros y despali. lladores, por los sudores de nuestros obreros del pa sado, por la sangre de nuestros libertadores en la manigua redentora, per la sangre de nuestros már tires, esa es la bandera del pueblo de Cuba: esa bandera con la que a veom se cobijan los enemigos del pueblo de de Cuba, esa bandera que utilizan los mismos que combatieron en contra de la liberación de nuestro país, esa handera que se mancilla usán dole a veces para tapar cariñosamente los más su clos manejos y les más malos negocios, no tiene la culpa de que se le utilice mal. Esa bandera es la bandera del pueblo de Cuba, de los trabajadores de Cuba, y también nuestra bandera.

Tenía aciarario definitivamente para impedir que continuara la calumnia corriendo como moneda de curso legal y trayéndose, ineluso, al local de la Convención Constituyente, para hacer una referen- cia por segunda mano a determinada especie que se ha echado a rodar en contra nuestra.

Aclarado esto, y lo he aclarado en honor a la palabra vibrante y conmovedora del Comandante Coyula yo quiero contestar, brevemente también, algunas alusiones personales.

Decía un señor Delegado en el seno de la Asam blea, oponiéndose concretamente a que se levante la bandera del 4 de Septiempre en los cuarteles y for talezas, que le dieron nacimiento, que le extrañaba verine a mi defendiendo y hablando a favor del Cua- tro de Septiembre.

Otra especie como la anterior.

Combatimos determinados aspectos del Gobierno surgido del Cuatro de Septiembre, no por lo que te nía de revolucionario, no por lo que tenía de avan er, no por lo que tenía de levantamiento surgiente de la gente de abajo que quería transformarse en fuerra motriz de la historia cubana, sino por lo que lle vaba de reaccionario en su seno, por aquellos que se estaban encaramando para hacerlo retroceder. Entonces, en esos momentos de peligro, no estába mos en los puestos de mando de la nave del Es tado; estábamos abajo, precisamente sufriendo to dos los peligros y todas las persecuciones, que no desaparecieron ni aun con el movimiento del Cuatro de Septiembre, después de tantos años de dolor y de elandestinaje, de luchas y prisiones, de asesinatos en contra de los miembros de nuestro l’artido. Por esos iden ideales que no acaban de encuadrar en el Cuatro de Septiembre, contra la posibilidad del retroeso; pa ra que el eel Cuatro de Septiembre no fuera solamente un movimiento político que levantara en determina das capas sociales a determinados hombres, sino que levantara al pueblo de Cuba y removiera todo el subsuelo, todas las bases y fuentes de nuestra so- eiedad, y que entrara a realizar la transformación de nuestra economía, para evitar los retrocesos que hemos tenido, para eso, empujábamos al cuatro de Septiembre. No lo combatiamos como lo combatie ron otros que hoy defienden la moción del señor De legado que se extrañaba de vernos defendiéndolo. combatíamos desde la acera de enfrente, sino «empujándolo», tratando de llevarlo a que se осц paran los centrales, a que la tierra se repartiera, a que ae hiciera la verdadera revolución, que está es erita en su bandera y que el pueblo estaba esperan do. Estábamos, precisamente, «empujando por y, hoy, al levantarnos, estamos otra vez defen diendo la sencia de aquel movimiento e impulsán dolo desde el mismo ángulo de nuestras convicciones. Un ejemplo: Nadie puede decir que, en eston treinta afios de República, las enseñanzas de Mar tí, contenidas en el manifiesto, tantas veces aqui mencionado, de Monte Cristi, se han aplicado… La República no ha sido con todos para todos, sino con todos y para unos cuantos. Y a pesar de eso, a nadie se le scurriría hoy combatir las ense ñanzas de Martí, combatir la fuente fu de sua doctri nas por el hecho de que no hayan sido bien, y co rrectamente aplicadas.

Se puede discutir este aspecto, o los otros de Mar- ti. Se pueden discutir tales detalles de su obra: se puede no esta de acuerdo con algunas de sus pre- pias orientaciones mantenidas a lo largo de su vi

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da; pero lo fundamental, aquello que nos mueve hoy, aquello que todavía hoy tiene vigencia y actualidad, porque todavía tenemos que luchar por aquellos preceptos fundamentales que él nos legara, y que no han pedido llevarse a cabo de una manera de finitiva, en nuestra República, hoy lo defendemos de todos los ataques.

Del mismo modo, a pesar de todo lo que puede haberse debilitado o perdido del movimiento del Cuatro de Septiembre, este sigue representando aquel impulso generoso del primer momento, y aquel impulso continuamos defendiéndolo, no sólo pasiva mente, como recuerdo histórico, sino tratando, de impulsarlo hacia adelante, de que se profundice, de que se haga lo que el Cuatro de Septiembre quiso hacer en Cuba, de que se llegue a aquello que fué bandera de aquel instante, de que se cumplan to das ans proyecciones en todos los aspectos de la vida nacional.

He ahi nuestra defensa del 4 de Septiembre, ha ahi por qué defendemos la posibilidad de que en los cuarteles sea izada esta bandera, para a su alrede dor mantener las ideas que le dieron origen, ir sem brando las ideas del 4 de Septiembre, y preparando las instituciones para su eulminación definitiva.

Ojalá que esta Constituyente pueda hacer la obra profunda en lo económico, en lo social y en lo poli tico que está esperando el pueblo de Cuba, porque entonces con esta bandera, o sin esa bandera, o con ninguna otra bandera, el pueblo de Cuba verdade ramente empezaria a ser libre y a ser feliz. En Muchas gracias,

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Amplia mente debatido va a someterse a votación el segun do párrafo del Dictamen, que queda excluído de la enmienda del señor Mañach.

Los señores Convencionales que estén conformes se servirán manifestarlo.

(Señales afirmativas).

Aprobado.

Se va a dar lectura al tercer párrafo.

(Et Ofical de Actas to lee).

За. Рацинт (GRAU SAN MARTIN): Se pone discusión,

(Silencio).

Se somete a votación. Se apruebat

(Señales afirmativas).

Aprobado.

Se va a dar lectura al articulo cetavo.

(RI Oficial de Actas lee).

ARTICULO 8-El idioma oficial de la Repúbli ca es el español.

St. PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Hay una enmienda. Se le va a dar lectura.

Oficial de Actas les).

A LA CONVENCION CONSTITUYENTE,

El Delegado que suscribe tiene el honor de pro- poner a la Asamblea que el artículo 8 del Dista men de la Comisión Coordinadora, correspondiente al Titulo Primero, sobre Organización Nacional, Ciu- dadanía y Extranjeria sea enmendado sustituyendo la palabra español por castellano, dejándolo redac tado asis

ARTÍCULO 8-El idioma oficial de la República es el español.

Salón de Sesiones de In Convención Constituyen- te, en la Habana a los veinte y tres días del mes de abril de mil novecientos cuarenta.

(Fdo.) Aurelio A. Alvarez,

St. PausDENTE (Gast Sax Marris): Se pone a discusión la enmienda.

MASACH (Jonas): Pregunto en palabra en contra.
ALVARER (AURELIO) Pido la palabra,
BRAVO ACORTA (ANTONIO): Pido la palabra.
PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Tiene la pa labra el señor Mañanh.

SU, MARACH (Jonan): Muy brevemente, porque no ea cosa de hacer una conferencia sobre la hasto ria del lenguaje. La denominación de castellana que se le da a la lengun española es una denomina- ción de carácter regionalista, asociada a cierta ten- dencia centralista en ja peninsula española, denominación está la francamente demaereditada. He tenido un poco de experiencia en esto, y puedo asegurar que en todas las instituciones docentes y académicas la palabra «castellana» tiende a ser sus tituida por ej adjetivo «español». La palabra «cas tellana, apicada al idioma, tuvo un origen histó rico análogo al I de la palabra «toacano» en Itasia. Hoy no se dice el lenguaje toscano como se deels en tiempo de Dante y Petrarca: se dice lenguaje italiano. Castilla ha dejado de ser un factor cultu ral predominantes para ser simplemente un factor histórico, y la palabra «castellano» es un vestigio arqueológico dentro de la lengua, que no tiene es pecial pertinencia.

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Tiene la pa- labra el señor Aurelio Alvarez.
ALVAREZ (Auunto): Señor Presidente y so ñores Delegados: Cuando formulé esta enmienda al dictamen de la Sección de Organización Nacional y Ciudadanía, advirtiendo que además de sus ilus- trados miembros, había actuado en elia nuestro ilus tre compañero doctor Jorge Mañach, tuve el pro pósito de retirarla. Asi se lo anuncié a él, expre sándole que me consideraba en situación de infe rioridad respecto del eriterio que mantuvo con sus demás ilustrados compañeros, sobre la más adecua da denominación del idioma que debíamos adoptar para la República, si español o castellano.

Quedaba sin embargo, una duda en mi mente y he venido a traeria a la Asambien, pese a toda la

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Está hablando Roque Barcia, en sus admirables «Sinónimos Castellanos»,

autoridad desde luego, del doctor Mañach, en cues- tiones filológicas, en cuestiones de lenguaje, en cues tiones literarias, y pese también a la autoridad que reconozco en los demás señores Delegados que for maron parte primere primero de la Sección de Organización Nacional y Ciudadanía y posteriormente de la Co- misión Ccordinadora. Formularé mis dudas a la Asambles para que ella resuelva. Pondré a la Asamblea n no con mi criterio enfrente al de los au- tores del Dictamen,

El que habla estima, con eriterio de notables an- toridades, que en castellano el nombre de nuestro idioma y no español. Por mi mismo haré al res pecto algunas consideraciones pese al natural te mor de lastimar con ellas la mente ilustrada de los señores Convencionales. aquella que pu-

Sabemos que la nación española, do tener un idioma denominado español, no cobra forina hasta que unidas por el enlace de Isabel y Fernando, las antes Coronas de Castilla y de Ara- gón, surge del hecho la unidad española; pero antes de ésto, el pueblo español había escrito en el len- guaje castellano toda su historia y cuanto contai- tuye su mejor cultura; y si se lenguaje, de menor sentido filológico que espiritual, por asi decirlo, fué el que nos legó la nación descubridora, ya que coin- cidió con la conquista de América el momento en que España adquiere la gran preponderancia que la levó a ser dueña y señora del Mundo; si éso fué – lenguaje heraldo de la nación descubridora, de nues tros padres y ai fué la hermosa lengua de Castilla nuestra herencia, y no la denominada con el nom bre de española; si el idioma que ha recogido toda la grandeza de España y que traduce todo lo que hay de exquisito en ella, es la lengua de Castilla, no nos explicamos por qué adoptar para la República cubana el idioma español.

Dije antes que queria dejar enfrentado con et eri terio del doctor Mañach y con el de los demás miem bros de la Comisión Coordinadora, los que me han hecho molestar la atención de esta Asamblea. anh so

«Cartellano: M. La lengua española, es decir, la lengua nacional de España.

«De esta novela no conocemos traducción nin

guna en español, Valera.» «Diccionario Enciclopédico Hispanoamericano,

editado por Montaner y Simón, Barcelona». De bastante reciente edición.

«Diccionario de la lengua castellana: «Este Ti- tulo se ha dado a cada una de las ediciones redac- tadas por la Real Academia Española». Reconoce la Real Academia Española, y ya saben los señores Convencionales como está integrada es-

ta Academia, por las autoridades más capaces en Materia filologior de capacende mia Española el idioma castella como el habla del pueblo español: «Españolizar, Castellanizar. Para españolizar una palabra basta que la usen los espa ñoles. Para castellanizaria, conviene acomodaria al genio especial de nuestra lengua; más claro: con- viene que la modifiquemos según la analogía y la so- noridad de nuestro idioma».

«Voz castellanizada significa voz convencional. Voz castellanizada significa voz ajustada a nuestra lengua tra.

Sigue hablando Roque Barcia: no el que informa.

Pero el Articulo Cuarto de la Constitución de la República Española, dice así:

«El castellano es el idioma oficial de la Repú blica».

Aquí está el texto de la Constitución Española: No negarán los señores Convencionales que los Cons tituyentes que redactaron esta Constitución no te nian capacidad para discernir sobre el idioma que debía adoptar la República Española, Española, tratándose del sayo propio y de la mentalidad de los ilustres inte- lectuales que la redactaren.

SU CUERVO (PELATO): ¿Me permite una inte rrupción con la venia de la Presidencia?

ALVARER (AURELIO): Con mucho gusto,
CUERVO (PELAYO): Como el señor Álvarez cita el artículo cuatro de la Constitución española, tengo los comentarios a la Constitución española. Ese problema se discutió a fondo, y por el concepto de español se decidieron Ortega y Gasset, Miguel Unamuno y la propia Academia Española, en tender que el vocabulario español era algo separatista y que la lengua era el español, de modo que, a pesar del triunfo, porque Hay una clara mayoría de castas en la Asamblea, los vos «españoles», según los comentarios que tengo de la Constitución española, las máximas autoridades allí presentes, y la propia opinión de la Academia Española, era que el idioma era el español.
MARINELLO (JUAN): Me permite el señor Alvarez una interrupción, con la venia de la Pre- sidencia.
PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Accede el señor Alvarez a la interrupción del señor Marinello

Sa. ALVAREZ (AURELIO): Con mucho gusto.

MARINELLO (JUAN): Era para decirle que esa formulación es explicable y obligada en una Constitución Española: el texto de la Constitución de la República Española se refiere al castellano, porque en la Península se hablan otros idiomas: el catalán, el vanco, el gallego, y otros más, y debe especificarse que de los idiomas hablados en la pe ninsula no se toma como oficial, como national, sino el que se habla en Castilla.

Alli esta bien, pero si para nosotros ya no es el idioma de una región española, sino la contribución histórica de la nación descubridora colonizadora de nuestras tierra, Debe decirse, pues, en nuestra Constitución: idioma espafiol.

ALVARES (AURELIO): Señor Presidente y se ñores Delegados: Coneluiré inmediatamente.

La razón dada por el Delegado Cuervo Navarro no ha podido convencerme. Cité textos, en

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he hecho aseveraciones que no haya contestado; pe ro muchisimo menos, si lo contrario, han po no todo lo dido llevar a mi ánimo duda alguna respecto a la razón que me asiste, las aportadas a la discusión por el distinguido Convencional, señor Marinello, porque precisamente y debido a au cultura, ja fic- jedad de su argumento ha sido manifiesta.

Si el idioma que quiso darse a la República Espa ñola al confeccionar au texto constitucional fué el castellano, incuestionablemente que éste es el idic ma de esa Nación, ain que nada tuviera que hacer la denominación del ennda el señor que mis ade por el hecho de que en Es pafia se hablan distintos dialectos, ya que por esto porque dentro de los dialectos está el españo, la Consttucióni española adopté para España el espiritualidad española, precisa desterrar, para que cerrar el culto de patria que montó en guerra a la intelectualidad española y al pueblo espafiol, eon- tra los que dominan en España, Y porque somos un pueblo nuevo, debemos honrar la preciada tra dición que nos legó el noble pueblo, ne la España del General Franco.

Se. PartOESTE (GRAU SAN Mauris): Se pone a votación la enmienda del sefior Alvarez.

Los que estén conformes se servirán levantar el brazo

(La minoría de los señores Delegados así lo hace).

Rechazada la enmienda.

ALVAREZ (AURELIO): Señor Presidente, pido que conste en el Diario de Sesiones la enmienda y las notas leidas,
MUJAL (EUSEsto): Y también los que vota ron a favor.

St. PRESIDENTS (GRA SAN MARTIN): Asi se hará

Se va dar lectura al Artículo 9.

(Et Oficial de Actas log).

ARTICULO 9-Cuba condena la guerra de agre agre sión; aspira a vivir en pas con los demás Estados ya mantener con ellos relaciones y vinculos de cul comercio.

tura y de El Estado enbano hace suyos los principios y nor mas del Derecho Internacional que propendan a la solidaridad humana, al respeto de in soberanía de los pueblos, a la reciprocidad entre los Estados y a la pax y la civilización universales.

Se va a dar lectura a una enmienda a este ar tienlo.

(El Oficial de Actas lee).

A LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE.

Los Delegados que suscriben, inconformes con el eriterio de la mayoría en la redacción dada al ar tieulo 9 del Titulo Primero, formulan la presente enmienda para que este artículo quede con la re dacción siguiente:

«Art. 9. Coba repudia la guerra como maners de decidir las diferencias entre las naciones, conde

na toda agresión bélica realizada contra la voluntad de los pueblos, aspira a vivir en pas con los demás Estados y a mantener con ellos relaciones y vinen los de cultura y comercio.

«El Estado enbano hace suyos los principios, for mas, prácticas y acuerdos del Derecho Internacional que, prependan a la solidaridad humana, al respeto a la voluntad de los pueblos, en la reciprocidad y entre los Estados y al fomento y garantias de la paz y de la civilización universales. Teda norma de dere cho Internacional que consagre estos principio, será incorporada al derecho positivo cabano».

Salón de Sesiones de la Convención Constituyen te, a veintidós de abril de 1940.

(Fdó). Juan Marinello: Esperanza Sánchez: Blas Eaca: Salvador García Agers: Romarica Cordero; César Vilar.

PAIDENTE (GRA SAN MARTIN): La enmienda se somete a discusión.

Sn. MARINELLO (JOHN): Pido la palabra, para defender la enmienda.

PROBABLEMENTE. ENTONCES (GRAU SAN MARTIN): Tiene la pa labra, por favor, señor Marinelle.

MARINKLAO (JOHN): Señor Presidente y señores delegados:

Muy brevemente, para defender la Enmienda pre sentada al Articulo del Dictamen de la Comisión Coordinadora.

Sospecho que muchos de los que me oyen habrán calificado ya este precepts, entre las que la densa ocurrencia del señor Guás Inclán ha llamado más de una vez, preceptos musicales, es decir, simples afirmaciones românticas, alejadas del carácter ju ridico, exigible que deben tener los preceptos de in Carta Fundamental.

o ervo, sin embargo, señor Presidente y señores Delegados, que se trata de una afirmación doctri nal de eniundia y de especial significado para una nación como la nuestra.

Cres que interesa mucho que los que se reunen. para dotar a su pueblo de organización adecuada al mejor desarrollo de los intereses legítimon, hagnu ma afirmación seria, enérgien, sobre el criterio que profesan en relación con el hecho de la guerra; no como lo hace el Artículo del Dictamen, diciendo que «Cuha, la representación de su pueblo, el Estade enbano, condena toda guerra como manera de deci dir las diferencias entre las naciones».

Hace un instante, leia yo las indicaciones que envía a esta Asamblea el Convencional Ferrara, im pedido de asistir a nuestros debates, y veía, con satisfacción lo digo, que el hace esa misma indien- ción a la Asamblea. lea. Estimo que no debe hablar sólo como lo hace el Dictamen, de la guerra de agresión; debe hablarse de toda guerra, debe ser una condena ción difinitiva y solemne del hecho mismo de la gue rra como de dirimir las diferencias humanas.

Pero, nûn hay otra cosa, sefiores Delegados. Yo agregaba; agregábamos, mejor dicho, los Repre

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sentantes todos de Unión Revoluzionaria Comunis ta, porque todos firman esta Enmienda, agregá- bamos que debía consignarse, condenamoa, además toda guerra y especialmente la agresión bélica rea lizada contra la voluntad de los pueblos. No es este extremo del precepto tampoco una afirmación ro mántica o ineficaz; creo que a los pueblos pequeños como el nuestro, les interesa afirmar este punto de su Constitución, ahi donde se consignan los criterios fundamentales sobre el Estado, sus caracteristicas. su organización y sus relaciones, al respeto a la vo luntad de los pueblos en toda oportunidad, pero mu cho más cuando contra esa esa voluntad se abate el po der, muchas veces veces incostrastable, de una fuer- za guerrera.

Debemos, compañeros Convencionales, mirar con valentía al porvenir; puede ocurrir, quizás ocurra en tiempo cercano, que quiera imponerse a Cuba la concurrencia a una guerra internacional cuyos ver daderos intereses estén muy distantes de los que im portan a nuestro pueblo,

Hay, pues, que decidir en un precepto lo general, el repudio a la guerra como institución, como so lución, y lo especifien, el repudio firme a toda agre sión realizada contra la voluntad de los pueblos, que en lo general y en lo particuar, la guerra…

ALVAREZ (AURELIO): ¿Me permite el señor Marinello, con la venia de la Presidencia?

Ha conocido la historia de la humanidad algún paeblo que haya sido agredido voluntariamente?

MARDILLO (JUAN): Agredido voluntaria mente no.
ALVARES (AURELJO): Si, porque S. 8. se re fiere a agresiones contra la voluntad de los puebics.

Sn. MARINELLO (JUAN): Digo yo, que condena-

mos, que debemos condenar, especialmente toda gue rra de agresión. ¿Qué cosa es una guerra de agre sión? Una guerra, elaro está, contra la voluntad de los pueblos; a eso precisamente me refiero, y no veo que haya contradicción, sino una perfecta identidad entre lo que digo y lo que parecen encerrar las pa- labras de la interrogación del Convencional señor contra. Alvarez,

ALVARKE (AURELIO): S. S. trata de justifi

car una contradicción en que realmente encuentra porque, por ejemplo, debe estar suponiendo que Ru- sia no agredió a Finlandia, sino que Finlandia qui an ser agredida.

MARINELLO (JUAN): El Convencional señor

Alvares, con un chiste, porque yo no creo, dada an capacida y competencia que pueda ser otra co sa que lo que acaba de expresar, confunde lamen tablemente criterios qjue son de una claridad me ridiana: los que se expresan en nuestra enmienda.

Decimos nosotros: Cuba repudia la guerra com modo de dirimir las contiendas internacionales. Y repudia la guerra de agresión, a eso me refiero, y claro está, que cuando hay una agresión tiene que producirse cotura la voluntad de los pueblos, por que las únicas guerras que no tienen ese carácter son las de independencia, que son guerras sagradas, guerras buenas, las únicas justificadas, Por ejem plo, a la que acaba de referirse hace un momento, de una manera acertadisima, el señor Alvarez: a la guerra magnífica, de heroicidad y de grandeza insuperables del pueblo español contra la agresión nazi-fascista y la traición interna. A ese tipo de guerra me refiero, y sabe que a ella me refiero el señor Alvares de la Vega.

Pero, vamos a seguir sustentando y en palabras brevisimas y finales lo que queda de la Enmienda de nuestro partido.

Decimos, en la ültima parte del precepto, que los principios prácticos y normas del Derecho Interna- einnal que propendan a la solidaridad humana, al respeto de la voluntad de los pueblos, a la recipro cidad entre los Estados y a la paz y la civilización universales.

Enfáticamente, del modo que interesa a un pue blo pequeño, debe decirse: no una referencia a la so- berania de los pueblos, que no es como sabe la ilus- tración de las Asamblea, exactamente lo mismo que voluntad popular, que es cosa más amplia, más in teresante una comunidad pequeña, euya voluntad. cierta es mil veces quebrantada.

Decimos que esos criterios internacionales, esas formas, esos principios y esas prácticas debe tener las come suyas el Estado Cubano, y agreganos, to mando en este punto, (muchos de los presentes lo saben), un extreme del Articu’s similar de la Cons titución de la República Española, que toda norma de ese tipo, de las que propenda a la solidaridad hu mana, al respecte de la voluntad de los pueblos, a las reciprocidades antre los estados, y al fundamento y garantía de toda civilización, sean incorporados por Cuba a sus derechos positivos,

Con ello queremos, desde luege, hacer eficaz un precepto que tiene en relación con Cuba una impor tancia innegable por circunstancias que no pueden oenltarse a la ilustrada atención de los señores Con- vencionales.

BRAVO ACORTA (ANTONIO): Pido la palabra en
PRESIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): El señor Mujal la pide a favor…

St. ZAVOIN (RAMÓN): Pido la palabra en contra.

Sa, Basyo AcoUTA (ANTONIO): Por mi parte toy dispuesto a renunciar a la petición que hice an tes, y estoy de acuerdo en que haga uso de la pala labra el señor Zaydin. rte es

PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Tiene la pa labra el señor Zaydin.
ZAYDIN (RAMÓN): Señor Presidente y seño res Delegados: He pedido la palabra en contra da la enmienda, para mantener, en cambio, el precepto del Dictamen tal y como está redactado.

Este precepto no es musical, Este precepto no es de aquellos que pueden considerarse desde un punto de vista abstracto, como inútiles en la Carta Cons- titucional. Al contrario, propende a trazar una

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orientación de principios a la política internacional de Cuba. Nuestro país ha vivido deude la proclama-y ción de la República sin una orientación definida en la política internacional. Nos han interesado más las cuestiones de nuestra politica interna y cons- tantemente hemos escuchado criticas y ataques tra la falta de una política internacional. Pero en los últimos años esta critica se ha acentuado, y se ha acentuado porque la política internacional, a través de la prensa y de la radio, ha llegado a difundirse en las capas todas de nuestra sociedad a orientarlas y a formar estado de conciencia y proyecciones so bre la inter-independencia económica y política de todos los estados de la ecmanidad internacional. Y pueblo pequeño el nuestro, pero situado ventajosa mente por la naturaleza frente a un gran continente, a la entrada de un canal que pone en comunicación das oceanos, y con ellon a tres partes del hemis ferio, hace que precisamente pueda aprovechar en política internacional, para bien de la economia cubana, y de la defensa de la integridad nacional, y de la conjunción de los valores de su riqueza na cional, esa situación topográfica, geográfica que el destino le ha dado, y que nosotros los hombres de Cuba, no hemos sabido aprovechar.

Y este precepto trata asi de sentar un principio dogmático que sirva de dirección, de guia a la po litica internacional de Cuba, y tiene y abarca varios acpectos; y por ello me van a permitir los señores De- legados que subraye cada uno, especial y particu larmente aquél en que el Dietamen difiere. El Die tamen hace esta declaración categórica y terminan te: repudia o condena la guerra ofensiva, la guerra de agresión. La enmienda, por el contrario, va más allá. La enmienda dice que Cuba repudia la que rra como manera de decidir las diferencias entre las naciones; eundens toda agresión realizada contra la integridad del pueblo. Y no es lo mismo: no hay pais en el mundo, no hay estado moderno que pue da condenar la guerra, la guerra asi en abstracto, porque no obstante todos los esfuerzos realizados a través de Conferencias Internacionales, de de Congre Internacionales, de Instituciones creadas por la Sociedad de las Naciones y por el Pan-Americanis mo para tanjar las cuestiones, discordias y diferen cias que surjan entre dos Estados de la comunidad internacional, por los medios pacifions, como son la conciliación y el arbitraje, no se ha logrado todavía contener ese movimiento de expansiones políticas que depende muchas veces de las razones económicas en que los pueblos se debaten y que los llevan a ve ces por el instituto natural de conservación, a olvi dar los sentimientos de la paz en busca de les re- cursos para satisfacer las demandas perentorias de sus ausias. Y en ese sentido no podemos condenar la guerra entre las naciones, ses, porque no es le mismo el con cepto de nación que de estado. Por eso el Dieta men dice «estado» y no «nación».

Nación era Cuba enando surgió con la Guerra de Independencia luebando por su emancipación. El Estado es una unidad, es la la sociedad organizada pe- Hticamente sobre una unidad geográfica, con una organización de poderes públicos que le dan per sonalidad jurídica en la comunidad internacional.

La nación no es eso. La nación es algo concreto abstracto a la vez: es una comunidad de hombres vinculados por factores, por caracteres, por psicolo- gía, por idioma, por historia, por ansia, por espe ranza de redención y condenar la guerra entre las na conciones, sería tanto como condenar a aquellos paises, a aquellos pueblos, a aquellas naciones que injusta mente, como hiciera Cuba una época, tienen el de- recho de apelar a las armas ai sus respectivos pue en que blos no tuvieran el sentido de darle independencia, con la dignidad que su conciencia, reclamaba. Asi no es posible que en una Constitución que fijar perfectamente el concep- palabras, podamos confundir el con- con el concepto de estado. , no es posible tampoco, que nos neguemos ni condenemos la guerra ermo manera otros de ventilar las diferencias con otras naciones, por nosotros tenemos to třenico de las eepto de nación Por otra parte que en otro precepto de este propio articulo habre- mos de acordar que sea el Parlamento cubano, que sea el Congreso cubano el que tenga la facuitad de acordar la declaración de guerra. Y es así, porque no obstante ser Cuba y tenerlo que ser, enemiga de la guerra, no sabemos si en determinadas dicuns- tancias, en defensa de la nacionalidad, en defensa de su territorio, en defensa de sus valores espiritua- soberanía nacional, tenga que apelar a las armas les, morales, sociales y económicos, en defensa de su porque una situación de diferencias controversias con otro país lleve a esa pecesidad. Y esa clase de guerra, de defensa, esaa guerras no son condenables especialmente cuando ellas son provocadas por los pueblos grandes a los puebles pequeños al tratar de imponer su voluntad por medio de la fuerza…

En cambio, el principio nuestro de declarar y con denar la guerra de agresión, es óso un principio mo ral de una poštica internacional cubana, defensiva de la integridad de la soberania nacional. Son es tas guerras de agresión que consisten en atacar a los pueblos débiles valiéndose de esa misma situa ción, atacada por los pueblos fuertes, son estos pue blos que necesitando ans materias primas se valen de todos sus recursos para con estos pueblos peque fios a fin de lograrlo. Son esas guerras imperialis ta que van hacia la anexión de esos pueblos ricos en materias primas que ellos necesitan para su indus trialización. Son aquellas fuerzas que las naciones fuertes tratan de controlar mediante las armas y vencer mediante las mismas armas. Y fronte a ello, señores Delegados, es necesario que nosotros deten gamos, que nosotros condenemos esa guerra, conde nemos la guerra de agresión, porque Cuba jamás, dentro de su poštica internacional habrá de ape lar a las armas para culminar en la expansiću te- rritorial, en contra de los intereses humanos y cionales de otro pueblo, porque sería tanto como nezarle al Parlamento cubano, representante de la soberanía nacional, en momentos y circunstancias de peligro el derecho a velar por la soberanía na- cional, por la integridad del territorio nacional, y por est articulo nosotros aparecemos violando lu constitución.

La otra parte es igual al Dictamen: «Cuba aspi

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ra a vivir en paz con los demás estados… (continúa leyendo).

El Estado Cubano, según el Dietamen que yo de fiendo persigue igualmente lo mismo cuando dice: (Lee)..

Yo creo, señores Delegados, que se debe rechazar Ia enmienda y aprobar el articulo, porque este define de una manera amplia y conceptua la política futura de Cuba, con una elaridad tal que no puede existir equivocación in errónea interpretación, lo cual suce deria si se aprobara la enmienda que ha sido presentada. SR. PRESMENTE (GRAU SAN MARTÍN): Tiene la pa labra el señor Mujal.

MUJAL ( Delegados: EUSEBIO): Señor Presidente y señores Voy a hablar en pro de la enmienda pro- puesta por el señor Marinello y otros Convencionales, sin que me preocupe en lo más minimo de donde pro- cede la moción, aino la intención que la misma encie Se nota, desde el primer momento, que únicamen te en el primer párrafo es donde hay diferencia que yo califico de fundamental. El señor Zaydis, primer orador en defender el Dietamen, ha querido señalar la necesidad de que Cuba condene la guerra de agre sión y la posibilidad de que Cuba, por tanto, no con- dene la guerra defensiva. No hay texto constitucional en el mundo, ni sentimiento humano que pueda obli- gar a un pueblo que no se defienda, y por tanta con- denar la guerra defensiva. Pero es que la palabra agre sión ha sido utilizada precisamente en sentido con- trario por otros pueblos, como el Japón contra China, que la ha invadido pretextando el temor de ser agre dido; usando el mismo procedimiento vemos a Alema nia invadiendo a pito, según ellos, la Checneslovaquia, agresión. Y para evitar, re- asi nos encontramos que de esta manera, el concepto de la guerra defen siva se ha transformado en la guerra de agresión,

Por tanto, la enmienda del señor Marinello, cuan do dice que se repudie la guerra como manera de de eidir la diferencia entre naciones, está velando para que se llegue a la intención de coordinar, mejor di cho, a una intención coordinadora, antes de llegar a una guerra defensiva, que sería el tipo de guerra en Ia cual estaríamos de acuerdo en que Cuba entrara.

Poro es que el señor Zaydin nos ha hablado de la Liga de las Naciones y de la Confederación Paname riesna como un recurso de varias naciones para evi. tar la guerra y que no ha podide evitar, y no la ha podido evitar, porque ambas entidades han estado al servicio de naciones interesadas, y que cuando les ha convenido a esas naciones, la guerra se ha deela rado o no se ha declarado. Cuando a Inglaterra le ha convenido lo ha hecho. Le ha impuesto sanciones a Italia en relación con la invasión de Abisinia, pero no ha sido nada más que una declaración teórica. El Pacto de Laval con Italia no ha sido nada más que una enestión de música de la Liga de las Naciones…

Sn. CASANOVA (JOSÉ MANUEL): Me permite una interrupción S. S. con la venia de la Presidencia

MUJAL (EUSEBIO): Con mucho gusto.

St. CABANOVA (JOSÉ MANUELL): Tanto Inglaterra como Francia, señor Mujal, declararon un bloqueo económico con sanciones contra Italia con consecuen- eias muy graves para la misma. No es una cuestión de música como dice S. 8., sino que surtió gran efeo- to y fué objeto de preocupación para Italia, que ca- si la lleva a la guerra.

MUJAL (EUSEBIO): Yo agradezco la aclaración del señor Casanova, pero más que nadie se lo debe agradecer la Liga de las Naciones, al tener en en Cuba tan magnífico defensor como el Convencional señor Casanova.

Pero nos encontramos que mientras Francia e In glaterra bloqueaban a Italia, los motores italianos se movían en Abisinia con el petróleo de esas mismas naciones. Y todos sabemos que ahora, últimamente. se intentó llevar a la América Latina a la guerra, ar gumentando que la zona extraterritorial sería de 300 millas. No obstante esto, cuando Inglaterra ha regis- trado a los barcos dentro de estas 300 millas, ha teni do a bien bien, por sus relaciones con los Estados Unidos y demás naciones aceptar esta teoría, que ha sido una provocación a la guer guerra, porque alargar este limite hasta las 300 millas, no ha sido otra cosa que provocar a la América Latina para que entrara en una guerra y Cuba no tiene nada que ganar en una situación de semejante, ni geográfica ni topográficamente, Cuba no tiene por qué depender de una serie de in tereses económicos, y que hombres jóvenes tengan que ser lanzados a la guerra para servir esos intereses ex- tranjeros que no tienen ninguna importancia con el panorama de la nación enbana, porque esta no seria más que servir intereses extraños que en nada afectari a nuestro pueblo.

Yo In sostengo, por tanto, de que la segunda parte de enmienda está absolutamente igual que el Dicta- men; donde hay una diferencia es en lo primero, co- mo precisamente al final de ese párrafo primero, que dice: condena toda agresión, etc. (lee)… Es one se va a realizar una agresión, como dice el convencional Alvares, contra Cuba por la voluntad de los propios cubanost No hay tal cosa. Cuando se baza una agre sión contra la voluntad de Cuba, a Cuba, ella por lo tanto, rechazará ens agresión, que así se condena expresamente, y ese Parlamento a que alude el se ñor Zaydin tendrá la facultad, si es que se quiere, a la vez patriótica y moral, de poderle declarar la gue- rra a quien viene a invadir nuestro suelo y no hará falta que el Parlamento declare la guerra, ya que nosotros fomaremos las armas, si es que las tenemos, para defender la integridad de nuestro suelo, sin ne cesidad de que el Parlamento tenga que declararla. y al ese Parlamento no se reuniera a pesar de ello, el pueblo de Cuba haría la ruerra. Entonces, todo aquí se basa en que si la palabra agresión fieure o no en el texto constitucional: es toda la cuestión y precisa- mente porque en esa palabra arresión se puede ocultar desirnios precisamente contrarios a los que nosotros queremos, por lo tanto, ni estimamos que sea conve niente para Cuba, que para defender intereses de afue- ra tengamos one entrar en una guerra y sólo lo ha remos para defendernos de una invasión extranjera, que es lo único práctico y no para servir intereses one nio responden a ningún criterio de ventajas económi eas para nuestro país y que si cuando nos dan aleu- na ventaja económica, es porque han tenido ventaias económicas extraordinarias,

Por estas razones y por otras one no se esenpan a los sefiores convencionales, por la comedia que hav en todo el mundo con esta nalabra de acresión, one las naciones menores, cuando son agredidas se dice

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que son las que agreden a las mayores, porque aqui se condena la guerra de invasión a otro país, porque quiere tratar de mantener a Cuba fuera de un con- flicto bélico co en en el cual no va a a ganar nada, ni modifi- car sus miseros salarios; pero, en cambio, muchos de los hombres jóvenes de Cuba morirán en esta pelea.

Por todo esto me proclamo defensor de la enmienda presentada y pido a la Convención que la apruebe, rechazando por r lo tanto, el art. 9 del Dietamen.

SR, PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Tiene la pa labra el señor Cortina.

CORTINA (José MANUEL): Sr. Presidente y se ñores Delegados: Mantengo el Dictamen como está Creo que es una redacción que, si no es perfecta, es casi perfecta, por lo adecuada que es a Cuba, a sus condiciones históricas peculiares y también al momen to político universal. por el señor Marine

En la Enmienda propuesta Ilo y sus compañeros en la firma de la proposición, se pide algo angelical. Es una especie de paloma blan ca, que sale del seno de sus optimistas corazones con ánimo de posarse en un mundo tranquilo y pacífico, que no existe. Se predica dulcemente, en los términos de sus conceptos, que no se acuda a ninguna guerra, y se ignora que ahora mismo hacen guerra de con- quista hasta las naciones que predican paz y socia lismo universal. Ea algo paradisiaco, que puede dis eutirse en la tierra prometida del Señor, pero que no tiene nada que ver con este oscuro mundo, de vio lentos contrastes y de rudos conflictos. Acaso podría tener justificación en uno de esos períodos raros en la Historia, en que la paz universal se ha mantenido largo tiempo. Ahora disuena, de un modo estridente, con la triste realidad que afronta la Humanidad. Estamos en un pavoroso momento de la Historia, en que Lloyd Geor- ge declaró en Inglaterra que parecía aquél en que se sienten los truenos y saendimientos de un enorme te rremoto, y no se sabe cómo quedarán los pueblos, los edificios y los territorios, cuando termine la conmo- elón,

Ahora hay un terremoto de ambiciones y de pug- nas gigantesens, cuya enorme fuerza destructora cam- biará las fronteras de los pueblos, el nombre de las naciones, los conceptos constitucionales de la convi vencia y los mapas políticos del mundo, de la propis manera que los terremotos de las primitivas edades desviaban el curso de los ríos, subina o bajaban las montañas y modificaban la fisonomía de la tierra hir viente.

En este momento, la Humanidad está bajo una reac ción que responde seguramente a fuerzas sociales y po tencias nuevas, creadas por la superpoblación del Universo erso y y sus necesidades. Hay una guerra de pro porciones tiránicas y en donde se va a definir una nueva filosofía de convivencia de los hombres, y aca- so después a crearse por reacción ese Super-Estado futuro, al que incumba dominar y anular las fuer zas de destrucción que, como veneno fatal, siempre se están produciendo en los subsuelos de las socieda- des y en la agitada conciencia de los hombres.

Ha caído rota en pedazos la Liga de las Naciones, que ha sido el primer gran ensayo de un nuevo tipo de superior humanidad y civilización; pero imperfee- to e incapaz de realizar sus fines, porque sus poderes coactivos han sido inferiores a las potencias que te- nía que encantar y disciplinar o reprimir.

Sin embargo, esa Liga de las Naciones, que teóri- camente avanzó tanto y que fué tan optimista, nun- ea condenó la guerra defensiva; nunca condenó la guerra de un modo absoluto. Se limitó siempre a con- denar la guerra de agresión; pero no toda elase de guerras, porque hay guerras que son tan necesarias como el respirar para vivir. No veo, señores, en qué podamos fundarnos nosotros para establecer ahora, en esta Antilla que calificaban los descubridores de «llave y antemural del Continente Americano», una cátedra de pacifimo sobrehumano, declarando a to dos los pueblos que nos enbrimos los ojos con las ma- nos para no ver lo que nos rodea, y que condenamos evangélicamente la guerra bajo todos sus aspectos, en todo momento y en todos los instantes,

La Doctrina de Monroe, en sus últimos tiempos, ha sido definida como una Doctrina continental de reci proca y solidaria defensa de todas las Naciones del Continente. Los Estados Unidos de Norte América la propusieron en esa forma en Buenos Aires, y así fué aceptada por todos. Sin este concepto, que robus. tece nuestro poder de defensa, pero también nuestra obligación, Cuba no podría estar segura de sa sobera- sia futura, frente a los cambios violentos y ambicio- sos que hoy se producen en Europa y que seguramen- te tendrán en repercusión en América.

En estas condiciones, no podemos presentarnos nosotros ante los demás pueblos del Continente, di- ciendo que que condenamos condenamos la la guerra bajo todos ens as pectos, incluvendo el defensivo, y que somos absolu tamente pacificos; one queremos las ventajas de la solidaridad en la defensa si se nos ataca, pero no queremos aportar nuestra parte de sacrificio, guerra ere, para defender de peligros el Continente y satiere,

Americano. 8. MUJAL (Esmo): (Me permite la palabra pa- ra una aclaración

CORTINA (José MANUEL): Con gusto.

SA PEDENTE (GRAU SAN MARTIN): Tiene la pa labra el señor Mujal,

MUJAL (Eusento): He oldo que usted hablaba de la Doctrina de Monroe, que era aceptada por todas las Naciones. No estoy realmente muy versado, easi en nads: pero mucho menos en cuestiones internacio- nales. Me parece recordar ane en todos los países en se ha aspirado a ser libre, en América, han con- denado a la Doctrina de Monroe como una frase in- tervencionalista del imperialismo americano, y nues Repúblies ha protestado contra tal doctrina, nue tra Sn. CORTINA (José MANUEL): Me complace mu cho haber sido al Convencional señor Mujal, v mucho más ane me hava tratado de ese aspecto histórico de la Doctrina de Monroe, que contestaré inmediatamen te. Yo tuve el honor de ir a la Conferencia de Bue- nos Aires, como Secretario de Estado y Presidente de in Delegación Cubana, y entre mis compañeros se en- contraba nuestro compañero, el Convencional señor

Ramón Zaydin. Cuando llegamos alli. In Doctrina de Monroe, aun- que había sido objeto de interpretaciones más o me nos fragmentarias, era todavía una Doctrina unilate ral. proclamada por los Estados Unidos, y por sus aplicaciones en el Continente, v especialmenta en la zona de la América Central, México y las Antillas, se

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consideraba como una política norteamericana sos pechosa y peligrosa, por sus elásticas interpretacio- nes

Estas condiciones de la Doctrina de Monroe la ha bian hecho objeto de criticas reiteradas y de ataques muy fuertes por parte de estadistas e internacionalis- tas prominentes de las Naciones Latino-Americanas, Es cierto que la Doctrina de Monroe tuvo, durante mucho tiempo, carácter unilateral. Esto ocurrió prin eipalmente cuando las Naciones suramericanas no se habían consolidado.

No obatante las criticas que podían hacerse a esta Doctrina , ella impidió, en una fecha en que la Amé rica era muy débil, que Europa reaccionara sobre esta reconquistara de nuevo las feraces tierras del Continente y volviera a hacer aqui una política co- lonial. Tuvo su época la Doctrina de Monroe, en la que tuvo que ser como fué, por las condiciones históri cas en que se produjo enmo valladar frente al lla mad Pacto de Familia enropeo. zona y

Después, esta Doctrina ha ido variando y adqui- riendo matices nuevos, de acuerdo con las necesida des históricas, y hay que incorporar esos nuevos as pectos del problema a la discusión del alcance y natu- raleza de la Doctrina de Monroe.

Los Delegados de todo el Continente, convocados por iniciativa del Presidente Roosevelt en Buenos Aires, discutimos esta declaración y la definimos y precisamos en esta forma, que ha desvanceido ya su primitivo concepto histórico y ha transformado la famosa declaración en un en un pacto de garantía mutual americana. Por virtud de esta interpretación y de finición del concepto, todas las Naciones americanas declararon y pactaron que una agresión hecha a enal- quiera de ellas, constituia una agresión a todo el Con- tinente, que nos obligaba a unirnos para rechazarla.

En virtud del Pacto de Buenos Aires, la Doctrina de Monroe ha pasado a ser un elemento fundamental para la defensa del Continente en cuanto a t toda agre sión del exterior, y también para eustodiar y defen der la independencia de enda una de las Naciones Americanas, no sólo frente a una agresión que viniera del exterior, sino tambión contra una agresión que vi niera del propio Continente.

A este respecto, me complace recordar a la Asam- blea que tuvimos el honor de gestionar, de una ma nera directa, como Presidente que fuimos de la Dele gación Cubana, el Pacto llamado de No Interven ción. Como es sabido, en la Conferencia de Montevi. deo, anterior a la de Buenos Aires, se acordó la lla- mada Declaración de los derechos y deberes de los Estados; pero en este documento los Estados Unidos de Norte América no definieron an actitud frente a la posible intervención de un pueblo del Continente en los asuntos interiores de otro, y especialmente hi cieron reservas sobre los pactos internacionales que existian entre Cuba y los Estados Unidos de Norte

América. Por el Protocolo de No Intervención a que me re- fiero, los Estados Unidos retiraron esas reservas y se pactó, de un modo expreso, por todas las Naciones del Continente, incluyendo los Estados Unidos de Norte América, que quedaba proscripto de la política del Continente el que ninguna nación de esa zona ale gue derecho ni necesidad de intervenir ni directa o in directamente, en los problemas interiores de ningún Estado Americano,

Se pacto igualmente que si esta intervención se pro- ducia, el pueblo agredido o intervenido tendría de- recho a convocar a consulta a todas las demás naciones del Continente, para defenderse e de la agresión y to mar las medidas que la evitaran, por la vía de conci liación y arbitraje.

He creido conveniente, como complemento de lo que he dieho sobre la Doctrina de Monroe, recordar este importante Tratado, en cuya formulación y acuerdo tuvimos una intervención personal y direc ta, porque para Cuba tiene extraordinaria traseenden- eia y fuê el complemento necesario a la abolición de la Enmienda Platt que acababa de hacerse. Con ese Tratado complementario quedó evitada y prohibida la politica de intervención que fué usada en otros paises antillanos y de la América Central que no tenían Enmienda Platt, y que, de mantener ce, también podía intentarse sobre Cuba, a pesar de la abolición de la Enmienda Platt.

Como puede observar la Asamblea y el Convencio- nal señor Mujal, en Buenos Aires se produjeron transformaciones en los principios políticos de in Doctrina de Monroe y sus derivaciones, que han eli minado los motivos de eritics a que se ha aludido anteriormente. Ahora la Doctrina de Monroe, con- vertida en Pacto Continental, es un esendo poderoso de defensa de la integridad de todo el Continente de la soberania de cada una de sus naciones. y

Aclarado el punto objeto de la interrupción que se me hiro, voy a completar mi pensamiento.

Nadie puede pensar que la guerra sea el mejor me- dio de dirimir las discordias entre los estados, ni tam- poco sostener que la deban desear ni usar los pueblos. No estoy pues, combatiendo las posibilidades finales de una tesis completamente pacifista. En el futuro del progreso estoy de acuerdo en que la humanidad pue algún día, sobre todo da llegar a la paz permanente algún día, enando tenga un organismo internacional o super-es- reprima y castigue la delincuencia de los desde estados No debe ser la guerra el medio de diri- mir las discordins entre los pueblos, pero no podemos avanzar tanto que rechacemos, en el estado actual del mundo, la guerra en todas sus formas y oportunidades. No podemos nosotros sentar princi pios tan radicales, sin separarnos de la realidad uni- versal. Además, no debemos producir a nuestro País la sensación de que no debe pensar jamás en la gue- rra, como un elemento de defensa,

Yo creo que Cuba, como nación, debe aspirar a ser una gran nación. No deseo que nuestro pueblo crea que en una Humanidad sacudida por terremotos pa sionales constantes, pueda vivir pacificamente siem- pre, cosechando enfña de azúcar a la sombra de las palmas y distribuyendo su producto tranquilamente en los mercados, como si no hubiera peligros y ase- chanzas mortales en el Mundo.

Pienso que un pueblo que no aspira a ser podero- so y grande, y que no está resuelto a defender su in- tegridad en todas las formas, es un pueblo anémico condenado al retroceso Quien se detiene, retrocede. Todo pueblo debe tener la pasión del poder, el ansia de ser grande e influyente, en un noble sentido de ci- vilización y convivencia. La Humanidad se engran-

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dece por la auma de capacidades de los pueblos que la componen. Si Cuba no tiene en la médula de su espiritu estos sentimientos, será una nación débil, egoista y materialista, de esa especie desposeida de de germen vital que explica el crecimiento y gran deza de los Estados, No se crea una Nación entre largas guerras y dificultades infinitas, como las que tuvo que veneer Cuba, para luego encerrarse en un humilde eireulo de timidos horizontes y vulgares ape-

titos Por otra parte, no debemos hablar tanto de paz. No debemos hacerlo en forma que nuestra juventud y nuestros hombres crean que en ningún caso tienen que empuñar las armas, incitar a la guerra:

No creo tampoco que debamos al contrario, Yo no propicio el espíritu guerrero, eruel y amoral, pero af el espíritu de defensa, que me lle- va a recomendar que todos los cubanos estén prepa rados, en todo tiempo, para arrostrar la muerte y pa ra defender la Patria con las armas en la mano, Yo desearía que en la Escuela Cubana, junto con las enseñanzas, se diera era instrucción militar gatoria a los jóvenes cubanos. Esta educación sería otras forma muy conveniente, por lo que tiene de disciplinante dignificadora del carácter, y además, por lo que im plica de ejercicio fisico, contribuiria a aumentar la robustes de los cubanos, Soy favorable, no sólo a la instrucción militar obli gatoria, sino al servicio militar obligatorio, como un elemento de defensa, como una forma de educación ciudadana y exaltadora del patriotiamo.

No voy a continuar tratando esto, porque entiendo que no es materia especial del debate, aunque he aprovechado la oportunidad para dejar sentado aqui mi criterio sobre la educación militar.

Creo que he demostrado que no hay necesidad de cambiar una sola linea del precepto que ha puesto la Comisión Coordinadora. El articulo disentido tiene amplitud generosa para significar que nuestro pue blo no quiere la guerra como medio de dirimir las diferencias entre los pueblos, pero no debemos hacer una condenación tan absoluta que implique que no aceptemos la guerra enando seamos objeto de una agresión. Debe quedar claramente significado que el cobano, frente a la agresión, está siempre dispuesto a la guerra. La Liga de las Naciones, como dije anteriormente, fné un organismo pacifista y, sin embargo, jamás con denó la guerra en un sentido absoluto, como aqui se ha propuesto, ¿Por qué hemos de pensar nosotros que todos los pueblos, en todos los tiempos, han de proteger! Es peligroso e imprudente ereer en un in ternacionalismo generoso, que no existe ni existirá en mucho tiempo,

Los pueblos bien constituidos, en primer término confian su defensa a su propio brazo, y se protegen con sus propias armas, su valor y su sacrificio. Pien- so que los cubanos deben mantenerse, en la vida de América, con fuerzas suficientes para hacerse respe tar y con un temperamento de lucha adecuado para saber defender su territorio y contribuir a la defen sa de la libertad del continente ai fuere necesario, Si este férreo y viril principio no hubiera existido antes entre nosotros, no seríamos libres. Nadie le hubiera regalado a los cubanos la nacionalidad, ni la bandera

CONVENCION CONSTITUYENTE

ni la independencia, en nombre de las cuales estamos reunidos aqui para revisar nuestra Constitución.

Vamos a leer el precepto que defendemos,

«Cuba condena la guerra de agresión…»

Esto significa que no nos aliaremos a la agresión y que no nos pondremos junto a los que tengan sólo brutales aspiraciones de poderio o pretendan realizar actos de pirateria internacional. lengan

Con este concepto queda fijado el criterio de Cu- ba para actuar en esas circunstancias,

Decimos dospuis: «aspira a vivir en paz…» Esto quiere decir que no deseamos la guerra como medio de dirimir las cuestiones entre los Estados,

Después agregamos: «y a mantener con las na- eions relaciones nacidas de vinculos de cultura y de gobierno». Con esto declaramos que no aspiramos a conquistar ni a atropellar a nadie, y que no nos su- maremos a ningún Estado para realizar esto,

Después se agrega: «El Estado Cubano hace su- you los principios y normas del Derecho Internacio nal». Los principios del Derecho Internacional son que las cuestiones entre los Estados se sometan a tadio y arbitraje, arbitraje, y que previamente, antes de ir a la guerra, se acuda a todos los medios de conciliación pacifista. Es decir, que decimos algo bastante pareel do a lo que se propone, en cuanto a la técnica del procedimiento, dado que procuraremos ajustarnos a las normas del Dereho Internacional fren a los con- flictos que el Estado Cubano pueda tener. Lo que no hacemos ni debemos hacer es declarar, de manera enfática y rotunda, que condenamos la guerra en to do caso, porque puede haber haber un momento en que la guerra sea sea vital para mantenimiento de la pendencia y de la noberania de los cubanos. inde-

Además, señores, un pueblo debe ser educado con sentimientos generocos, pero no se le debe debilitar el carácter. La Patria no es una dádiva afortunada del Destino, sino la resultante de la virilidad y ener zia del pueblo que la tiene, y nunca debemos decir nada que pueda significar a nuestro pueblo que la Patria se puede sostener a través de la historia sin saberia defender con todas las armas y en todos los

Yo creo que debe decirse a todo niño que la Patria es el recinto en donde un pueblo mantiene su historia, su dignidad y su felicidad. Debemos decirle que la Patria es la resultante acumulada de los sacrificios de muchas generaciones, pero que no la mereèen ni pueden tenerla los hombres que sólo deseen vivir tran- quilos y egoístas y que no tengan, en el fondo de su co- razón y de an conciencia, el propósito de sacrificarse y morir, si fuere necesario, por ella.

Kate concepto parece rude, pero es, sin embargo, ol eje de acero que explica la supervivencia de las na- ciones frente a la ambición de los demás pueblos. No han han sobrevivido nunca las naciones que no han te- nido esta voluntad de mantener heroicamente au sitio bajo el sol cuando ha llegado la tempestad.

Registrese In Historia y se verá que todo pueblo debilitado por doctrinas politicas materialistas. stas y ener vantes, ha desaparecido o ha sido dominado y sola- mente los que, en el momento preciso, tienen supremas energias espirituales, son los que han sobrevivido.

No hagamos en la Constitución declaración de un amor absurdo a la paz incondicional, porque esto se-

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rá un mortal naroótico espiritual que debilitará la energía y el patriotismo vigilante y combativo de los cubanos.

MARINELLO (JUAN): Pido la palabra, para re- ferirme brevemente a algo que ha dicho el compañero Cortina,

SA, PRESIDENTE (GRAY SAN MARTÍN): Tiene la pa- labra el señor Marinello,

MARINELLO (JUAN): Señor Presidente y seño- res Delegados: Yo me felicito, a pesar de reconocer lo urgido que estamos de realizar una obra rápida y eficaz, de que la Enmienda presentada por nuestro Partido al Dictamen, haya elevado tono debate. dándole la oportunidad de estimar en lo que valen, palabras por demás cultivadas, especializadas en pro- blemas de tanta insportancia como las que acabamos de escuchar; pero yo diría, con todo respeto, que esa elocnencia, que esa sabiduría, no eran del todo in- dispensables porque no se encontraban atacados en ninguna medida los principios que han querido de fender. Oyendo a los señores Zaydin y Cortina yo he caído e en una formulación infeliz: ha traicionado el pensamiento de Unión Revolucionaria Comunista. Veamoslo,

El señor Cortina decia, al comenzar su interven- cón, que la formulación del Dietamen de la Comisión. le parecía casi perfecta. Nosotros tuvimos la intención fracasada como se ve, de quitar el «Casi»; quisimos hacer una innovación fracasada, según parece, no por mal enfoque politico de la cuestión, sino vuelvo a de cir, por una expresión infelis. El señor Cortina decia: en el más alto terreno, en el orden de los principios, en el campo de lus descos más limpios, yo tengo que con- campo denar la guerra, como medio de dirimir las discordias entre las naciones»… pero la realidad de todos los dias me dice, que hay instantes en que las guerras con justas y por tanto plausibles, en modo alguno condenables. Eso, y no otra cosa, fué lo que quiso expresar la Enmienda de Unión Revolucionaria Co munista. Esa condenación desde lo alto, como postura filosófica, como criterio político, el más irreprochable que pueda expresarse en una Constitución, eso es lo que quisimos. La propia enmienda dice después, de la manera más enérgica que condenamos las guerras injustas; el que len con un poco de interés las cosas. tiene que reconocer que toda la sabiduría aquí expre sada por los compañeros, que han debatido en este problema está fuera de lugar, porque precisamente no estamos en desacuerdo, aino unidos en lo funda- mental.

Me refiero ahora a las consideraciones cultisimas del señor Zaydin: no quedaré indiferente ante una guerra de independencia, ante el caso, mil veces po sible, en que se repita la historia, del esfuerzo cubano por darle a la nación personalidad política.

Una expresión desacertada ha llegado al punto que el doctor Cortina nos ha querido calificar de pa- cifistas angelicales. Yo le diría al doctor Cortina que el que revisase brevemente, ligeramente, la acción de «Unión Revolucionaria Comunista» frente a los hechos del mundo, quizás tuviera que reconocer, en esto no hay vanidad, ni interés en quedar sobre nin- gún otro Partido, que en los últimos tiempos nin guna institución cubana cubana ha hecho esfuerzos mayores, ha puesto interés más hondo, para auxiliar a los que luchan en guerras justas, Yo puedo afirmarie por ha- ber estado con el esfuerzo minimo de mi presencia en la más hermosa guerra libertadora de nuestros tiem- pos, en la gran contienda española, yo puedo decir que no ha sido otra la actitud I de los Partidos Comu- nista del Mundo, freute a las guerras justas

Asi, pues, compañerus, estamos absolutamente de arnerds, Queremos que la guerra desaparezca, por que nosotros estimamos que la guerra no la produ- ee más que una organización social injusta que lleva en su entraña la agresión. Si estamos contra la orga- nización que la produce, tenemos que estar contra la guerra diferencias misma, como modo desdichado de dirimir tre Estados, entre grupos humanos, entre naciones, en- entre pueblos. Eso es lo que queríamos afirmar, pero como parediferir de ce que no estuvitans afortunados en este punto, y que nuestra expresión fué entendida de modo muy distin- to al que quisimos, rectificamos en lo formal nues tro criterio y proponemos que la parte primera era de la enmienda quede redactada asi: «Cuba propugna la resolución pacífica de la diferencia entre los pue condena seguirá el testo del Dictamen que a la guerra de agresión. De este modo no hay cohonestación de agresiones contra los pueblos, no hay indiferencia ante guerras justas. Se ve el in- terés del pueblo de Cuba de que llegue el ejalá pronto, en que una organización momento, social que no en su naturaleza opresión, permita a los hombres dirimir dons las cuestiones por los me dios pacíficas del Derecho Internacional. Hacia ese Derecho, hacia esas soluciones, debe propender todo pueblo pequeño que necesita más que otro pueblo de la fuerza de la justicia para defender sus intereses Igitimos. Si la enmienda se acepta de este modo, yo creo, compañeros, que está resuelto el equivoco, entendida rectamente nuestra opinión y cabal el tratamiento del problema. Ojalá la Constitución eubana, sea, en esto no casi perfecta, como decia el Convencional Corti- na, sino perfecta en la obra de recoger profunda pal- pitación de unestro pueblo, apasionado de la justicia y amante de la pax.

PARSIDENTE (GHAU SAN MARTIN): Se pone a votación la enmienda del señor Marinello.

Los que estén conformes con la misma se servirán levantar el brazo.

(La mayoría de los señores Convencionales no le- rantan el brazo).

Rechazada la enmienda.

Se pone a discusión el artículo del dictamen.

(Silencio).

Se pone a votación. ¿Se aprueba?

(Señales afirmativas).

Aprobado.

Se va a dar lectura a una enmienda adicional.

(El Oficial de Actas lee).

A LA CONVENCION CONSTITUYENTE

El Delegado que suscribe propuso oportunamente a la Asamblea que el Título Primero del Dictamen

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de la Sección de Organización Nacional, Ciudadania y Extranjería, fuera adicionado con dos preceptos que en seguida pasará a reproducir con ruego de que sean aprobados, adicionando el propio Título del Die tamen de la Comisión Coordinadora, redactados asi:

ARTICULO –La República de Cuba brinda y reconoce el derecho de asilo a los perseguidos po liticos, siempre que los acogidos a el respeten la so beranía y las leyes nacionales».

«ARTICULO-El Estado no autorizará la ex- tradición de reos de delitos políticos ni intentará ex- traditar a los cubanos reos de esos delitos que se re fugiaren en territorio extranjero».

Cuando conforme a la Constitución y las leyes pro- cediere la expulsión de un extranjero del territorio nacional, no se verificará hacia territorio del Estade que pueda reclamarlo».

Salón de Sesiones de la Convención Constituyente, en la Habana, a los dieciocho días del mes de abril de mil novecientos cuarenta,

(Fdo). Aurelio Alvarez.

PRESIDENTE (GRAD SAN MARTIN): A diseu- sión la enmienda.

SIA. BRAVO ACORTA (ANTONE)): Ruego a la Presi dencia ordene que se de lectura nuevamente a la enmienda.

(El Oficial de Actas da lectura nuevamente a la enmienda).

ZAYDIN (RAMÓN): Pido la palabra para una cuestión de orden.

SA, PAKSIDENTE (GRAU SAN MARTÍN): Tiene la pa labra el señor Zaydin.

ZAYDIN (RAMÓN): Sr. Presidente y señores De legados: La cuestión de orden es muy sencilla, Esta enmienda a mi juicio, corresponde a la parte de los Derechos Individuales. Precisamente recuerdo que al revisar la Comisión Coordinadora el dietamén de la Sección Correspondiente, encontró que hay algo re- lacionado con esta enmienda. Por consiguiente, yo ereo que la oportunidad de su tratamiento no es ésta.
CORTINA (José MANUEL): Apoyo la proposi- ción del señor Zaydin.

St. PRESIDENTE (GRAT SAN MARTIS) Está de acuerdo la Asamblea con la proposin del señor Zaydint

(Señales afirmativar).

Despierto,

ICHABO (FRANCISCO): Señor Pidente, propongo levantar la sesión para reunirse con nosotros mañana a las tres en punto.
MARINELLO (JUAN): Estimo que es buena esa hora de las tres de la tarde.
MUJAL (EUSEBIO): No vamos a tener tiempo de terminar. Creo que a las tres es lo mismo que a Ins cuatro. Si vamos a trabajar diariamente cuatro cinco horns, no vamos a terminar y tenemos que dar nos cuenta de la responsabilidad que tenemos, Si nos reunimos a las tres para estar siempre reunidos has ta las oncé o las doce, estaría con ello de acuerdo, pe- ro si es para que se suspenda la senin a las nueve, no éstoy conforme.

ORA HERNANDEZ DE LA BARCA (ALICIA): Pido la pa labra.

SA, PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Tiene la pa- labra la señora Alicia Hernández,

SRA. HERNÁNDEZ (ALICIA): Debemos continuar hasta terhiinar el diétamén de Ciudadanía y Extran- jerla, porque tengo entendido que al paso que vamos muy poen vanmos a avanzar, y si es que tenemos que aprobar robar a razón de 16 artículos por dia y terminamos en cuanto comienza la discusión, creo que vamos muy mal, y quiero decir en concreto que se continúe la sesión.

ALVARES (AUTO): Apoyo la proposición de la señora Alicia Hernández,
PRESIDENTE (GRAU SAN MARTIN): Se pone a votación la proposición del señor Ichaso de que se conceda un receso hasta mañana a las tres de la tar de. Le acuerda así la Asambleat

(Señales afirmativas).

Aprobado.

(Brawlor 8 y 50 P.M.)