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David Rockefeller asiste a cena con Fidel Castro

Fidel Castro y David Rockfeller

David Rockefeller and Fidel Castro Shaking Hands (Photo by © Wally McNamee/CORBIS/Corbis via Getty Images)

Arnaldo M. Fernández

El domingo 18 de febrero de 2001, David Rockefeller asiste a la cena con que Fidel Castro agasaja la delegación del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) de USA [1]. Rockefeller era el presidente de honor del CFR y con 19 banqueros, empresarios y exdiplomáticos americanos había pasado tres días en la Isla de Cuba pintoresca. La cena se extendió desde las diez y media de la noche hasta las cuatro y media de la madrugada con Castro hablando casi todo el tiempo de sus logros. Rockefeller quedó impresionado.

Llevaba 42 años sin ir a Cuba, luego de haberla visitado a menudo por las sucursales que allí tenía Chase Manhattan Bank. Todas se fueron a bolina el 17 de septiembre de 1960 por orden de Castro [2], quien el 6 de agosto se había llevado ya, en la golilla de la nacionalización, a la División de Cuba de Esso Standard Oil, S.A. Esta era una de las tantas compañías en que el complejo empresarial príncipe (1870) del clan Rockefeller [Standard Oil Co.] tuvo que dividirse hacia 1911 por fallo antimonopolio del Tribunal Supremo de USA [3]. Y eso que no tenía tanto control del mercado como ostentan hoy oligopolios como Facebook.

Doctrina Rockefeller

En alarde de conciliación entre el cuchillo y la herida, Rockefeller tomó partido por Castro al abordar el núcleo duro del diferendo Cuba-USA: “Nunca fui partidario del embargo. No me gustan los embargos en general y no puedo pensar en ninguno que haya sido exitoso (…) En el caso de Cuba quizá lo ayudó a él [Castro] a mantenerse en el poder. Los cubanos resienten el embargo, y tal vez por eso le dan un apoyo mayor”. Al resumir aquella visita, Rockefeller esbozó su noción del justo medio: Cuba tiene “un gobierno totalitario, básicamente socialista, que a mí no me genera muchas simpatías, pero creo que fue, en muchos sentidos, exitoso y que uno debe reconocer que hicieron cierta cantidad de cosas positivas”.

Castro había usado a Peggy Dulany, hija de Rockefeller, como back channel para avisarle a George Shultz, Secretario de Estado (1982-89) de la administración Reagan, que estaba dispuesto a resolver el conflicto en Angola y Namibia [4]. A su vez Peggy había volado a La Habana, a poco de venirse abajo la URSS, con expertos americanos en negocios y organización para asesorar a los cuadros castristas de las industrias básica y turística.

En octubre de 1995, Castro viajó a Nueva York por el aniversario 50 de Naciones Unidas. El domingo 22 largó ante la Asamblea General su discurso acaso más corto [ca. 500 palabras] antes de irse a cenar con y por invitación de Peggy. Al otro día atravesó un salón repleto de gobernantes y diplomáticos de casi todo el mundo para estrechar la mano de Rockefeller [Foto], quien comentó: “I must have shaken the hands of 50 people that day, but of course, the only picture that made it into the papers was the one with Castro”. Ambos se reunieron más tarde y Rockefeller contaría que, al sugerirle forjar relaciones constructivas con USA en virtud de que el mundo había cambiado, Castro repuso que “he’d think about it” [5].

Cruda coexistencia

A filo de la guerra civil en Angola, tropas interventoras cubanas custodiaron el perímetro de la principal base petrolera (Malongo) y otras instalaciones de la compañía Cabinda Gulf Oil (CGO), asociada al clan Rockefeller [6]. Junto con las fuerzas armadas del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), aquellas tropas habían invadido la región y sobrepujado al Frente para la Liberación del Enclave de Cabinda (FLEC) por la sencilla razón de que casi el 85% del crudo producido en Angola [157,770 barriles diarios en 1975] provenía de allí [7].

Tras instaurarse la Santoscracia —el régimen político definido por los caprichos del presidente José Eduardo dos Santos— en 1979, el respaldo de USA a la UNITA puso a CGO en posición delicada. El presidente Reagan llegó a presionar con que vendiera parte de sus acciones a la firma italiana Agip; sin embargo, CGO se mantuvo en sus trece porque gozaba tanto de la vigilancia y protección de las fuerzas interventoras cubanas como del privilegio de resolver las cosas a su antojo tan sólo llamando por teléfono a Dos Santos.

Tras sabotear UNITA una sección del oleoducto de CGO cerca de Chimbolo, el jefe sudafricano de un comando de acción y sabotaje fue capturado en el intento de volar los tanques de crudo en Malongo. CGO se había convertido ya en subsidiaria de Chevron y esta compañía matriz buscó resguardar aún más los perímetros de sus instalaciones. Se tendieron cercas de alambre de púas en circunvalaciones escalonadas y la misión militar cubana se encargó de minar los corredores entre las cercas, así como de reforzar las posiciones defensivas.

Castro aprovechó aquel intento de sabotaje para retorcer contra Washington su abrazo con el clan Rockefeller: “Lo curioso de todo esto [es] hasta dónde llega la hipocresía de Sudáfrica y del gobierno de Estados Unidos[: Para] afectar la economía de Angola, ¡planifican la voladura de importantes instalaciones petroleras de una empresa norteamericana!”

¿Estado 51?

Dizque en la cena de 1995 Castro se sentó entre el banquero Rockefeller y Dwayne Orville Andreas, presidente de Archer Daniels Midland (ADM), la mayor compañía del mundo en producción de alimentos. Andreas comentaría: “Hablamos mucho de negocios [con] alguien que sabe lo que está haciendo”. Hacia 1998 Andreas y Rockefeller integrarían el grupo de cabildeo Americanos por Comercio Humanitario con Cuba (AHTC).

Andreas recalcaba que “nuestro interés en Cuba es muy grande: su mercado de 11 millones de personas es muy importante, como [si fuera] otro estado de la Unión [Americana], el Estado 51 (…) Si el embargo se levantara, Cuba se convertiría en un país más democrático y más capitalista; sería una bendición para todo el mundo (…) Unos cuantos cubanoamericanos protestarían, pero la mayoría secretamente se alegraría”.

Coda

A los 101 años, Rockefeller falleció el 20 de marzo de 2017 por insuficiencia cardíaca; por insuficiente aceptación de su doctrina entre los demás militantes republicanos no prosperó que la única estrategia correcta para destruir a un enemigo es haciéndose amigo de él.

Notas

[1] El CFR es un think tank, con sede en Nueva York y oficina en Washington, que desde 1921 propicia que políticos, académicos y hombres de negocios elaboren para la Casa Blanca recomendaciones sobre política exterior y diserten al respecto en la revista Foreing Affairs.

[2] Ante la Comisión de Estados Unidos para el Arreglo de Reclamaciones en el Extranjero, Chase Manhattan Bank [hoy JP Morgan Chase] tiene certificada reclamación al Estado cubano por $7 461 468.00.

[3] Standard Oil Co. de New Jersey v. Estados Unidos, 221 US 1 (1911). La empresa sucesora de Esso [Exxon Mobil] fue la primera gran corporación estadounidense que demandó al amparo de la Ley Helms-Burton (1996) —el 2 de mayo de 2019— a entidades del Estado cubano [CUPET y CIMEX] por las expropiaciones de 1960.

[4] Castro explicó al presidente de Angola que había recurrido a Peggy porque la respuesta de Reagan a través de canales diplomáticos habría demorado meses e incluso, como sucedía a veces, podría no llegar jamás. La gestión fructificó con el acuerdo Cuba-Angola-Sudáfrica del 23 de diciembre de 1988 sobre la independencia de Namibia y la retirada de las tropas cubanas de Angola, que Washington alabó como solución de serio problema regional soviético-americano (“Angola/Namibia Accords”, Boletín del Departamento de Estado, febrero de 1989).

[5] “Last of the Big-Time Rockefellers”, New York Times, 10-12-1995, Section 3, patina 1.

[6] Vid.: Reed, Kristin: Crude existence: environment and the politics of oil in Northern Angola, University of California Press (2009), 49.

[7] Biro, Philippe: Petroleum Developments in Central and Southern Africa in 1975, American Association of Petroleum Geologists (1976).

Fuente

[1] Blogger18 de febrero de 2001: David Rockefeller asiste a la cena con Fidel Castro