Andrew S. Natsios
LA AGENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS PARA EL DESARROLLO INTERNACIONAL Y CUBA
Discurso pronunciado en Casa Bacardi
Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos
Universidad de Miami
11 de marzo de 2004
“La historia de toda sociedad ”, según la famosa declaración de Karl Marx, “es la historia de la lucha de clases”. Marx nos pretendía hacer creer que la historia no viene determinada por las ideas. Más bien, la historia vendría determinada por los intereses materials que dividen a las sociedades en clases: patricios y plebeyos, señores y siervos, capitalistas y proletarios; en una palabra, en opresor y oprimidos.
Para aquellos que nacieron en el siglo pasado – y sobrevivieron- esto es manifiestamente falso. El siglo pasado fue fundamentalmente un siglo de confrontaciones de ideas, no de lucha entre clases. Fue la historia de la democracia de libre mercado y su lucha contra las ideologías rivales de la izquierda y de la derecha: el Comunismo y el Nazismo. El primero había anunciado que seríamos “barridos al basurero de la historia”. El otro había declarado que el mundo caería bajo la dominación del “Reich” que duraría mil años. La democracia de libre mercado emergió triunfante de esos retos. Al final del siglo era aceptada casi universalmente como el único regimen legítimo, el modelo deseable para las zonas del mundo donde todavía no se ha conseguido plenamente.
Dije específicamente “casi universalmente”. Hay excepciones. En Corea del Norte, por supuesto, y entre los fundamentalistas medievales como el Talibán. Ellos y al-Qaeda nos recuerdan que todavía no hemos eliminado las amenazas terroristas ni los bárbaros medios que emplean para cumplir sus agendas. Y esto incluye a Fidel Castro.
A mitad del siglo, en la atmósfera de la Guerra Fría de los años cincuenta y sesenta, se colocó a la vanguardia de la revolución mundial. Al finalizar el siglo, éstos son sus acompañantes: Kim Jung II y los Mullahs talibanes. No hay líderes más reaccionarios y estrafalarios en el planeta.
Me gustaría enviar un mensaje a Castro. No del tipo que está acostumbrado a recibir, especialmente de parte de un funcionario del gobierno norteamericano. Le recomienda que vuelva a leer a su Marx, si es que no lo ha leído recientemente. Tal vez no lo ha leído nunca, como tantos académicos que se llaman a sí mismos marxistas. Entre otras cosas, lo refiero al comentario de Marx sobre el reino del Emperador Luis Napoleón.
Luis Napoleón llegó al poder mediante un golpe militar. Pero hacia el final de su largo reinado, el “torpe y vacilante” emperador no fue capaz de contener las fuerzas de cambio que se acumulaban bajo su gobierno tiránico. No tuvo ya la habilidad de negociar con los grupos descontentos y se vio obligado a dar “un golpe en miniatura cada día”. Llenó sus prisiones con periodistas, pero no pudo ahogar las voces disidentes.
Lo que los tiranos temen más es el ridículo. Y ocurre cuando la falta de conexión entre sus reclamos y la realidad resultan cómicamente claros para todos, menos tal vez para el tirano mismo. Las bromas hechas a costa suya pueden ser más destructivas que las expresiones de indignación pública y las protestas. Pero el tirano invita a las bromas con su vanidad y exageraciones. Marx habla de ciertas personas, como Luis Napoleón, que usurpan el scenario de la historia y no saben cuándo retirarse, antes de que todo tenga un fin caótico.
Refiero al señor Castro a las Tesis sobre Feuerbach, una de las más sucintas formulaciones del pensamiento marxista. “Los filósofos sólo han interpretado el mundo en varias formas”, afirma Marx, “de lo que se trata, sin embargo, es de cambiarlo”. Como materialista y revolucionario, Marx prefería la acción sobre las palabras. Castro, en cambio, prefiere las palabras -divagando y obnubilando la mente de los oyentes- mientras bloquea todas las fuerzas de cambio en la sociedad cubana. A principios de este año, los cubanos tuvieron que escuchar una arenga de cinco horas. El discurso era necesario para borrar los rumores de su declive físico. Pero solo sirvió para alentar rumores sobre un serio deterioro mental.
No es justo decir que nada ha cambiado en la Cuba de Castro. Las cosas han cambiado -decididamente para peor- y los cambios se han acelerado desde el final de la Unión Soviética, cuando Rusia dejó de mantener la línea de apoyo vital que prestaba a su colonia. Siguiendo la mente de Marx, propondríamos usar solo parámetros empíricos, sin hacer ningún comentario sobre la desmoralización y el yermo espiritual que la fallida revolución de Castro ha dejado como secuela. El declive puede ser medido desde el momento de su golpe militar hasta el presente. Puede también medirse contrastando los logros obtenidos en otros países de América Latina frente a Cuba, para poder evaluar las pérdidas cubanas durante este período. Debemos tener en cuenta que ambos tipos de estadísticas, a pesar de ser devastadoras para Castro, no reconocen entre las pérdidas las que se derivan de exiliar a la población más talentosa y emprendedora. Estas pérdidas son literalmente incalculables.
Esta misma gente ha convertido esta ciudad en una de las más vibrantes del hemisferio. Su continuo apego a su patria es la principal razón por la que el futuro de Cuba -una vez que el tirano desaparezca- es tan prometedor.
Todavía perdura el mito de que Cuba antes de Castro era social y económicamente atrasada. El hecho es que Cuba era un país relativamente avanzado, de acuerdo a los estándares latinoamericanos e incluso mundiales. Cuba antes de Castro ocupaba el tercer lugar en consumo alimentario per capita en América Latina. Hoy en día ocupa el ultimo o casi el ultimo lugar. Es el único país del mundo donde la producción de arroz es hoy más baja que hace cuarenta años.
En lo que se refiere a productos de consumo, la Cuba de Castro tiene hoy en día menos automóviles que en los años 50, y es el único país en latinoamérica en el que esto ocurre. El número de líneas telefónicas ha permanecido más o menos igual desde los años 50, aproximadamente 3 líneas telefónicas por cada 100 residentes. La propiedad per capita de aparatos de televisión ha disminuido considerablemente desde entonces, cuando Cuba ocupaba el quinto lugar en el mundo. Era el segundo país en Latinoamérica en cuanto a propiedad de radios; ahora se coloca escasamente en torno al promedio. Su tasa de desarrollo en energía eléctrica se ubica detrás de cualquier otro país de América Latina, excepto Haití.
Un vigoroso sector de comunicaciones ha sido diezmado con la pérdida de más de cuarenta peródicos de emisión diaria. También ha habido pérdidas notorias en cuando al número de estaciones de televisión y radio que operaban en el país en los años 50.
Se supone que el desempleo no existe en el paraíso comunista de los trabajadores, pero cálculos fiables establecen la tasa de desempleo en Cuba con cifras de dos dígitos. Y muchos de los empleados realizan trabajos superfluos, creados para darles ocupación Un etudio realizado por la Universidad de Miami afirma que el 94% de los trabajadores de la industria azucarera fueron despedidos en el año 2002. Miles de trabajadores en la agricultura ese año trabajaron medio tiempo.
La médula del asunto es que el régimen de Castro se sostiene con apoyo exterior, a través de las remesas y del turismo. Por sí mismo es incapaz de generar los medios necesarios para la mera subsistencia. En otras palabras, este régimen comunista sobrevive gracias al suplemento de ingreso y de tiempo libre que los países capitalistas generan. La Cuba de Castro está en bancarrota moral, política y económica.
Algunos objetarán que debemos reconocer lo que merece alabanza. Invariablemente citan las tasas de alfabetismo y los servicios de salud como hitos en los logros de la revolución castrista. Cuba tiene una tasa de alfabetismo de más del 90%. Pero es ese el caso de otros ocho países latinoamericanos, cuatro de los cuales tenían, en los años 50, tasas más bajas que la de Cuba en ese momento. Castro presume de la disponibilidad de cuidado de la salud y atención dental. Pero debe tenerse en cuenta que el número de médicos que había en Cuba en 1957 por cada 100,000 habitantes era similar al de Holanda, y mayor que el de Gran Bretaña y Finlandia en aquel momento.
Es precisamente cuando reconocemos estos “logros” cuando captamos el character orwelliano del régimen de Castro. Efectivamente, esta nación altamente alfabetizada no tiene nada que leer. Los materiales de lectura han sido eliminados de los anaqueles. Se mantiene a los periodistas con la rienda corta. Y donde existen computadoras, se guardan celosamente.
La FAO calcula que el 13% de la población cubana padecía de malnutrición crónica en el período 1998-2000. La región oriental de Cuba se ve afectada significativamente por la malnutrición. Condiciones cercanas a la hambruna se han reportado esporádicamente en otras áreas. En ultimo término, la salud de una nación no se mide por el número de médicos y de clínicas. Cuba necesita agricultures y técnicas de cultivo más que lo que necesita otra promoción de medicos recién graduados, muchos de los cuales son enviados al extranjero, en un esfuerzo inútil para extender la influencia de Castro.
Esto puede considerarse una regresión en relación a los años 70, cuando Castro exportó sus ejércitos al Africa. El ejercicio de este “poder suave” sera sin duda tan inútil como su ejercicio del “poder duro” de ayer.
La situación de sector agrícola del país es realmente catastrófico, aunque cuenta con algunas de las tierras más fértiles del mundo y una de las temporadas productivas más largas. La experiencia de Cuba en este sentido es consistente con la de todos los regímenes marxistas o de corte marxista, tal como se pone en evidencia hoy en el asalto de Mugabe a Zimbabwe.
Marx ataca las elecciones, el sufragio universal, la competencia entre partidos y los plazos de gobierno establecidos, como parte de la elaborada maquinaria de las políticas capitalistas. Después de casi cincuenta años de represión, exilios forzados, y refugiados, nos veríamos apurados para encontrar algunos capitalistas en la Cuba de Castro. Seguramente que no habría que temer una contrarrevolución capitalista si se abriera el país a las elecciones. El miedo real de Castro es a un repudio mayoritario de su régimen.
Al oponerse a las elecciones, Castro actúa en forma consistente con la doctrina marxista. El Partido tiene un monopolio sobre la verdad. Para Castro, no debe ponerse a prueba la verdad, permitiendo que los ciudadanos cubanos voten. Pero las “verdades” proclamadas por Castro han sido desacreditadas. El siglo veinte nos enseña que también han sido repudiadas en el tribunal de la historia, el único que los marxistas tendrán que reconocer.
A fin de cuentas, la única cosa que queda al pueblo cubano de la revolución de Castro son sus discursos. Podemos asumir con seguridad que estos “testimonios” del pensamiento de Castro serán ignorados por las futuras generaciones, tal como los de Stalin y Mao lo son hoy, excepto para algún que otro psicólogo o psiquiatra que parece mejor preparado para sondearlos. Desafortunadamente, el pueblo no puede comer los discursos de Castro.
Se opone a las elecciones, no para “salvar la revolución” sino para salvarse a sí mismo; seguramente de la suerte de Daniel Ortega, y en último extreme para salvar su propio pellejo. Esto explica la reacción ante Osvaldo Payá y la recogida de firmas del Proyecto Varela. En la Cuba de Castro, y esto debe conocerse, la prisión espera a quienes piden elecciones, aún cuando estén siguiendo la letra de las leyes cubanas.
Fidel Castro nunca fue un revolucionario. Es un tiranuelo, que usa el marxismo y el anti-americanismo en maneras fáciles y obvias para tratar de legitimizarse tanto él como su régimen opresor.
Es típico de los gobernantes totalitaristas buscar un chivo expiatorio. El ha empleado “Estados Unidos” y “sanciones” hasta la saciedad para este fin. Lo reto a que dé un discurso en el que mencione los verdaderos y reales problemas que la población cubana enfrenta, sin introducer estas referencias. Si acepta el reto, su discurso será notoriamente breve. Por lo menos podría yo lograr este alivio para el pueblo cubano que se ve forzado a oírlo.
Ha habido siempre algo vagamente “medieval” en la doctrina marxista, cuando reclama para sí el monopolio de la verdad. El mismo reclamo se escucha hoy de los Talibanes. El viejo revolucionario de ayer y los reaccionarios de hoy pueden tener más en común de lo que parece a primera vista. También los segundos temen las elecciones y recurren a la fuerza represiva para apoyar sus “verdades”. Y existe ciertamente algo “medieval”, si no tribal, en la forma de sucesión adoptada por Castro. Al ungir a Raúl, la fragilidad de su “revolución” debe ser aparente para el mismo Castro. Esta es una revolución que puede pervivir únicamente regresando a la noción pre-moderna de continuidad basada en linajes de sangre.
Los regímenes marxistas del siglo XX se basaban en un tipo de pacto social. Si el pueblo rendía su libertad, los gobernantes les darían alimento y protección –seguridad “de la cuna a la tumba”. Esto es realmente un “trato corrupto”.
Los cubanos han sido forzados a aceptarlo a punta de pistola. Y el Camarada Castro, igual que los “compañeros de viaje” antes que él, ha demostrado que no es capaz de cumplir su parte del trato.
En ausencia de toda legitimidad, recurre a la fuerza. Esto explica la larga lista de prisioneros politicos, compilada por el Departamento de Estado y por grupos de Derechos Humanos, que contienen actualmente cientos de nombres. Están cumpliendo condenas draconianas por ejercitar unos derechos que son communes en el resto de la region, derechos declarados por la Carta de las Naciones Unidas, de la cual Cuba es signataria. Ha vuelto a instituir las ejecuciones sumarias, incluso a costa de comprometer lo que queda de opinión pública favorable fuera de Cuba.
Fidel no fue nunca un revolucionario y sus reclamos de ser un marxista son claramente ridículos, y ya no se sostienen. Reconocerlo como el tirano que es, constituye la primera tarea para dejar atrás la era de Castro, y construir el futuro que los cubanos merecen. Muchos aquí presentes pudieron conocer el verdadero carácter de este tirano por experiencia propia. Son trágicos testigos de la verdad sobre Castro, que está siendo aceptada hoy tanto dentro como fuera de Cuba, y cada vez más las democracias europeas se ven sorprendidas por los abusos de derechos humanos de su régimen represivo.
Entonces, ¿qué habrá que hacer con Fidel Castro?, para parafrasear el famoso libro de Lenin. La edad y la debilidad seguirán su curso, lo cual asegura que una transición tendrá lugar en Cuba en un futuro no muy distante, ya que todos nosotros somos mortales, incluso Fidel Castro. La Madre Naturaleza se asegurará de que nos libremos de él. El desarrollo de las políticas hacia Cuba del Presidente Bush para preparar esta transición se basa en tres estrategias:
En primer lugar, el Presidente Bush ha afirmado que los Estados Unidos no impondrá cambios en Cuba. El cambio debe venir de adentro, de los propios cubanos.
Segundo, los Estados Unidos a través de la USAID se preparará desde ahora para el cambio ofreciendo apoyo a activistas de derechos humanos cubanos y a la naciente sociedad civil en Cuba formada en parte por ONGs, tan importantes para una sociedad democrática; dando voz a los periodistas independientes de Cuba, defendiendo los derechos de los trabajadores cubanos, y proporcionando información al pueblo cubano sobre el mundo exterior.
En tercer lugar, el Departamento de Estado y la USAID trabajarán ahora un plan de Transición a través de la Comisión Presidencial para la Asistencia a uan Cuba Libre, nombrada por el Presidente Bush y dirigida por el Secretario Powell.
Ya hemos hecho progresos para operativizar la tercera estrategia, a través de nuestro programa de donaciones:
Durante los 12 meses pasados, a pesar de la activa oposición del régimen de Castro,
-Los donatarios de USAID han proporcionado más de 2,500 radios de onda corta, baterías recargables y recargadores de baterías al pueblo cubano. Esto se añade a los 10,000 radios que ya habíamos proporcionado.
Con esos radios los cubanos pueden oír a Radio Martí, la BBC, Radio-Netherlands y otras emisiones internacionales, o al gobierno cubano si lo desean.
-Durante el pasado año, nuestros donatarios han proporcionado más de 85,000 libros, video cassettes y otros materiales informativos a las bibliotecas independientes de Cuba y a otras organizaciones independientes.
-Continuamos mandando más de 80,000 boletines informativos cada mes a ciudadanos cubanos en toda la isla, usando distintos medios de distribución.
-Y este año pasado, los donatarios también llevaron más de 70,000 libras de alimentos y medicinas a las familias de prisioneros politicos en Cuba y a otras víctimas de la represión castrista.
-Como es sabido por ustedes, la USAID ha sido durante largo tiempo un sólido patrocinador del planeamiento para la transición en Cuba, a través de donaciones a Rutgers University, al Consejo Empresarial de Estados Unidos y Cuba, la Fundación Internacional para Sistemas Electorales, y el Proyecto sobre la Transición en Cuba aquí en la Universidad de Miami. La USAID es también un participante activo en la nueva Comisión Presidencial para Asistencia a una Cuba Libre.
Yo soy miembro pleno del grupo de base de la Comisión, dirigida por mi jefe, el Secretario de Estado Colin Powell. El Administrador Asistente de la USAID dirige el Grupo de Trabajo para el Establecimiento de Instituciones Democráticas, Respeto por los Derechos Humanos, Estado de Derecho, Justicia y Reconciliación Nacional, y el Director de la USAID para Cuba, David Mutchler, es miembro de los cinco grupos de trabajo de la Comisión.
Esto me lleva a hablarles sobre lo que la USAID va a hacer durante el resto de este año y en el futuro previsible:
– En primer lugar, vamos a contribuir para lograr que el trabajo de la Comisión Presidencial sea un éxito. La primera tarea de la Comisión es encontrar maneras para acelerar la transición. Aquí es donde se enfoca la mayor parte del programa de USAID. Pero también queremos hacer contribuciones significativas al planeamiento de la transición, para asegurarnos que el gobierno de los Estados Unidos está listo con planes concretos para apoyar un gobierno de transición post-Castro en Cuba.
– La USAID ha comprometido más fondos que nunca al Programa de Cuba: siete millones de dólares. Los fondos para el programa han alcanzado un promedio de 4 millones de dólares anuales durante los últimos siete años.
– Segundo, vamos a emplear cada vez más los concursos formales para seleccionar y conceder donaciones. Por ejemplo, en diciembre el Programa de Cuba de USAID publicó en Internet una solicitud formal de aplicación para fondos. La última fecha para presentarlos es el próximo lunes, 15 de marzo. Un Comité del gobierno norteamericano, presidido por la USAID, revisará las propuestas y las evaluará para su aprobación final. Haremos varias donaciones nuevas, como resultado. Este tipo de obtención de fondos competitivos le da a cada Universidad norteamericana y organización no-gubernamental la misma oportunidad para ser considerado para recibir fondos de la USAID.
– Tercero, vamos a otorgar mediante concurso un contrato para realizar una evaluación comprehensiva del trabajo del Programa de Cuba de la USAID y de sus donatarios durante el plazo que va a partir de la última evaluación, completada en el año 2000. Pueden bajar de nuestro sitio web (www.usaid.gov) el informe completo de la evaluación que PricewaterhouseCoopers llevó a cabo hace cuatro años.
Señor Castro, el deseo de libertad no puede ser extinguido. A las fuerzas represivas en el régimen de Castro, que detengan los abusos a los derechos humanos -su día de rendir cuentas se acerca y tendrán que hacerlo al pueblo cubano. Al pueblo de Cuba, que esperamos el día feliz en el que Castro y su régimen hayan desaparecido y cuando todos los cubanos sean libres.
Nota Biográfica
Andrew S. Natsios prestó juramento el 1ro de mayo de 2001 como Administrador de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). USAID ha sido, durante más de 40 años, el organismo gubernamental líder de los Estados Unidos en la provision de asistencia económica y humanitaria a países en transición y desarrollo.
El Presidente George W. Bush lo ha designado también Coordinador Especial para Asistencia Internacional de Desastres y Coordinador Especial de Asistencia Humanitaria para el Sudán.
Desde 1989 a 1991, el señor Natsios se desempeñó anteriormente en USAID como Director de la Oficina de Asistencia Internacional de Desastres y desde 1991 hasta enero de 1993 como Sub-Administrador del Departamento de Asistencia Alimentaria y Humanitaria (ahora el Departamento de Democracia, Conflictos y Asistencia Humanitaria).
Antes de asumir su nuevo cargo, el Sr. Natsios fue Presidente del Directorio y Director Ejecutivo Principal (CEO) de la “Massachusetts Turnpike Authority” desde abril del 2000 hasta mayo del 2001 y tuvo a su cargo la dirección de la Gran Excavación, la mayor obra pública en la historia de los Estados Unidos. Antes de ello fue Secretario de Administración y Finanzas del Estado de Massachusetts, desde marzo de 1999 hasta abril del 2000. Entre 1993 y 1998, el Sr. Natsios fue Vicepresidente de World Vision U.S. De 1987 a 1989 fue Director Ejecutivo de la Northeast Public Power Association en Milford, Massachusetts.
Andrew Natsios se desempeñó en la Cámara de Representantes de Massachusetts desde 1975 a 1987 y fue elegido legislador del año por la “Massachusetts Municipal Association” (Asociación Municipal de Massachusetts) (1978), la “Massachusetts Association of School Committees” (Asociación de Juntas Escolares de Massachusetts) (1986) y la “Citizens for Limited Taxation” (Ciudadanos por la Tributación Limitada) (1986). Fue también Presidente del Directorio del “Massachusetts Republican State Committee” (Comité Republicano del Estado de Massachusetts) durante siete años.
El Sr. Natsios se graduó en la Universidad de Georgetown y en la Facultad de Administración Pública Kennedy, de la Universidad de Harvard, donde obtuvo la maestría en administración pública.
El señor Natsios es autor de numerosos artículos sobre política exterior y emergencias humanitarias, así como también de dos libros: “U.S. Foreign Policy and the Four Horsemen of the Apocalypse” (Política Exterior de los Estados Unidos y los Cuatro Jinetes del Apocalipsis) (Center for Strategic and International Studies, 1997), y “The Great North Korean Famine” (La Gran Hambruna de Corea del Norte) (U.S. Institute of Peace, 2001).
Luego de servir durante 23 años en la Reserva del Ejército de los Estados Unidos, el señor Natsios pasó a retiro en 1995 con el rango de Teniente Coronel. Es un veterano de la Guerra del Golfo.
Natural de Holliston, Massachusetts, Andrew Natsios y su esposa Elizabeth tienen tres hijos, Emily, Alexander y Philip.
Fuente:
https://web.archive.org/web/20070609140712/http:/ctp.iccas.miami.edu/spn/ANatsiosSPA.htm